Si bien estos siete meses de gestión no han sido sencillos, el gobierno provincial ha tenido mejores semanas que la que pasó. No sólo porque a poco de acordar un tortuoso trámite con la Unión Cívica Radical para que apoyen la pretenciosamente llamada "reforma tributaria" se les desarmó el acuerdo tejido en los aeropuertos de Oriente y Europa con los representantes del peronismo, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados. Si no porque después de la traumática salida de Leandro Corti del Ministerio de Seguridad, sobrevinieron una serie de hechos "coincidentes" en los que hubo protagonismo policial por acción u omisión, a manera de bienvenida al nuevo ministro, Raúl Lamberto, a mitad de semana un operativo del Grupo Halcón (el mismo de la masacre de Ramallo que acabó con la vida del gerente del banco asaltado) fue presentado por un fiscal de San Nicolás como un exitoso accionar para desbaratar un centro de narcotráfico sin que la policía de Santa Fe participara, y más aún a riesgo de que fracasara la operación si se hubieran enterado.

Esto, más allá de razones sobradas que dan lugar a sospechas, fue tomado como una afrenta por el gobierno provincial que descree del "éxito" de un procedimiento sin detenidos, con incautación de droga que nadie vio y con "documentación" que no fue suministrada a la policía de Santa Fe. En definitiva no creen que se haya tratado de una acción contra el narcotráfico y si bien nadie oficialmente lo reconocerá, suponen que hay un trasfondo por ahora indescifrable.

Sin embargo, después de eso, la policía de Rosario hizo un operativo en La Tablada en el que detuvo a una persona y varios kilos de drogas y precursores químicos cuya venta se hace solamente a personas inscriptas en un registro, lo cual sería una buena pista para avanzar en las investigaciones. Todo bien presentado, pero lo más importante será saber cuál es el grado de acompañamiento que tendrá el comisario Cristian Sola al que le han asignado la responsabilidad operativa del combate contra la droga y que cuenta con la confianza del poder político, esto es el Ministro y obviamente el Gobernador. Antonio Bonfatti no ha hablado del asunto, las declaraciones y respuestas han quedado en manos del nuevo Ministro, pero se sabe en la policía que en un par de semanas o a fin de mes, habrá revisión de estadísticas, procedimientos y se evaluará el rendimiento de los responsables de las 19 departamentales en el combate del narcotráfico.

Hay una creciente actividad del narcotráfico, y por ende si la policía hace su trabajo como debe, los "números" tendrán que mejorar sustancialmente. No tiene mucho margen Lamberto, porque si la policía fracasa el que se verá comprometido es el poder político. Salvo algunas denuncias altisonantes, como la del diputado bonaerense Marcelo Saín (un reconocido conocedor de la problemática del narcotráfico) hasta el momento no hay sospechas de complacencia con las bandas o con los policías que pudieran estar involucrados. Saín fue muy duro con Hermes Binner a quien acusó de "hacer la plancha" en el tema policial, y si bien eso cayó muy mal entre los socialistas, las estadísticas le dan la razón al ex-jefe de la policía aeroportuaria, y la falta de exigencia a la policía se trasuntó entre otras cosas en la ausencia de declaraciones juradas de quienes seguían ascendiendo en la escala policíal como en su situación patrimonial. Tomando nota de eso, Bonfatti puso manos a la obra y la breve pero efectiva gestión de Corti modificó el rumbo del vector. Nada serio se construye de un día para otro, pero sí se puede deshacer lo que está mal con determinación y respaldo político. Lamberto cuenta con ese aval y más aún es del núcleo duro del partido socialista, por eso su nivel de responsabilidad debe multiplicarse y obtener los resultados que se anunciaron el día de su llegada al cargo. Los modos pueden ser diferentes, pero lo que no debería cambiar es el rumbo y la determinación para transitarlo.

La reforma

El poder Ejecutivo cree que el jueves se aprueba en el Senado con el voto de todos los sectores y sólo algunas discrepancias. Desde ya con modificaciones, pero el hecho político es que pasará el Senado, confían en la Casa Gris.

Si así fuera, el trámite en Diputados -que parecía más sencillo que la Cámara alta- va a facilitarse. En los últimos días hasta el sector que orienta Luis Rubeo (el más dialoguista) se ha retraído con el lógico argumento de no hacerse cargo del mayor costo político. Rubeo debe hacer equilibrio en el bloque frente a legisladores de distinta procedencia y diferentes planes políticos. Oscar Martínez, por ejemplo salió a empapelar la ciudad con su cara como el paladín del anti impuestazo, como si el retoque al avalúo catastral fuera confiscatorio y no una miserable actualización de montos a productores en el caso de la zona núcleo y de grandes extensiones, millonarios. Su colega Alberto Maguid que lidera un minibloque más numeroso que "Cachi" Martínez, salió a apoyar la reforma (que votarán los 4 diputados del sector) y a pedirle a sus compañeros que hagan lo mismo. Es que Maguid sabe que el impacto de la recaudación del tributo renovado será del doble en las arcas de los municipios (representara el 6% aproximadamente) que lo que repercutirá en el tesoro provincial. Pero para asegurarse un control de la situación, lo que seguramente se modificará es la automaticidad del ajuste cada año, y en ese sentido el peronismo querrá que cada período vuelva a ser la Legislatura la que se ocupe del retoque porcentual. Probablemente también haya otras modificaciones y eso se verá sobre la marcha porque la policromía de la bancada peronista no permite acordar con un jefe de bloque sino buscar el consenso de media docena de presidentes de bancadas. Aún y a pesar de las dificultades, en el gobierno son optimistas, y una fuente de primera línea sintetizó las expectativas en un simple "si no hay, no hay para nadie".