OPINIóN › SIETE DIAS EN LA CIUDAD
Cuando le toque ir a la ronda de diálogo en la Casa Rosada, el gobernador Binner hará hincapié en coparticipación, obras públicas y fondos a distribuir en general. Lo mismo pasará en los encuentros que se planifican para las rondas de consenso en Santa Fe. Intendentes y presidentes comunales querrán hablar de cosas diferentes a la reforma constitucional.
› Por Leo Ricciardino
Una cosa es el diálogo político con legisladores y dirigentes de la oposición, donde proliferan la pirotecnia verbal, los viejos enconos y los pases de factura; y otra muy distinta es el diálogo con los que ejercen cargos ejecutivos, sean estos gobernadores o intendentes. En el caso de la Nación, cuando Hermes Binner esté frente a la Presidenta esta semana, no perderá el tiempo en preguntar por qué Guillermo Moreno sigue atornillado a su sillón o porque se hizo la convocatoria de esta manera y no de otra. Binner irá -como otros gobernadores directo al grano: qué pasará con una nueva coparticipación, cómo seguirá el esquema de distribución del impuesto al cheque. Si va a implementarse algún otro recurso extra para las provincias al estilo del Fondo Sojero. Seguramente, porque se ha hecho parte de la agenda santafesina, también habrá preguntas por las retenciones a la soja y la crisis de los productores lecheros.
Se podría decir que a nivel nacional, los gobernadores serán los encargados de desarrollar la parte de la agenda de la política "real". Quien gestiona no tiene tiempo ni ganas de adentrarse en las tenebrosas aguas de las chicanas políticas, los debates interminables y las cuestiones formales. Apunta al meollo, es decir, al dinero. Puede haber una que otras discusión institucional y, seguramente un gobernador como Binner se pondría feliz si hay modificaciones que mejoren el Consejo de la Magistratura a nivel nacional. Pero si junto a esa medida le comunican que que los fondos para obras públicas no se incrementarán, poca gracia le hará todo el tema.
Este mismo esquema se puede trasladar a la provincia. Al diálogo político que pretende llevar adelante el propio Binner. Una cosa será lidiar con los legisladores peronistas en torno a una posible reforma constitucional o insistir con la reforma tributaria que naufragó en la Legislatura el año pasado; pero otra cosa muy distinta será el momento de charlar con intendentes y presidentes comunales. Ahí nuevamente aparece la agenda concreta, la política "real" en toda su contundencia y la clara toma de conciencia que mediante la administración de los fondos hay otro que hace política con mi cargo, sea éste provincial o municipal.
Para ilustrar basta una imagen. Uno de los momentos más duros de toda la administración Binner, no fue cuando le rechazaron la reforma tributaria en el Senado, ni alguna manifestación frente a la Casa Gris, o el tironeo clásico por el salario con los docentes oficiales. Uno de los momentos más duros fue cuando el gobernador quedó cara a cara con concejales y vecinos de Rafaela que le fueron a recrimiar una supuesta promesa incumplida en torno a una obra de cloacas en aquella ciudad del oeste santafesino. No la pasó bien el mandatario en esa oportunidad y la cosa fue mucho más seria que las acusaciones destempladas de Carlos Reutemann en lo más caliente de la campaña política.
Cuando el bolsillo está de por medio, la política se hace más concreta. Por eso los cargos ejecutivos tienen una dinámica muy distinta a los legislativos. Por eso no hay política más concreta que la sindical, porque debate sobre el bolsillo de los trabajadores de uno u otro sector.
Por eso, como sucederá a nivel nacional, aquí en la provincia también habrá en algún momento un espacio para debatir en torno a los fondos urgentes que están reclamando los municipios y comunas. Un dura negociación en la que la provincia exhibirá sus últimos números de caída de la recaudación producto de la desacelerización de la actividad económica por la crisis mundial y la gripe A sumadas. En estos días, un grupo de legisladores peronistas le está reclamando al gobernador la urgente implementación de una ley votada por la mayoría de los legisladores en ambas Cámaras para asistir a las localidades del interior provincial que últimamente han tenido una seguidilla increíble: Conflicto chacarero, sequía, crisis internacional, gripe A. Por eso, más que nunca el diálogo pasara rápido de lo político a lo económico, y al gobierno provincial le costará tanto o más que a la Nación ceñirse a la agenda que elaboró para llevar a las reuniones con la oposición.
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