OPINIóN › PANORAMA POLíTICO
› Por Pablo Feldman
La elección de Santa Fe a cobrado una importancia impensada hace algunos meses. Probablemente el lanzamiento de la precandidatura presidencial de Carlos Reutemann haya contribuido a ello, y otro tanto podría atribuirse a Hermes Binner que desde hace más o menos el mismo tiempo ha decidio levantar su perfil político y hacer pie en el escenario nacional. Cada vez que se habla de las elecciones del 28 de junio se dice que "provincia de Buenos Aires es la madre de todas la batallas", sin embargo si hubo algo que caracterizó este cuarto de siglo de democracia ininterrumpida ha sido el fracaso sistemático de los gobernadores bonaerenses para llegar a la cima del poder. Así perdieron sus chances -en diferentes instancias- Antonio Cafiero, Carlos Ruckauf, Eduardo Duhalde y Felipe Solá. Por un raro designio de la historia a los jefes de Estado del principal territorio argentino se les niega esa posibilidad. Y de cara al futuro, Daniel Scioli debe estar pensando en cambiar esa constante. El actual gobernador sabe que si la lista en la que secunda a Néstor Kirchner gana las parlamentarias será su turno, salvo que la ventaja sobre el pro peronismo sea tan grande que al ex presidente se le ocurra reeditar la fórmula de la victoria del 2003. Esto no parece muy probable, pero tampoco imposible, y es por eso que hay tanta cautela en la relación entre ambos, y de ellos dos con Reutemann, sin dudas el tercero en discordia. Los otros, Mario Das Neves, Juan Schiaretti, y alguno más que haya asomado la cabeza, saben que en el mejor de los casos podrían aspirar a un numero dos que sería más reconocimiento tal vez que el que se merecen.
En los últimos días, Reutemann ha ratificado sus intenciones, y lo ha hecho no sólo para tomar distancia del kirchnerismo -en un esfuerzo que no siempre le da resultado- sino para revitalizar a "la tropa" que ha visto como el ex piloto perdía vientos en las últimas semanas tras haber tenido que sobrellevar la campaña en el terreno al que Binner logró llevarla. Todavía está allí la disputa, aunque el Lole intentó recuperar la iniciativa con una serie de apariciones en diferentes medios, muchos de los cuales ya han "puesto sus fichas" sobre ese casillero, y allí las dejarán al menos hasta el domingo 28 a la noche. Pero hasta entonces, Reutemann sigue siendo una figura que despierta expectativas mayores fuera de la provincia que las que registra en los principales centros urbanos del territorio que gobernó ocho años.
Las últimas mediciones -y en esto coinciden todos los encuestadores, los que lo dan ganador en la general y los que no- la intención de voto de Reutemann no sólo es inferior a la que tuvo años atrás, cuando disputaba cargos ejecutivos, sino que está por debajo de la que muestra el candidato de Hermes Binner. En efecto, Rubén Giustiniani saca entre 15 y 20 puntos de ventaja en Rosario, en la ciudad Capital -donde Reutemann era el niño mimado- los números dan parejo, y en Villa Gobernador Gálvez también tiene preponderancia la imagen el gobernador socialista. Las otras grandes ciudades de la provincia tienen un electorado más relacionado con el campo, como Venado Tuerto, o Rafaela, donde Reutemann cosecha los mayores dividendos. La incógnita que marcará el resultado es hasta qué punto el voto del "interior profundo" -como les gusta decir a los reutemistas- será favorable al ex piloto y en qué proporciones. Reutemann dijo en la semana que si las elecciones fueran hoy "ganaría yo por 5 o 6 puntos". Un pronóstico módico, más medido que el de algunos encuestadores que trabajan para él. Y agregó que "si gano aunque sea por un voto me lanzo a la carrera presidencial". Esta ha sido la manera elegida por el candidato para ensanchar la brecha con el oficialismo del que ya no se siente parte y que espera volver a ser pero liderándolo. Una empresa compleja pero no imposible en el peronismo. Todo hasta aquí visto desde la perspectiva reutemista, como se puede apreciar es menos triunfalista de los esperado, sobre todo en los días del voto no positivo de Cleto Cobos.
También dentro del oficialismo, aunque en este caso sin requiebres, Agustín Rossi intenta evitar que la polarización se lleve puesta su banca de diputado nacional. Hasta ahora parece que lo va logrando, pero es sabido que el fenómeno de polarización se acentúa a medida que se acerca la fecha del comicio y que los "Protagonistas" de esa ecuación se empeñen en que así sea. No parece este el caso, al menos no desde el socialismo que sabe que habrá votos cruzados a senador con los del "Chivo" a diputado, y que en cualquier caso la elección para la Cámara baja aparece como más accesible que la de Senadores. Rossi aparece en todas la encuestas con cuatro o cinco puntos más que su candidato a senador, y en esta oportunidad esos puntos pueden marcar la diferencia entre seguir siendo diputado o jubilarse de la política a temprana edad.
En su círculo íntimo dan por seguro su ingreso y se ilusionan con que el número dos de su lista también llegue al Congreso. En el caso del Frente para la Victoria no descartan votos cruzados de cualquier tipo, aunque hay que decir que esas mixturas no suelen ser una parte importante del electorado. La cercanía de las primarias abiertas -serán 7 días después de las parlametarias- muestran un alto nivel de intención de voto de los candidatos de Rossi, en todas la encuestas Héctor Caballero es claramente el preferido entre los candidatos del PJ. En alguna que circula -y merece crédito- el Tigre llegaría a el 17% de total de electores. Si Rossi lograra que dos tercios de esos votantes lo acompañaran el 28 de junio tendría su reelección prácticamente asegurada.
En el socialismo, en tanto, consideran que estás dos semanas que restan hasta el comicio son insuficientes como para que el peronismo -en sus diferentes versiones- revierta una tendencia que según ellos se presenta favorable. Si bien sólo la encuesta de Nora Ventroni da ganador a Rubén Giustiniani -a de César Mancilla nadie la vió- hay coincidencia entre la mayoría de los consultores en afirmar que el socialista crece más que su adversario, aunque eso no significa que termine por descontarle la ventaja con la Reutemann comenzó la campaña. Como en ninguna otra elección de renovación parlamentaria en Santa Fe, estas dos semanas serán determinantes, no sólo para dilucidar quién será el triunfador, sino para revisar conductas anteriores, y proyectarlas al futuro. El pasado no se puede cambiar, y no asumirlo es un reconocimiento tácito de los errores. Aunque le cause disgustos a algunos candidatos, como dijo el catalán "uno sólo es lo que es y anda siempre con lo puesto".
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