OPINIóN › SIETE DIAS EN LA CIUDAD
La expresión "van como arriba de un león, si se bajan se los come", sirve para ilustrar la fuga hacia delante de municipios y comunas de Santa Fe, que esperan que terminen los tironeos en la Legislatura para ver si reciben algo más de coparticipación después de varios intentos fallidos. Mirando el calendario electoral.
› Por Leo Ricciardino
La pelea entre el oficialismo y la oposición en la Legislatura santafesina, dejó por el momento a un solo herido, aunque se trata en realidad de un colectivo: los municipios y comunas de la provincia. Primero, el peronismo obligó al gobierno a retroceder con la Reforma Tributaria que según los ministros de Binner iba a traer dinero fresco para repartir entre los pueblos y ciudades tan necesitados. Después, los diputados y senadores oficialistas se desquitaron de esa derrota no tratando la quinta cuota del Impuesto Inmobiliario, también destinada a generar fondos frescos para el mismo destino.
La semana que pasó hubo lugar para un capítulo más de esta disputa que, se supone, irá en escalada durante el año próximo marcado en rojo en el calendario electoral. La novedad fue que el oficialismo propuso un ahorro de un porcentaje mínimo del presupuesto legislativo para destinar a municipios y comunas, en la creencia de que con este argumento iba a obligar a los representantes del PJ a exponerse públicamente a una negativa. Pero, jugados ya en la disputa, los opositores no sólo no retrocedieron sino que fueron por más: Le dijeron a los oficialistas que votaban su proyecto si además ponían en la bolsa para repartir el mismo porcentaje de ahorro del presupuesto del Ejecutivo. Conclusión: El oficialismo retiró la iniciativa del recinto.
El cuarto o quinto amague en el año de destinar más dinero a los intendentes y presidentes comunales, volvió a naufragar. Es claro que los jefes comunales -sean del color político que fueran- están cansados de escuchar promesas de más fondos y a la hora de concretar todo se diluye. Mientras tanto, los dirigentes locales que ejercen la difícil "política de proximidad" se las ingenian para afrontar los aumentos salariales de los trabajadores municipales, el incremento en el costo de los servicios y la cada vez más complicada cancelación de los certificados de obra pública.
"La Municipalidad de Rosario está montada sobre un león, si se baja se la come", le dijo a este cronista un dirigente que conoce de cerca las vicisitudes cotidianas de las deudas que se van generando día a día en el erario público local. Situación que es más o menos parecida en todos los municipios con la diferencia de que las ciudades más grandes tienen mayores servicios que cumplir. Con todo, la esperanza es que en este viaje hacia delante, sin detenerse demasiado a pensar como tapar todos los agujeros, está cifrada la esperanza de un futuro mejor.
Y es que el año electoral que se avecina, si bien va a tensar las relaciones políticas en la Legislatura, hará también que se expanda el gasto público tan restringido en los últimos meses en Santa Fe. Y esto debería derramarse en los sedientos municipios que esperan verse un poco más aliviados para el 2009 y -de paso- mostrar algo un poco más concreto a la ciudadanía que el mero sostenimiento de un statu quo que dista de ser el paraíso.
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