Dom 30.11.2008
rosario

OPINIóN › PANORAMA POLíTICO

El teorema de Vernet

› Por Pablo Feldman

"Es tan torpe estar contra el gobernador los primeros dos años, como estar junto a él en los últimos dos", dijo José María Vernet el primero de los gobernadores peronistas del último cuarto de siglo. El "Tati" cuya gestión y "atributos" no son motivo de esta columna, sabía muy bien cómo construir poder y más como conspirar. La definición que encabeza esta columna se la confió a este cronista en uno de los primeros reportajes, cuando todavía estaba en la mitad "venturosa" de su mandato. Sin embargo, ya se estaba preparando para ingresar al segundo tiempo, en el que la tristemente célebre Cooperativa del Peronismo -con sobrevivientes hasta el día de hoy-, armó la fórmula Reviglio-Vanrell y la aparición pública de "los coroneles", un grupo de legisladores que dejaron su impronta en la provincia como una plaga inconmovible. El "Teorema de Vernet" se cumplió inexorablemente, aún teniendo mayoría propia en la Legislatura, sostenido por el hecho de que en Santa Fe no hay reelección con lo cual: "El primer año te acomodás, el segundo ya tenés elecciones legislativas, y de acuerdo a cómo te va se empieza a armar en el tercer año la sucesión, y en el cuarto ya empiezan a hablar con el que va a venir", se completaba la demostración.

Esta semana, cuando está punto de cumplir su primer año en la Casa Gris, Hermes Binner lanzó un quejido extemporáneo: "El peronismo no me deja gobernar", dijo el gobernador como si estuviera revelando un secreto ancestral. En rigor, el peronismo en oposición no tiene otra cosa que hacer que armar su propio juego, y más allá de alguna exageración por parte de diputados a los que Binner termina otorgándoles entidad, nada de lo hecho puede sorprender a nadie. Sí en cambio la "denuncia de Binner casi un año después de asumir en las condiciones que se sabían de antemano, puesto que tampoco es una sorpresa tener que gobernar con el Senado en contra ya que ni en el más optimista de los pronósticos preelectorales había una remota posibilidad de control de la Cámara alta. Frente a esta situación y fracasados algunos intentos de negociación -que en el peronismo equivale al "tome y daka"- no se previó una estrategia de confrontación lo suficientemente consistente como para llevarla adelante. Cuando se avanzaba por un lado se retrocedía por otro, fue así como Juan Carlos Mercier -el responsable de la venta de las empresas del estado santafesino, el mentor de las privatizaciones y el ministro del ajuste- se hizo un "pic-nic" desde su banca de senador por Santa Fe cuando se hablaba de la Reforma Tributaria que no fue. Hasta llegó a plantear el pago de montos que el jamás ni siquiera analizó cuando fue ministro y tuvo la posibilidad de hacerlo. Lo mismo ocurrió con el tema de la Comisión de Control del Tribunal de Cuentas, donde el peronismo aparecía como la víctima del maltrato institucional del socialismo. Pero todo esto es pasado, y al parecer después de haber tomado nota de la derrota legislativa el gobernador dió la orden de responder "golpe por golpe" en una situación que alguno de sus ministros califico de "guerra".

El martes pasado el gobernador firmó el decreto 2849 de convocatoria a sesiones extraordinarias. Por el momento hay tres temas -de no mucha relevancia- pero se especula que más allá de la adhesión a la Ley de Seguridad Interior de la Nación, la expropiación de un par de inmuebles para escuelas y la ley de Infancia y Adolescencia.

Si bien es difícil que la oposición rechace lo que envía el Poder Ejecutivo, habrá que ver cómo evoluciona la disputa entre socialistas y peronistas después de los dichos de Binner que no hicieron otra cosa que darle pasto a las fieras. Sin perder tiempo, algunos diputados de opaca labor parlamentaria salieron a la palestra con sendos comunicados intentando polemizar con el gobernador que les ha brindado esta oportunidad con su lamento que se pareció al de un centro delantero al que el arquero contrario no le deja meter la pelota en el arco. Y la verdad es que el PJ que tiene hábiles conspiradores, eficientes obstructores y algunos diputados valiosos, no es ni el único ni el principal problema que afronta la gestión, salvo que un grupo de ellos ande cortando cables o volteando generadores de luz.

Esta semana que termina mejor de lo que empezó -por la lluvia que modificó las condiciones del tiempo- la Empresa Provincial de la Energía quedó expuesta como un problema de imposible solución en lo inmediato. Las declaraciones del ministro Antonio Ciancio son apenas una versión piadosa de la situación. "Invertimos 100 millones en este año y vamos completar los mil millones cuando termine el mandato, y recién ahí las cosas van a estar relativamente bien", dijo el titular de Servicios Públicos. En rigor, los técnicos y entendidos en el tema sostienen que hará falta el doble de tiempo y de inversión pero lógicamente Binner ya no estará en la Casa Gris. El asunto es qué se hace hasta tanto, y más allá del "heróico trabajo" que le reconoce el ministro a los operarios de las cuadrillas de la EPE, daría la sensación de que algunas otras cosas deberían hacerse sin esperar el colpaso o que el termómetro marque 37 grados. En un mismo día las autoridades de la EPE dijeron que no habría cortes programados y después los hicieron, la campaña de docencia en el uso de aparatos hogareños debería ir acompañada de algunos gestos -como recordar el uso del aire acondicionado en las oficinas públicas, intentar el cambio de horarios en la industria y hasta reducir las luminarias en lugares donde no hay peligro por la falta de alguna bombita encendida-. "Cada una de esas cosas tiene una reacción adversa, ya sea de los gremios si apagas el aire, de los industriales si les cambias el horario, o de los vecinos si se apagan las luces de la calle", dijo a este cronista un funcionario socialista. Sus prevenciones son atendibles, pero si como dice el tango "toda carta tiene contra", se termina haciendo nada y los cortes en vez de ser programados y rotativos son imprevistos y de duración incalculable, las industrias sufren la insuficiencia en el suministros y a los empleados cuando se les corta la luz no le funcionan ni los ventiladores. En realidad debe haber mucha gente a la que se le ocurran mejores ideas que estas ensayadas al solo efecto de hacer algo más que comentar el problema y pronosticar mejores tiempos en un futuro. Se trata de medidas extraordinarias para una situación extraordinaria. Sin ir más lejos esta semana se alcanzó la temperatura más alta para noviembre desde 1935, vaya si es una situación extraordinaria.

Binner cuenta con un amplio apoyo de la opinión pública, tal vez sea el momento de usarlo, de hacerla participar, de consultarla, de hacerle conocer y participar de un esfuerzo para soportar esta crisis. Eso conlleva correr un riesgo que seguramente merece la pena tomar, sobre todo porque despues de más de 40 años de militancia y mucho trabajo se llegó a donde se deseaba llegar. No parece que "el peronismo no me deja gobernar" sea la respuesta que los centenares de miles de santafesinos que lo votaron, y los que no, estén esperando de quien hace apenas 15 meses pidió que lo voten para iniciar un cambio.

Todavía el gobierno no cumplió su primer año de gestión, debería estar gozando no ya de una "luna de miel", pero sí de un favorable "viento de cola". No parece que el PJ en sus distintas formas y variantes tenga el poder que en la Casa Gris le asignan, más bien lo agrandan, legitiman a algunos personajes a los que la historia no absolverá. Porque si es cierto que no lo dejan gobernar en estos momentos, es mejor ni imaginar lo que pasará el año electoral y de allí en adelante si es que el "Teorema de Vernet" sigue vigente, revitalizado por el novedoso hecho del peronismo fuera del poder.

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