No podemos ser una de las provincias más ricas del país y tener un estado raquítico. Para revertir este modelo regresivo no se debe seguir postergando la reforma tributaria. Cambiar el actual sistema es una necesidad de índole distributiva.

Si hubiéramos abordado la modificación del sistema tributario provincial hace un año, la provincia habría estado en mejores condiciones para afrontar el impacto de la crisis internacional y se hubieran resuelto sin problemas las necesidades de actualización salarial que legítimamente reclaman los trabajadores estatales.

Es una vergüenza que en la región desde donde se exporta gran parte de la producción de alimentos que abastece al mundo entero, tengamos trabajadores y desocupados que no pueden dar de comer a sus hijos como corresponde, mientras empresas multinacionales se llenan de dinero que luego remiten al exterior sin pagar tributos que son obligatorios hasta para un kiosquito de golosinas.

Recuperando parte de la riqueza que se producen en Santa Fe y se va directamente al exterior se podría entre otras tantas cosas, abordar un suplemento provincial a la asignación universal por hijo.

Tenemos que romper con el esquema neoliberal instalado por el terrorismo de estado y profundizado en democracia. Debemos dar un quiebre a esa continuidad claramente expresada por hombres como el ex gobernador Carlos Reutemann y su ministro de economía (ex funcionario de la dictadura), Juan Carlos Mercier, quienes nos han convertido en una Provincia rica con un Estado pobre. Estamos en condiciones de decirle basta a esa injusticia.

La necesidad de cambiar el regresivo sistema impositivo es una deuda tanto a nivel provincial como nacional, y en los dos casos un nuevo esquema tributario sería una fenomenal herramienta de distribución de la riqueza.

*Diputado provincial del Movimiento de Articulación Popular (MAP).