OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD
La interna peronista, que va mucho más allá de la presidencia de la Cámara de Diputados santafesina. Los radicales, que van nuevamente a la batalla enfrentando a Barletta con Henn y la paz socialista después de haber acomodado las cargas dentro del Frente Progresista.
› Por Leo Ricciardino
Está claro que la interna del peronismo santafesino abarca mucho más que la presidencia de la Cámara de Diputados, en ese hecho inédito que posibilitó una nueva legislación electoral sin tener que modificar la Constitución de la provincia. La puja que se visibiliza en los dos estilos contrapuestos que personifican María Eugenia Bielsa y Luis Rubeo no es más que el resultado de los comicios del 24 de julio y del armado que eligió en la provincia -para la lista de diputados nacionales- la propia presidenta Cristina Kirchner. De uno y otro hecho quedaron heridos y enojados que ahora darán la batalla no por un sillón, sino por el futuro político de su sector.
Bielsa hizo lo que no se estila: Acusó a sus compañeros de ladrones y prebendarios. Y en el peronismo esas facturas se pagan. Si no que recuerde la propia diputada electa por qué después de más de seis años sigue dando explicaciones acerca de aquel famoso retrato de Evita que hizo descolgar de su despacho cuando era vicegobernadora. Ya dijo mil veces que su intención fue devolverlo a su dueña original y no ofender a la Abanderada de los Humildes y con ella a todo el peronismo. No hay caso, los muchachos vieron la posibilidad y aunque sea por ese lado se la hicieron pagar. Alguna otra cosa encontrarán en el presente.
Nada, sin embargo, hará cambiar a Bielsa. Se sabe, se nota, es claro que estas cuestiones están en su ADN. No podría actuar de otra manera. De alguna forma es una de las mujeres más parecidas a la presidenta que hay en la política argentina de los últimos años: Sumamente preparada, porfiada al extremo y endemoniadamente vehemente. Nunca se ha visto cambiar a una mujer así. Todas parecen cualidades, virtudes, pero a la hora de los consensos pueden ser contrapesos difíciles de salvar. Aunque también pueden ser parámetros para duras pero contundentes negociaciones.
El hombre es de por sí más frío y calculador. No será sencillo ver a uno de ellos desafiando frontalmente a María Eugenia, pero con astucia la pueden ir esmerilando de a poco. De hecho, esa ha sido un poco la tarea hasta ahora.
Hay algo sin embargo, en lo que dice Rubeo, que la propia Bielsa ha aceptado: La gran elección que hizo en Santa Fe (con casi 600 mil votos) no la deposita automáticamente en el sillón principal de la Cámara baja provincial. Esta es otra elección, aquí no vota el pueblo sino sus pares y para ser "Primus interparis" (un latinazgo que Rubeo padre solía utilizar frecuentemente), no alcanza con el prestigio que se trae de afuera. Hay que ser capaz de garantizar al grupo que cada uno podrá tener su propio desarrollo dentro del conjunto a cuya pertenencia se verá cada vez más impulsado.
Por otra parte, Bielsa tiene toda la razón del mundo cuando señala que todos -con excepción de Oscar "Cachi" Martínez- habían manifestado su acuerdo para que ella sea la titular de la Cámara de Diputados. "Si no era yo la que tenía consenso hubieran hecho una reunión con los 28 y de ahí elegíamos a quien sí lo tuviera. En vez de eso, empezaron a hacer reuniones de grupos a las que a mí nunca me invitaron", se quejó.
Aquí no hay una cuestión de caprichos ni Rubeo, ni Agustín Rossi son los chicos malos de la película. Aquí hay una puja de poder netamente política en la que alguien ganará y otro perderá aunque, como también pasa en la política, nunca totalmente. Es decir, a esta altura y con los números que se están filtrando, es muy probable que María Eugenia Bielsa pierda la presidencia de Diputados. Pero es claro que eso puede ponerla en una dimensión política de cara a la gente más contundente de la que ya tiene hoy en día. Como eso no se lo podrán disputar, lo que sí le pueden arrebatar es la conducción formal de un espacio y por eso van. Es claro que lo que está en juego en el fondo es la conducción del peronismo provincial en un escenario que se abre por primera vez en los últimos 20 años, donde Carlos Reutemann está más para comentar la Fórmula Uno que para regresar al protagonismo que tuvo y donde Jorge Obeid no logra asustar a nadie con sus recorridas de adelantado por el territorio provincial.
Por eso Omar Perotti no tiene dudas en estar al lado de Bielsa, porque es consciente de que el próximo es él. Ambos son los mejores posicionados electoralmente en la provincia, los dos fueron "bendecidos" por la presidenta. Tanto el intendente como la diputada electa son candidatos potables para 2013 y 2015. ¿Cómo no van a surgirle enemigos internos?. Es la lucha por la supervivencia. Eso es. Pregunta: ¿Qué hizo falta para que el Movimiento Evita le retirara su apoyo a Bielsa en esta disputa?. Respuesta: Que la presidenta de la Nación pusiera a Marcos Cléri de La Campora en un lugar expectante de la lista de diputados nacional relegando al espacio antes mencionado.
Igual pero con otros colores
Del otro lado, de la vereda de enfrente sin exagerar, los radicales calmaron su beligerancia hacia el socialismo cuando terminó la negociación por los cargos para el nuevo gobierno; y las dirigen ahora a su propia interna partidaria. El vicegobernador electo Jorge Henn empezó el viernes la paciente tarea de desbaratar la estrategia del intendente de Santa Fe Mario Barletta de convertirse en el presidente del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical.
Henn puso el grito en el cielo por la renuncia de tres convencionales nacionales del partido en Santa Fe que dejaron su lugar para que sea ocupado por el intendente que, por la Carta Orgánica, debe convertirse en delegado nacional para poder resultar electo presidente del partido. El vicegobernador electo tampoco es un caprichoso que quiere aguarle la fiesta a Barletta. Es un político radical aliado al socialismo que ve en Barletta a un adversario de volumen que crecerá aún más al convertirse en una figura nacional. Sabe que será un duro enemigo interno para las próximas elecciones de 2013 y 2015. Para demoler la estrategia del Grupo Escarapela -así se autodenomina el grupo interno de Barletta dentro del radicalismo santafesino- Henn recurrió al hartazgo de la gente que ya pasó por cuatro elecciones este año y recordó a los radicales que encima este sector partidario los quiere llevar a una nueva cita electoral el próximo 9 de diciembre para elegir a esos benditos delegados nacionales.
Justo ahora cuando parecía que reinaba la paz y la tranquilidad entre los hombres y mujeres del centenario partido. Habían conseguido tres ministerios en la estructura que va a conducir Antonio Bonfatti y colocaron algunos secretarios más en áreas clave. Tan entusiasmados estaban que en la pública hicieron una cuenta que ofendió a más de un socialista: "Tenemos tres ministros y otros tres viceministros", exageraron ante quien estuviese dispuesto a escucharlos.
En rigor, los únicos tranquilos parecen ser los socialistas. Es que hay que recordar que son los que hicieron el gasto fuerte este año con la interna entre Hermes Binner y Rubén Giustiniani. El desgaste fue enorme, nadie duda de quién fue el ganador y los vencidos no tienen otro camino que el largo y pesado recorrido de la recomposición silenciosa y constante. Aunque, hilando fino, el intendente Miguel Lifschitz ya avisó que será el que dará la pelea en 2013. Admitió que quiere ser candidato a diputado nacional. Consultado sobre el tema, Binner fue categórico: "No podemos ya estar pensando en las elecciones que vienen, terminamos un año con un extenso cronograma electoral. Dejemos descansar a la gente", declaró. Pero sabe muy bien lo que se avecina.
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