OPINIóN › SIETE DIAS EN LA CIUDAD
Seguramente los electores estarán felices de no haber escuchado a los candidatos para los comicios del domingo (sí, el 2 de agosto hay elecciones) y agradecerán el silencio que se autoimpusieron. Pero la verdad es que la extensa prohibición publicitaria fue acordada por los candidatos para beneficio propio, o al menos eso creyeron. Pero hoy, todo el mundo tiene menos información, pocos elementos y una preocupante desmovilización electoral.
› Por Leo Ricciardino
El próximo domingo los santafesinos concurren a las urnas nuevamente para designar concejales, presidentes comunales y unos siete intendentes en toda la provincia. Son las postergadas primarias abiertas, simultáneas y obligatorias. La pandemia de gripe A obligó a tomar la decisión, pero ninguna prevención en salud -salvo que se considere la salud mental de los ciudadanos habilitaba a declarar la veda política más larga de la historia. Nada, ni publicidad, ni entrevistas, ni hablar de los comicios del 2 de agosto. Los ciudadanos agradecidos seguramente, pero deben saber que semejante veda no estuvo pensada para el confort de los electores.
El silencio absoluto impuesto a los candidatos fue fruto de la desconfianza mutua entre ellos. Los postulantes de la oposición previeron que un mes más de campaña terminaría por beneficiar a los candidatos del oficialismo, con más respaldo y estructura como para sostener por más tiempo una campaña con todo lo que eso implica. Pero esa decisión sólo benefició a candidatos opositores conocidos, porque para los desconocidos fue como si hubiesen tirada la plata en afiches y spots publicitarios que hoy ya todo el mundo olvidó. Esos, son los que están que trinan.
Fue tan celoso el cerrojo echado sobre los postulantes por la misma ley de la Legislatura que modificó el cronograma electoral, que incluyó una reglamentación ratificada por el Tribunal Electoral y la mismísima Corte Suprema de Justicia de la Provincia. Allí taxativamente se prohibieron incluso las declaraciones de funcionarios que sean candidatos por más que no hablasen de su candidatura, de las elecciones, o de sus propuestas de campaña. Una norma sumamente ridícula a la que echaron mano incluso algún que otro postulante "ofendido". Pero en rigor, es una norma que viola directamente la libertad de prensa, si se lo quiere pensar por ese lado.
Lo cierto es que esta veda terminará por beneficiar a nadie y perjudicar a todos. Los medios ni se quejaron por lo que perdieron en materia publicitaria, eran 30 días que no estaban contemplados por nadie, de cualquier manera. Pero se consiguió que la gente no sólo no supiera qué se vota el próximo 2 de agosto, sino también que la gente se acordara directamente que hay otro turno electoral. Y que, encima, se completa el próximo 27 de setiembre. Si lo desean, incluso habrá tiempo para otro mamarracho que logre sembrar más desinterés aún sobre los comicios provinciales.
Justo ahora que la presidenta Cristina Fernández había elogiado el sistema electoral que rige en Santa Fe, le adosaron la superveda interminable que sepultó propuestas, debates, e incluso presentación de muchos candidatos. La postergación era indiscutible y quizás un tiempo de veda también. Pero ni hablar de las elecciones postergadas durante un mes es realmente difícil de explicar.
"Ni nosotros nos acordamos qué se vota", dijo irónicamente esta semana un funcionario de la Municipalidad de Rosario. "Y eso que nosotros estamos sumamente interesados en el tema". Quizás un poco exagerado, pero no demasiado.
Además, ¿cuál era el problema para abrir una "ventana" en la veda en los últimos días? Si en medio de la veda el intendente Miguel Lifschitz que no es candidato se vuelve a lanzar como candidato a gobernador para 2011. O el mismísimo ex gobernador Jorge Obeid que salió al ruedo a mostrar también su mano para dentro de dos años. La política es dinámica y no se puede tapar burocráticamente.
Las vedas electorales no están pensadas para conveniencias de candidatos sean del oficialismo o de la oposición. Sean más o menos conocidos. Las vedas de campaña tienen el sentido de dejar espacio para que el elector medite en tranquilidad tras un intenso bombardeo publicitario, para que medite en silencio sobre tal o cual nombre, o sobre esta o aquella propuesta. Ese es el sentido. El aditamento novedoso -que también rige a nivel nacional aunque pocas veces se respeta de que los candidatos no puedan hacer anuncios de obras públicas es correcto en el marco del silencio de campaña ordinario que se dispone para cada comicio. De todas maneras, ya es tarde. La decisión fue tomada y de manera equivocada.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux