OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD
Habrá que esperar hasta el último tramo para ver a los candidatos apostando sus fichas más osadas. Por el momento, nadie se mueve un milímetro de lo que le recomendaron los consultores. En el PJ ningún candidato habla del otro, mientras que el gobernador Binner parece ser el único que le imprime ritmo de polémica a estas semanas que faltan para el 22 de mayo.
› Por Leo Ricciardino
Santa Fe atraviesa una de las campañas más aburridas de los últimos años, cuando faltan poco más de 30 días para los comicios internos del 22 de mayo. Si no fuera por el ritmo que le impone el gobernador Hermes Binner, que lanza dardos permanentes contra su rival interno Rubén Giustiniani; realmente poco habría para comentar. Curiosísimo que sea el socialismo el sector que hoy se de el lujo de encabezar el récord de confrontaciones después de una larga tradición de resolver en el más cerrado de los hermetismos sus cuestiones internas.
Es cierto que al respecto hay una suerte de gataflorismo (tanto en el electorado como en la prensa): Si se pelean todo el día los candidatos llegando a la descalificación, se dice que no hay debate de ideas y propuestas. Si se da el debate de ideas y propuestas --por qué negarlo - todo suena monótono y despierta poco interés. En medio de ese mar de hipocresía los candidatos tratan de acomodarse como pueden para sobresalir personalmente y junto a sus propuestas.
Resulta un tanto somnoliento recorrer la interna peronista. Agustín Rossi, Rafael Bielsa, Omar Perotti y Juan Carlos Mercier imitan un recreo en un colegio de señoritas. Ninguno ha hablado de los otros salvo alguna cuestión puntual consultada por el periodismo. Es que se da una situación particular: Los dos primeros son candidatos cercanos a la Casa Rosada y eso hoy no se ve mal desde las encuestas. El tercero reunió tras de sí apoyos obeidistas y reutemistas pero mantiene una buena relación con el gobierno nacional. ¿Para qué criticarlo? El cuarto es quien más podría lanzar apreciaciones contrarias al kirchnerismo pero carece de poder de fuego y en consecuencia no se lo escucha. La consigna más sobresaliente del PJ provincial parece ser "no hagan olas muchachos que vamos bien".
Rossi parece haber culminado la etapa del discurso de neto corte político y de movilización militante para empezar a cautivar a sectores menos politizados del electorado provincial. Por eso en los últimos días el candidato kirchnerista hace hincapié en las obras y en los proyectos. La idea es mostrar que además de condiciones de liderazgo político puede ofrecer también certezas en una posible gestión. Es el momento de reiterar la propuesta para que vaya entrando en el pensamiento de la mayor cantidad de gente posible.
En ese marco, tanto él como Bielsa deslizan con cuentagotas algunas críticas al gobierno provincial. Más Bielsa que Rossi, han virado en los últimos días hacia una crítica más certera a la actual gestión socialista. Es en ese marco que el ex canciller asegura que "lo productivo, la obra pública con fines productivos y la seguridad, han sido el Triángulo de las Bermudas de este gobierno".
Perotti es el que más se despega del gobierno nacional pero sin criticarlo. Hace valer su perfil productivo y tiene para exhibir su gestión de calidad en Rafaela. Lógicamente, lucha contra su desconocimiento en el sur provincial al que intenta ingresar con una presencia mucho menos desagradable de aquella fallida presentación en sociedad con afiches relacionados con el combate a la droga y Robocop como estandarte. El publicista que ideó ese tramo de la campaña ya está de vuelta en su casa y ahora hay apoyos más profesionales detrás del candidato rafaelino. Y, por supuesto, se nota.
Del otro lado, desde el otro Frente, Giustiniani mantiene la calma a rajatabla. No se mueve de su discurso ni un milímetro ni responde al acicate permanente de Binner y Bonfatti. Sobre las encuestas que le dan ganador al senador socialista, Binner dice: "No se sabe muy bien quién las firma, nosotros en cambio tenemos una encuestadora que uno puede ir a tocarle timbre a su casa y pedirle explicaciones". Por supuesto, esos sondeos lo ubican a Bonfatti al tope de las preferencias de los santafesinos.
En esta pugna se ve claramente que hay un sector que no tiene nada para perder y desde esa posición juega más tranquilo cada una de sus fichas. En cambio el gobernador puso en discusión no sólo a su candidato y amigo de toda la vida Antonio Bonfatti, para ratificar su hegemonía interna dentro del PS; sino que también apuesta parte de su futuro político nacional aunque ahora está despegando las internas provinciales de ese escenario más amplio.
Con todo, el titular del Ejecutivo provincial intenta mantener la calma mientras consulta cotidianamente por la evolución de su postulante interno. Por ahora las encuestas dan para todo tipo de interpretaciones y los consultores empiezan a tener dificultades a la hora de despejar los indecisos y la verdadera intención de voto de cada uno. Es el tiempo de la meseta que tiene impacientes a los protagonistas de esta contienda que se viene. En un proceso electoral 30 ó 35 días pueden ser una eternidad a la hora de trazar un mapa certero del recorrido de cada uno de los postulantes.
La situación no es muy diferente para los candidatos a intendente de Rosario. La oficialista Mónica Fein no tiene que lidiar con otro socialista en las internas del 22 de mayo, pero en su lugar tiene a un radical que ocupa una gran porción del escenario electoral de la ciudad. Jorge Boasso no está tercero como Mario Barletta en la provincia. Aquí el concejal representa la tensión para el socialismo y ha desarrollado hasta el momento una campaña simple y efectiva, basada en destacar logros y evitar las confrontaciones innecesarias.
Por su lado, Fein ha comenzado a aumentar su caudal de voz propia con declaraciones a la prensa y mostrándose equidistante de los sectores socialistas en pugna a nivel provincial. Aparece acompañando a Bonfatti en las recorridas barriales, como por ejemplo la del viernes en la República de la Sexta, pero también se la ve en los afiches acompañada de la candidata a concejala del GEN, Mónica Peralta, que a nivel provincial adhiere al sector de Giustiniani. Esto no cae muy bien en el entorno cercano al gobernador pero es lo que se le concede a Miguel Lifschitz después de que éste tuvo que resignar, nada menos, que su postulación a la gobernación de Santa Fe.
Nadie cree que esta situación se vaya a mantener así por mucho tiempo. En los últimos diez días de campaña van a aparecer las garras y muchos candidatos mostrarán sus uñas. Para algunos de carácter indómito será como una liberación después de tanto tiempo de mantenerse controlados, actuando una personalidad que no tienen. Para otros poco acostumbrados a la pelea será una prueba de fuego para ver si pueden imponerse en medio de una discusión altisonante. Se sabe, en política, la calma precede a la tormenta.
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