OPINIóN
› Por Norma López*
Pensar que las mujeres han luchado por sus derechos durante siglos. Que muchas, inclusive, han dado la vida por esas causas y que muchas otras han sido perseguidas, marginadas y hasta maltratadas por una sociedad que no comprendía que tanto hombres como mujeres debíamos tener los mismos derechos. Cómo no registrar, en ese mismo sentido, la Ley Evita que le otorgó a la mujer no solamente un derecho activo como el poder votar, sino también una gran responsabilidad, que es la de poder ser elegida. Sin embargo, la misma no garantizó la igualdad de los sexos en el campo político.
Con el transcurso de los años esa lucha ha logrado innumerables avances en el ámbito político y en muchos otros, aunque hoy en el siglo de las comunicaciones, hay quiénes parecen no poder comprender que la desigualdad de género (como cualquier otra), es un paso atrás en las relaciones humanas y en el desarrollo de la sociedad.
La controversia surgida ante la renuncia de la mujer que ocupara el tercer lugar en la lista de concejales en Rosario de Unión PRO Federal -por problemas personales- nos coloca en alerta ante quienes intentan abrir la discusión sobre los alcances y la legitimidad de las leyes de cupo vigentes. No podemos permitir ninguna artimaña sectorial que violente y vulnere los derechos políticos de la ciudadanía.
Elijo el silencio de los sustantivos propios porque éste no es un problema de nombres. Este es un problema de respeto al cupo femenino.
Que diferencias dentro de una fuerza política pongan en jaque valores democráticos y vulneren derechos de la ciudadanía toda, por incapacidad de resolución interna al conflicto, nos obliga al resto de los sectores políticos a unificar y redoblar esfuerzos.
Somos representantes del pueblo y debemos garantizar más que cualquier otro sector de la vida política e institucional de nuestra ciudad la participación y representación de las mujeres en los cargos legislativos.
Gravísimo error político y daño a la democracia cometeríamos si respaldáramos acciones contra la legitimidad de las luchas populares y los derechos paridos por esta misma sociedad. En este caso, para perjudicar, una vez más, a las mujeres.
Esto no es una lucha corporativa. Es la defensa de los derechos que nos asisten a todas y todos. La excepción a la ley será un retroceso, será el destierro de buena parte de garantías constitucionales.
Cupo: ¡Ni un paso atrás!
(*) concejala del Frente para la Victoria y Vicepresidenta del Concejo Municipal.
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