El rechazo en el Senado de la Resolución 125 debe hacer reflexionar al gobierno nacional sobre la necesidad de abrir una nueva etapa de diálogo y consenso con los productores agropecuarios, que defina una política para el sector, sustentable a mediano y largo plazo, en apoyo fundamentalmente a los pequeños y medianos productores. Una política que permita frenar el proceso de concentración de la tierra y sojización en el país.

Esto podría lograrse en la medida en que se escuchen y se concreten las propuestas que venimos realizando, desde hace tiempo, los partidos políticos de la oposición y el sector agropecuario.

Una política en materia de cereales, leche, carne y economías regionales debe enmarcarse en aprovechar el momento propicio que el contexto internacional posibilita, con el alto valor de los precios que hoy tienen los commodities por la demanda de alimentos por parte de China e India.

Hay un antes y después en toda esta etapa que comenzó el 11 de marzo con una resolución que el renunciante ministro de Economía, Martín Lousteau, debió haberse llevado con él.

En esta nueva etapa que se inicia, el gobierno nacional debe buscar el consenso y el entendimiento, y no la confrontación con las entidades sociales y políticas representativas de la vida nacional.

La tontería de querer arrodillar al otro y la equivocación de redoblar la apuesta permanentemente, debe transformarse en un inicio de la mejora de la calidad institucional que garantice transparencia en el manejo de los dineros públicos y equidad en el reparto de la renta entre los que más tienen y menos tienen, y entre la Nación y las provincias.

Nadie debe sentirse derrotado. El Parlamento, de manera soberana, ha expresado su voluntad y esto fortalece a las instituciones de la República.

* Senador Nacional-Partido Socialista