OPINIóN › PANORAMA POLITICO
› Por Pablo Feldman
"Yo a ustedes no los entiendo, votan algo tan importante como la reestatización del sistema jubilatorio y no negocian nada a cambio", le dijo Felipe Solá a una diputada socialista el día en que la bancada mayoritariamente integrada por legisladores por Santa Fe acompañó el proyecto del oficialismo que terminó con el régimen privado de jubilaciones. La legisladora sonrió y siguió camino hacia su despacho finalizada la sesión.
Aquella vez, los socialistas no hicieron otra cosa que concretar una de sus tantas propuestas que al igual que una nueva ley de radiodifusión llevaban décadas esperando.
"Acá se puso en funcionamiento la chequera del kirchnerismo", lanzó el ex funcionario menemista, duhaldista, kirchnerista, a la hora de explicar y explicarse las razones del voto favorable a la Ley de medios audiovisuales que emitió la bancada socialista, con la sola excepción de una diputada cordobesa.
Evidentemente para el ex gobernador de Buenos Aires el "toma y daca" tiene el rango de una de las verdades peronistas, y poco le importó saber seguramente no lo sabe que el P.S. apoyó desde un primer momento una nueva ley que reemplazara el mamarracho de la dictadura que se sostuvo en el tiempo por obra y gracia fundamentalmente de sus compañeros en diferentes épocas y respondiendo al jefe de turno.
El socialismo, a través de Guillermo Estevez Boero intentó sin número ni suerte impulsar una ley en el Congreso, lo mismo que sectores de la UCR que evidentemente poco tienen que ver con quienes hoy la conducen o fugaron por derecha hacia nuevas formaciones en apariencia progresistas pero funcionales a la derecha más reaccionaria. Así lo expuso el diputado cordobés Francisco Delich, uno de los pocos intelectuales que trabaja en la Cámara de Diputados que se quedó en su banca para votar la ley "en honor a Raúl Alfonsín, que hace 25 años denunciaba a los monopolios, con una visión adelantada de la sociedad", dijo el funcionario del primer gobierno desde la recuperación de la democracia y ex rector de la Universidad de Córdoba.
La desinformación sobre los alcances de la ley y la burda intención de "dar lástima" que ensayan los grupos "perjudicados" solo es superada en su estulticia por los voceros de los medios que son más defensores de los intereses de sus patrones que ellos mismos. Desde ya que hay un número importante de trabajadores de prensa que están limitados en sus posibilidades de expresarse, pero lo que se ha visto y escuchado en estos días supera ampliamente los límites.
Sin ir más lejos los "zócalos" sobreimpresos en las pantallas como "este programa no se verá más en este horario" o "TN puede desaparecer" o "el cepo K" con un relojito adjunto, intentaron hacerle creer al público y en muchos casos lo lograron que se termina la libertad y la diversidad. Si a eso se agrega la prédica de los periodistas que alertan sobre su propia permanencia, el panorama es para preocuparse.
En Rosario va a ser difícil escuchar por AM a quienes apoyen la sanción de la ley, y a las sospechas sembradas sobre la honorabilidad de Hermes Binner se agregarán operaciones para intentar "convencer" al senador Rubén Giustiniani que puede pasar a la historia como otro Cleto Cobos. En realidad, al vicepresidente lo convencieron de que es un patriota y no un traidor, mucha gente "compró" ese personaje al punto que el ex gobernador mendocino emite documentos con nombres de comedias y convoca a reuniones a las que no va nadie con proyección política en serio.
Pero volviendo a Giustiniani, el silencio del senador socialista ha alimentado al ejército defensor de los monopolios generando dudas sobre cuál será el sentido de su voto. En el socialismo nadie las tiene, ya que en las diferentes reuniones al más alto nivel, lo único que se discutía era el momento de hacer público su voto en consonancia con los que hicieron los diputados nacionales. Un comunicado del partido a nivel nacional sería la vía elegida, no solo porque llevaría la firma de su presidente Giustiniani sino porque además corregirá la imagen que desde los grupos derrotados pretendieron instalar en torno a que esto era "un pacto secreto entre Kirchner y Binner". A eso apuntaron figura de inexistente peso propio en la política santafesina y Jorge Obeid que sigue "sumando puntos" en su Lole/card para ver si el ex piloto de Fórmula Uno lo "bendice" para intentar un tercer mandato si es que el senador resultara ser el candidato a Presidente del PJ. "No me extraña el acercamiento entre Kirchner y Binner", dijo Obeid, y es cierto, sobre todo si revisa su historia reciente para no ir tan atrás y sus "acercamientos" a Menem, Duhalde y los Kirchner, eso para no hablar de los "acercamientos extrapartidarios".
Pero Obeid no es el único que suma millas en la Lole/card, ahí está también Ricardo Spinozzi, que no parece que se vaya a conformar con reemplazar a su jefe en el Senado de la Nación, en la hipótesis ya enunciada. Pero en realidad, se trata en todos los casos de ulterioridades.
Lo que está en juego ahora mismo es la sanción de una ley que reemplazará al decreto de la dictadura. Que tiene falencias, que podría haberse mejorado si los "opositores" no hubieran abandonado y que probablemente será revisada.
Lo otro importante es saber diferenciar quiénes defienden intereses y quiénes convicciones. Y ratificar una vez más aquél refrán que tal vez no tenga vuelo poético ni rango académico pero desparrama verdad: "Cree el ladrón que todos son de su condición".
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