PSICOLOGíA › EL PASO DE LA NIñEZ A LA PUBERTAD, LAS IMáGENES Y EL CUERPO EN ERINDA
El psicoanalista Alejandro Daumas, de EOL y AMP, estará el
sábado 31 en la jornada para sobre "el niño y el púber".
Se trata de arreglárselas "de otra manera con el cuerpo".
› Por José Manuel Ramírez*
A propósito de la Jornada "El niño y el púber. Su cuerpo y las imágenes", del Espacio Rosarino de Investigación del Niño en el Discurso Analítico, ERINDA, que se realizará el próximo sábado 31, el psicoanalista de Buenos Aires Alejandro Daumas, de la EOL y de la AMP, invitado especial de sus organizadores para hablar sobre la niñez y la pubertad, conversó con Rosario/12.
--¿Qué diría del paso de la niñez a la pubertad?
--El paso de la niñez a la pubertad es un paso decisivo, paso que la Jornada del Erinda pondrá al trabajo. Ya que efectivamente se trata de arreglárselas de otra manera con el cuerpo, con las imágenes del cuerpo y también con la proliferación de imágenes sobre el cuerpo que descentran puntos de identificación y pluralizan sus usos. La pubertad es una prueba del cuerpo en el cual se extiende su uso ya no para mostrar aptitudes físicas o modos de darse a ver sino que esos modos y esas aptitudes chocan con un empuje pulsional donde la metáfora de la pubertad es consagrar la sustitución de la infancia por la edad adulta. Ese corte es instante donde se instala cierto balbuceo, un tiempo de comprender aquello que llamamos adolescencia, como dice Jaques Alain Miller en el prólogo al libro de Damasia Amadeo, El adolescente actual.
Ubicar los modos de pasaje, las formas en que se habla de una anticipación de la pubertad incluso de las maneras en que comienza a tejerse la diferencia sexual y sus encrucijadas; es "un tiempo fundamental en la experiencia del sujeto" para que en cada uno se ponga en juego la relación que mantendrá con el amor, el goce y el deseo a través de su síntoma.
-¿Cuál es la diferencia en cuanto al cuerpo en la percepción del niño y del púber?
--Un poco continúa a la pregunta anterior, y diré que tal vez es la percepción del cuerpo y sus maneras de habitarlo en la infancia, que moldearán de manera distinta para cada sujeto cómo responder a esas "sensaciones" nuevas, cómo su modo de percibir el cuerpo en la infancia, los restos de esas percepciones y hasta lo que se haya hecho síntoma será la manera en que esa percepción nueva pondrá en juego otra vez cómo se las arregló para sobrellevar su infancia.
--El púber, como intermedio entre el niño y la adolescencia, ¿En qué momento de su construcción subjetiva está?
--Pienso a la constitución subjetiva siguiendo la enseñanza de Lacan a través de las operaciones de alienación y separación, también me permito referir a Jaques Alain Miller, quien ha dilucidado la relación entre estructura y desarrollo, poniendo el acento que la constitución subjetiva es un tránsito en que se ponen en juego las relaciones del sujeto con el deseo y el goce del otro, tránsito donde la pubertad es una marca y la adolescencia un tiempo de comprender.
-Importante decir una palabras sobre la diferencia entre una niña y un niño, y entre la pubertad para una niña y para un niño. Es decir, ¿Cómo se vive lo femenino y lo masculino en uno y en otro, en una época como la actual?
--No hay duda de que hay una disimetría entre hombres y mujeres, esta disimetría de los sexos también se pone en juego en las "pubertades", y desde la antigüedad es algo que se ha marcado con los distintos ritos, para los niños iniciación y a las niñas protección, encierro, ya que su paso ponía más en juego la maternidad que el paso a la femineidad.
Es una diferencia. También podemos pensar el uso de los semblantes, las maneras que los semblantes van cambiando, las maneras en que aquello que llamábamos el "tipo ideal del sexo", es propio de la época del ideal. Tal vez como se vive lo masculino y lo femenino en nuestra época esté relacionado con ello como arreglárselas con el tipo ideal, y que consecuencias podríamos extraer de lo que llamamos "feminización del mundo", qué virtudes y dificultades de ello toma la constitución subjetiva.
--Miller dice en su texto En dirección a la adolescencia que ésta es una construcción ¿Qué opina sobre eso?
--Sí, la adolescencia ha sido una construcción social, tanto la sociología como la psicología han tratado de nombrarla de múltiples maneras, "transición", "puente", "crisis", todos sentidos segregativos. Cabe también decir que está en construcción también ya que el niño y el joven son los sujetos contemporáneos por excelencia, ¡a cada época su joven!
-Además, en ese mismo texto habla de que el saber que antes trasmitían los adultos, los padres, los maestros, ahora los niños y los jóvenes lo tienen a mano en las tablets, celulares, smartphones, etc. ¿Cómo ve esa incidencia?
--No hay duda que hay una incidencia de todo lo que llamamos soportes digitales en la transmisión de información, que en ocasiones se articulan como un saber para los jóvenes. Estos "aparatos" posibilitan un acceso rápido, fugaz y múltiple de muchos vectores de información. Esa es la manera que tienen hoy de pluralizar un saber que descentran de la transmisión de los adultos, lo que trae aparejado una desautorización bastante regular de las figuras tradicionales que encarnaban la relación entre saber y generaciones. Su incidencia no es de por sí negativa, me parece que se trata de cómo construir con ellos una nueva manera en las formas en que el saber se dispensa. Como tratar de prodigar un buen uso, un uso diré hasta "sintomático" que permita crear comunidades de experiencia, digamos que hagan lazos.
Ya que por otra parte sabemos que el síntoma social en que se sumergen el joven y el niño, cuyo modo de relación al mundo está mediado por el objeto gadget, lo clava a un goce autista. Toda época tiene sus enfermedades emblemáticas; en ésta, tanto el ser humano como la sociedad se transforman en una máquina de rendimiento autista... Y tal como Hardt y Negri señalan: "El socio deja paso al solo. Lo que caracteriza la actual constitución social no es la multitud, sino más bien la soledad". Esa soledad sin recurso al otro es donde se coagula tanto la no dirección al otro por el saber como el encierro del propio cuerpo.
*Coordinación Psicología en Rosario/12
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