OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD
Las cartas están echadas. Las principales fuerzas políticas oficializaron sus candidatos nacionales en Santa Fe. Una que otra sorpresa a lo que ya se conocía. Para los comicios locales aparecen las primeras estrategias: Invisibilizar al principal adversario y buscarse otras peleas. Las posibilidades de los más "chicos".
› Por Leo Ricciardino
"Todas las listas son las listas posibles", comentó ayer un experimentado dirigente que ha protagonizado decenas de frenéticos cierres de candidaturas desde la recuperación de la democracia. El comentario, sobre todo, apuntaba a la nómina de candidatos a diputados nacionales que finalmente terminó oficializando el Frente para la Victoria. Más allá de las quejas del Movimiento Evita por la oferta en las posiciones que le hicieron entre esos nombres, la verdad es que ni ese movimiento ni otro tienen en la provincia un hombre o una mujer que concite el suficiente interés electoral como para generar otro tipo de negociaciones internas. Sí tiene, este movimiento, un trabajo territorial que puede exhibir y hacer valer. Pero respecto de las quejas, también tendría que ponerse a la cola de otros sectores del peronismo que seguramente no se ven representados en la lista final que se presentó la medianoche del sábado.
Jorge Obeid está donde debe estar según las circunstancias. Es decir, es un ex gobernador que encabeza la nómina porque -en verdad- no hay otro dirigente peronista en la provincia que genere un interés electoral superior. El nombre de Obeid aparecía de todos modos con o sin María Eugenia Bielsa, con o sin Agustín Rossi. Con esos dos nombres fuera de las posibilidades del armado, que el ex mandatario provincial estuviera al tope de la nómina no debe sorprender a nadie. En todo caso, el peronismo en su conjunto debería replantearse por qué es que debe recurrir a Obeid en los tiempos que corren. Lo mismo que podría plantearse el peronismo de Rosario a la hora de ir corriendo a buscar una alianza con Héctor Cavallero. En ambos casos la respuesta es sencilla y contundente. Dicho con todo el respeto que merecen estos dos veteranos de la política: No hay otros.
Todo el proceso de demonización del dedo de Cristina Fernández de Kirchner, merece honestamente ser replanteado. La verdad es que la presidenta opinó no más allá de lo que lo han hecho otros en su cargo a la hora del armado. Santa Fe tuvo su menú y salvo la designación de Rossi en Defensa y la frustrada negociación con Bielsa; la presidenta pudo haber llegado a influir en el lugar -quizás ni siquiera en el nombre- para la agrupación La Cámpora. Por eso es que Josefina "La Tana" González quedó en el segundo lugar de la nómina. Para muchos una designación con más anclaje en la provincia que la que se hizo en su momento con Marcos Cléri, a la hora del armado de listas del 2011.
Eduardo Seminara fue el nombre que aportó el rossismo y Romina Luciani llega a su postulación de la mano de su jefe político, el secretario de Transporte de la Nación, Alejandro Ramos. Hasta aquí, la presidenta no hizo más que respetar las posiciones y propuestas que hacían dirigentes cercanos con trabajo en la provincia. El lugar para un sindicalista histórico como Victorio Paulón completa el armado de la mano del presidente del Partido Justicialista de Santa Fe. José Freyre tiene nulas posibilidades de transformarse en diputado nacional, pero su inclusión habla por lo menos de un respeto orgánico al PJ de parte del kirchnerismo. Con sus aciertos y con sus errores, Freyre es lo que hace tiempo pudo consensuar el atomizado escenario justicialista de esta provincia para plantear una idea de conducción político y normalización partidaria.
Como dice el técnico Miguel Russo cada vez que quiere evitar profundizar en complejas explicaciones: "Esto es Central". Bien, señores, "esto es el peronismo santafesino".
Asoma la estrategia.
En el ámbito de la ciudad de Rosario, la dispersión de candidaturas y la cantidad de disputas internas que se darán en las PASO (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias); otorgan a estos comicios para concejales un plus que desde ya no tienen las elecciones nacionales para los diputados en esta misma provincia. Sin embargo, los principales candidatos a disputar escaños en el Palacio Vasallo ya comenzaron a mostrar de qué irá el juego en las semanas venideras.
Fue el caso del primer candidato a concejal del oficialismo dentro del Frente Progresista Cívico y Social. El ministro de Salud Miguel Cappiello habló este fin de semana con este diario y aseguró que "nosotros estamos viendo una polarización con la lista que encabeza Cavallero". Esto y negar la existencia de la nómina que encabeza el principal adversario interno Jorge Boasso, es más o menos lo mismo. Desde la intendenta Mónica Fein, al gobernador Antonio Bonfatti y el candidato a diputado Hermes Binner; saben muy bien que ése y no otro es el candidato a vencer en Rosario. Ahí se disputarán los sufragios del Frente y no en otro lado. Los que voten por Cavallero y Norma López ya tienen decidido su voto de antemano y son los que no votarían nunca a la lista de Cappiello. Pero los votantes del ministro sí podrían optar por darle un apoyo concreto a Boasso a quien recortan como un concejal activo y crítico, con mucha penetración en el electorado rosarino.
A la vez Boasso podría llegar a disputar parte de sus chances con la lista que encabeza Diego Giuliano aunque por ahora se mantenga más atrás en los sondeos de opinión pública. El peronista que dió el salto hacia al PRO no es un macrista de la primera hora, lo cual precisamente podría darle otra performance en Rosario. Una ciudad que a veces coquetea un poco con la centroderecha pero prefiere que no se note demasiado.
Por su lado, el kirchnerismo tendrá su interna interesante con la lista "rossista" encabezada por Cavallero y López y la nómina de Fernando "Chino" Rosúa que apuesta desde el Movimiento Evita. Por su lado, Juan Giani se lanza a disputar el mismo espacio electoral. Después, las decenas de listas peronistas que están en pugna tendrán que ver primero si superan un escollo insalvable: Deben sacar más de 16 mil votos en las PASO para poder llegar a la contienda general de octubre. Muchos de los postulantes no están en condiciones ni de obtener la cuarta parte de esa suma. Pero se sabe, a pesar de todo se sigue participando.
En todos los casos hay conveniencias y convicciones. Cada uno sabe lo que arriesga y por qué lo hace. Por ese sendero pasó la decisión de Mónica Peralta con el GEN, Cauce Progresita y Pares; tres partidos pequeños que detrás de la figura de la subsecretaria de Cultura de Rosario intentarán medir las posibilidades del espacio, en un desafío abierto hacia el interior del Frente Progresista, sin ánimo de confrontar pero sí de recordar de manera permanente que ese frente político se compone de al menos ocho fuerzas. Una situación que no siempre se tiene en cuenta cuando hay electores y liderazgos demasiado fuertes.
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