OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD
Los cruces de esta semana entre la justicia federal y la provincial por los procedimientos que empezaron a desarticular bandas nacrocriminales, ponen al descubierto otras limitaciones del Estado para el combate franco contra la droga. El interminable armado del peronismo para estas elecciones.
› Por Leo Ricciardino
A cualquiera que le den a elegir un punto débil, y sólo uno, de la gestión del gobierno provincial dirá "seguridad", casi sin titubeos. Por eso es lógico que la administración que encabeza Antonio Bonfatti esté dispuesta a mostrar a quien quiera verlo el avance en la lucha contra la narcocriminalidad. Por eso, de Bonfatti para abajo creen fehacientemente que el fiscal Juan Patricio Murray cuestiona los allanamientos no sólo desde el punto de vista técnico. En esta disputa por los fueros subyacen intencionalidades políticas, pero no necesariamente electoralistas, sino más bien vinculadas a una manera de entender el Estado y la justicia.
Como sea, el gobierno nacional no hace otra cosa muy distinta del provincial, en este terreno de crear grupos y fiscalías específicas para rubros complejos como la narcocriminalidad y la trata. Son cómo células que buscan conmover a las anquilosadas estructuras tradicionales de la justicia. Pobres los jueces federales a los que les toque compartir causas con un fiscal como Murray, ya no descansarán y deberán abocarse profundamente a atender los requerimientos de una fiscalía en movimiento. Lo mismo para la provincia, ¿qué harán los otros magistrados después de ver el despliegue de acciones, órdenes y trámites cumplimentados por el juez de Instrucción Juan Carlos Vienna?
El Procurador de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, Jorge Barraguirre no se levantó una mañana y dijo acá hay que hacer algo. Es claro que hubo reuniones, pedidos, requerimientos y demanda de soluciones de parte del poder político que veía con estupefacción cómo todos los días le tiraban un cadáver en las calles de Rosario. Era espectador de cómo sus reformas judicial y policial se iban por un agujero negro de violencia, sangre y drogas.
Pero claro, en medio de la "fiesta" nadie quiere empezar a hablar de lo que habrá que pagar cuando la música se termine. Por eso suenan tan mal las advertencias de Murray sobre la competencia federal de los procedimientos que empezaron a desarticular la banda de Los Monos y que golpearon en el plexo al narcotráfico de la región como pocas veces había sucedido.
"A la gente no le importa si a estos tipos los mete en cana la justicia provincial o federal, lo que quiere es verlos tras las rejas", repiten por lo bajo en la Casa Gris, y no se equivocan. Pero hay obligaciones como las del titular de la Procuradoría contra la Narcocriminalidad, Félix Crous que advierte que "una investigación puede ser muy redituable para la tapa de los diarios cuando se detiene a una persona de manera irregular, pero es una calamidad cuando dos años después se lo absuelve por un procedimiento nulo".
Tampoco es verdad que las críticas que hicieron el fiscal Murray y -más virulentas aún- las del Defensor General Gabriel Ganon; hayan sido las que le dieron la idea a los abogados defensores de Los Monos para pedir la nulidad de los procedimientos por haber sido realizados por la justicia provincial. Sí es más probable que esta disputa pública entre los fueros federal y provincial le hayan dado cobertura al juez Marcelo Bailaque para rechazar el pedido de nulidad cursado por Murray y, de paso, dejar que toda la faena continúe en manos del juez Vienna. A tal punto tiene dos caras la moneda que el fiscal Crous está convencido de que fue la provincia --con el accionar de su poder judicial- la que le dio "la mejor coartada a los detenidos" y no al revés como dicen en el gobierno santafesino.
La lista interminable
Enfrascado en una rosca que teje y desteje armados políticos de todo tipo, el peronismo santafesino y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner (la que decidirá en última instancia); parecen decididos a llevar el misterio hasta el final. Todo hace preveer que la danza de nombres puede llegar incluso hasta unas horas antes del 22 de junio, último plazo para oficializar la nómina de candidatos a diputados nacionales.
A tal punto llega el desconcierto que las dos personas más mencionadas para encabezar la lista, en serio, tienen pocas pistas de cómo terminará todo. "A mí no me llamaron", repite María Eugenia Bielsa. "la verdad es que no tengo nada en concreto", reitera Jorge Obeid.
Todo parecía aclarado con la salida de Agustín Rossi del frente de batalla electoral en la provincia. Pero la verdad es que una vez que tomó juramento como ministro de Defensa, las negociaciones recién comenzaron en torno de la misteriosa nómina.
Es que son muchas las cuestiones a tener en cuenta. De arranque, tiene que ser una lista competitiva porque enfrente están Hermes Binner y Miguel del Sel. Luego tiene que ser territorialmente equilibrada: Uno del sur, otro del norte provincial o viceversa. Después tiene que ser equitativa, esto es representar más o menos a las distintas expresiones del peronismo provincial. También debe garantizarle a la presidenta que serán diputados comprometidos con la defensa del modelo, y además hay que cumplir con el cupo femenino que marca la ley. Y todo eso en unos pocos lugares. La tarea es titánica.
En las últimas horas y en el marco de la gran cantidad de rumores que todos los días se suman, apareció el nombre de Rafael Bielsa. El ex canciller y hermano de María Eugenia reapareció en la agenda de la mano de La Cámpora y en el caso de que fuera imposible contar con la arquitecta para la nómina. Con todo, no pocos creyeron que se trató en realidad de una operación para perjudicar a la ex vicegobernadora en una maniobra intrincada y más cerca de la psicología que de la política. Como sea, a cada minuto todo parece que es barajar y dar de nuevo. Tampoco se descarta un nombre sorpresa, aunque a esta altura ese debería ser el nombre de la lista para las elecciones de agosto y octubre.
La presidenta se juega mucho en estas elecciones, no hay dudas. Pero tampoco es menor lo que pone en riesgo el peronismo provincial. ¿Cuál será el destino del PJ en 2015 si sale tercero en la provincia en estas elecciones nacionales?, ¿con qué estructura o respaldo llegará un candidato a gobernador del peronismo en un escenario electoral tan deficitario? En esto también deberían estar pensando los que toman las decisiones.
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