Jue 03.12.2015
rosario

PSICOLOGíA › SENTIMIENTO DE IRREALIDAD TRAS LOS ATENTADOS

Caminos posibles después de París

› Por Sergio Zabalza*

Los recientes y demenciales atentados que dejaron más de un centenar de muertos en París forman parte del largo conflicto político, religioso y racial que, casi a diario, cobra decenas de vidas en Medio Oriente. Es probable que en las principales urbes de Occidente el miedo se exacerbe de manera exponencial, con el solo resultado de incrementar el individualismo, el encierro, la desconfianza y el recelo hacia el semejante.

No en vano, tras los atentados de principios de año en la redacción del semanario Charlie Hebdó, el psicoanalista francés Jacques Alain Miller reflexionaba: "Sí, queremos ser vigilados, escuchados, espiados, si la vida tiene que ser a ese precio. Abalanzarse a la servidumbre voluntaria. ¿Qué digo voluntaria? Deseada, reivindicada, exigida. Houellebecq [escritor que vaticinó una guerra civil religiosa en Francia] tiene razón en este punto: la tendencia, hoy, contrariamente a las apariencias, no es la resistencia sino la sumisión".

En este contexto, se hace interesante repasar las elogiosas consideraciones que Jacques Lacan vertía en su escrito sobre la actuación de la psiquiatría inglesa en tiempos de la segunda guerra. Tras destacar "el sentimiento de irrealidad bajo el cual la colectividad de los franceses" había vivido aquel conflicto bélico, el texto resalta "la disolución verdaderamente aterradora" del estatuto moral del grupo. Psiquiatras como Wilfred Bion, en cambio, supieron apelar a la responsabilidad colectiva para ir más allá de las arcaicas defensas que dejan aislado al individuo. Por ejemplo, al comentar el tratamiento con grupos en un hospital británico, Lacan destacaba la tarea del coordinador: "cada vez que se pide su intervención, Bion, con la firme paciencia del psicoanalista, devuelve la pelota a sus interesados".

Es para enfatizar entonces los diferentes rumbos que la dimensión de lo colectivo adopta en el destino de las sociedades. Por un lado, la disolución moral que empuja hacia un sentimiento de irrealidad, por el otro la asunción de responsabilidades que despierta la conciencia de los interesados "y restablece en ellos el sentimiento de dignidad". No en vano, el escritor español Arturo Perez Reverte opinaba en un tuit sobre el atentado en París: "Somos víctimas de nuestra falta de memoria, nuestra comodidad y nuestra propia estupidez. Somos bobos. Nos creíamos a salvo en Disneylandia". Quizás no sólo sea en París donde todo indica que urge devolverle la pelota a sus interesados.

*Psicoanalista. Hospital Alvarez.

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