OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD
El gobernador Bonfatti recibió el llamado de la presidenta por las inundaciones en Santa Fe. Después de agradecer le recriminó viejas deudas. La intendenta Fein cultiva mejores relaciones ahora con la Nación y se mantiene firme en su posición de no otorgar subsidios sino créditos blandos a los damnifiacodos de Fisherton.
› Por Leo Ricciardino
La supina y ofensiva ignorancia de varios comunicadores de medios electrónicos de capital federal, demostraron una vez más esta semana que a veces la desidia le gana a cualquier sospecha de operación política. Así fue que varios canales de TV de los más vistos a nivel nacional ilustraron las inundaciones de Santa Fe con imágenes dramáticas del 2003 y hasta confundieron Rosario con la capital de la provincia. Aunque cueste creerlo, así fue. Esto no sólo enojó al intendente José Corral -cuyos colaboradores empezaron a llamar a los medios capitalinos, preocupados porque enmienden el error, pero también por las repercusiones políticas-; sino que también disparó el inmediato llamado de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al mencionado jefe comunal, a la intendenta de Rosario Mónica Fein y al gobernador Antonio Bonfatti.
Todos agradecieron el llamado y la preocupación presidencial, pero Bonfatti sorprendió agregando una dura declaración después del agradecimiento: "Que le pague (la presidenta) a la provincia lo que le debe", y hasta enumeró "obras de infraestructura, viviendas, caja de jubilaciones y presos federales". La buena relación que había esgrimido el mandatario hasta ahora diferenciándose de Hermes Binner que viene endureciendo su discurso opositor a medida que se acerca el cronograma electoral, parece haber llegado a su fin. O quizás la reacción del gobernador se vio también potenciada por lo que acababa de suceder en esas horas: La intendenta Fein se traía de su reunión con Diego Bossio de la Ansess nada menos que la inclusión de Rosario en el plan Procrear II que contempla viviendas para los sectores medios sin terrenos. Mientras que Bonfatti veía naufragar la posibilidad de que aparezca una firma de la Nación para vehiculizar el crédito blando en dólares conseguido en Kuwait para los acueductos del norte provincial. En el entorno de la Casa Gris sostienen que es la Nación, con su actitud, la que acerca más al discurso de Binner al propio Bonfatti. Claro que desde la Casa Rosada entienden que los beneficios que reclama el mandatario provincial serían también para uno de los más feroces críticos del gobierno nacional como lo caracterizan a Binner. Como sea, Bonfatti ya no está donde se encontraba unas semanas atrás. Y más de allá de ajudicarle esta situación a uno u otro mandatario, lo real es que más santafesinos se verán afectados por las gestiones que no lleguen a buen puerto.
Para el gobierno provincial esta situación no debería estar pasando. "Una cosa es que el gobernador reclame -en nombre de todos los santafesinos- las acreencias que la provincia tiene con la Nación, y otra cosa es el avance o no de trámites en los que se ha estado trabajando desde hace meses y sin resultados alentadores", dijo el ministro de Gobierno Rubén Galassi como para separar la gestión de la política electoralista que sin duda teñirá a todas las acciones durante este año. Lo que en realidad parece estar diciendo el ministro más influyente de Bonfatti es que el gobernador no estaría reclamando deudas en estos momentos si la Nación tuviese gestos más concretos para con obras y promesas que siguen sin cumplirse.
El agua y el barro
La Municipalidad de Rosario resultó afectada por estos días por dos inundaciones que sucedieron a kilómetros de su jurisdicción: La Plata y la ciudad de Santa Fe. Las consecuencias de los dos flagelos reflotaron la polémica por los inundados rosarinos del 20 de diciembre pasado y su pelea por el resarcimiento económico.
Está claro desde el vamos que la disputa se centró en un grupo de vecinos de Fisherton, ya que el resto de los barrios de Rosario que sufrieron el avance de las aguas tiene otra dinámica de reclamos y, es evidente, otras necesidades más urgentes que cubrir. Cuando se hizo el primer conteo de pérdidas materiales y se llegó a una suma per cápita de 20 mil pesos por familia en Fisherton, está más que claro que ni aunque hubieran querido perder cosas por ese monto en Nuevo Alberdi, no hubiesen podido.
"¿Qué pretendían algunos concejales, que nos aparezcamos por Fisherton ofreciendo colchones?, nos hubiesen insultado en varios idiomas", confesó ayer a este periodista una alta fuente del Ejecutivo municipal.
El municipio cree que se ha ingresado en un terreno muy peligroso en el debate por el resarcimiento económico. La verdad -dicen- que la salida en ese sentido que se ofreció para inundados de La Plata "fue muy excepcional" y en ese marco las autoridades de Rosario creen que el trámite de gestionar subsidios nacionales para los inundados rosarinos no llegaría a buen puerto. Y también ponen como antecedentes las inundaciones de 2003 en Santa Fe, donde aquel municipio nunca otorgó subsidios y sólo lo hizo el gobierno de Carlos Reutemann a un altísimo costo porque no todos firmaron la conformidad y hay aún hoy damnificados en juicio por el tema.
Tal como sucedió en La Plata aquí en Rosario aún se da ese debate delicado sobre la cifra de muertos por la suba intempestiva de las aguas. Mientras que el Ejecutivo contabiliza a un solo muerto (el muchacho que fue tragado por la boca de tormenta cuando intentaba un rescate) y lo coloca por fuera de las consecuencias directas; la concejala María Eugenia Schmuck sostiene que hubo por los menos tres muertos. Contando a dos ancianas que murieron por enfriamiento la mañana siguiente a la inundación y después de pasar horas tendidas sobre unos muebles esperando que las rescataran.
El oficialismo insistirá en lo que cree que es posible: El trámite de créditos blandos para los damnificados y la gestión de obras de infraestructura para evitar que la situación pueda repetirse en un futuro. Con esa estructura argumentativa afrontará la difícil sesión de este miércoles, convocada especialmente por los ediles de la oposición para tratar este tema. "Se ha ingresado en un camino peligroso y sin retorno", piensan en el gobierno de Mónica Fein cuando se refieren a lo que se plantea como "una salida económica e individual en lugar de consensuar un acuerdo colectivo con los damnificados como sucedió en otros barrios", dicen y agregan que la oferta indiscriminada de subsidios plantea una "situación anómala en la que después entran a jugar otros factores. Cómo, cuánto y a quién le doy pasan a ser un problema del Estado pero también de las personas que vuelven a victimizarse", argumentan. De todos modos, en el socialismo no pierden de vista que lo que salga de la sesión especial del miércoles necesitará de mayorías especiales ya que ninguno de los expedientes que allí se tratarán cuenta con el despacho de la comisión correspondiente.
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