OPINIóN
› Por Pablo Feldman
La solución --por este año-- del conflicto docente y la confirmación del adelanto de Rosario/12 del domingo pasado del cierre de campaña con Néstor Kirchner en Rosario, fueron dos buenas noticias para Agustín Rossi que se produjeron en la semana. El candidato del "Frente para la Victoria" recorre incansablemente no solo la provincia de Santa Fe, sino también los medios capitalinos, donde la mano del jefe de campaña "Pepe" Albistur consigue espacios inexistentes otrora para candidatos que no fueran porteños o bonaerenses. También esta semana comenzó a difundirse un spot publiciatario en el que el Presidente pide el voto para Rossi, que lo mira como pensando si alcanzará con eso.
La decisión de cerrar en la provincia de Santa Fe, especificamente en Rosario --donde también se lanzó la campaña nacional-- es exclusiva determinación del Presidente.
Originalmente el cierre --obviamente habrá otros actos hasta el 21 que comienza a veda-- iba a ser en La Matanza u otro populoso partido del conurbano. Pero era cuando en el gobierno las encuestas no le daban lo que dicen que les dan ahora, una amplia ventaja de mas e 20 puntos de Cristina Fernandez de Kirchner, sobre Ilda "Chiche" González de Duhalde.
Recién en la semana comenzaron a aparecer numeros de la provincia, tendencias que los candidatos conocían de anteamano pero que ahora pueden tener utilidad proselitista. Segun el caso, y al estilo del "cuanto quiere que le de" que le atribuyen a los contadores a la hora de cerrar declaraciones de impuestos, algunos "profesionales" de los números -tal vez alquimistas frustrados- proyectan escenarios tan contradictorios que mal no les vendría recordar la "gran Otaegui", un encuestador que en los `90 ni siquiera se cubrió con "el empate técnico" o el "error muestral" y vaticinó que Fredy Storani le ganaría la gobernacion de Buenos Aires a Eduardo Duhalde. O para una referencia más cercana -en todo sentido-, la "gran Murillas" que pronosticó el triunfo de Jorge Boasso sobre Horacio Ghirardi en las internas abiertas de hace apenas un par de meses.
Hace diez días, cuando Rossi hizo una de sus tantas incursiones a la Casa Rosada, el Presidente le dijo que creía que podía remontar la ventaja en Santa Fe y lo acosejó sobre la necesidad de nacionalizar el discurso de campaña. Fue allí que le confirmó una nueva visita a la provinicia --que en principio iba a ser a Reconquista, pero que a poco de ver el padrón dedicidió cambiar el destino: Santa Fe ciudad o Rosario. Finalmente fue Rosario.
¿Por qué Kirchner elijió Rosario, siendo que la encuesta más generosa para su candidato lo ubica 20 puntos debajo de Hermes Binner?
¿Por qué a la ciudad que gobierna desde hace 15 años el socialismo, que se perfila para otro triunfo en el municipio, pudiendo ir a Rafaela, Venado Tuerto u otras ciudades claramente peronistas?
La respuesta podría dar lugar a varias interpretaciones; algunas con pretensiones épicas, otras más realistas, pero en cualquier caso la decisión la tomo Kirchner.
En el primer caso, alrededor del Presidente se ha tejido una trama casi mística en torno a sus posibilidades. "Si fuera sacerdote --en lugar de Presidente-- sería un cura sanador", dijo a Rosario/12 un kirchnerista de las últimas horas --que no distan demasiado de las primeras--. "Al Presidente no le interesa que el socialismo gane en Rosario, si el Frente para la Victoria gana la provincia; es más, le gran tiene aprecio a Miguel Lifschitz", sostiene el dirigente que completa el analisis diciendo que "la idea es acortar en Rosario porque con la ventaja que hay ahora no se puede dar vuelta en el interior".
Esa es en rigor la explicación más cercana a la realidad que se puede esbozar para entender porqué Kirchner viaja a Rosario nada menos que el 17 de octubre. En los principales despachos de Balcarce 50 están convencidos que el riesgo mayor para el "invicto presidencial" es Santa Fe y no Capital Federal, donde Rafael Bielsa se acercó a Mauricio Macri y a Elisa Carrío que lidera la intención de voto.
Pero el "invicto" no sería lo único, sobre todo porque Capital está reñida y alguna otro provincia --de menor relevancia-- también pueden ser escenario de un revés. El problema en caso de un triunfo de Binner en Santa Fe, y en simultaneo uno de Carrió, le quitaría buena parte de la representación del progresismo que el Presidente quiere encabezar.
Hay cerca del Kirchner quienes en caso de no ganar Bielsa, preferirían un triunfo de Macri en Capital antes que de Carrió, precisamente por esa razón. De cara al 2007 Macri podría perfilarse como un presidenciable de la centro-derecha, y polarizar con el candidato K.
Si fuera Carrió, en cambio, la clientela de Lilita es en buena medida a que hoy seduce el discurso oficial.
El escenario más complicado, entonces, sería un doblete Binner-Carrió, por eso mismo es que Kirchner --que está todos los días en Capital Federal-- sale al interior para tratar de dar vuelta Santa Fe. Y no porque haya posiciones irreconciliables con Binner --para quien no tuvo nunca un cuestionamiento-- sino pensando en el futuro, no en Santa Fe sino la elección nacional.
En Santa Fe, la campaña de Binner también hace foco en el 2007. "Empieza el cambio" es la frase que se utiliza como en todos los afiches y spots publicitarios. La referencias que hace el ex intendente de Rosario se vinculan mucho más con el pasado y presente de la provincia que su futuro como legislador nacional.
Binner cree que despues de 22 años de gobierno del peronismo en Santa Fe, ofrecer un cambio --que en el mejor de los casos será recien dentro de dos años-- es la oferta más atractiva para un comicio que define cargos para el parlamento nacional.
Por ahora las encuestas parecen darle la razón, tanto como las desafortunadas declaraciones de Carlos Reutemann --que recorre algunos departamentos junto a Rossi, pero que no se muestra en su ciudad--.
"Hay que votarlo a Rossi para apoyar al Presidente Kirchner" dijo el Lole y hasta ahí todo bien. Pero tras cartón agregó: "si votan a otro vayan a pedirle a ese las obras para Santa Fe, no a Kirchner" amenazó el ex piloto de Fórmula Uno, poniendo como ejemplo la culminación de la autopista Rosario-Córdoba.
El senador no solo dio una clara muestra de su capacidad de reciclaje político --pasaron solamente un par de años del abrazo para la foto con Carlos Menem dos tres antes de la última presidencial-- sino de su preocupación para el futuro, que más allá de las versiones que lo ubican como posible Canciller, le presentaría un 2007 por primera vez sin Ley de Lemas en toda su carrera política.
Anteayer Página/12 publicó un reportaje a Agustín Rossi en el que el candidato eludió la definición de progresismo --por no poder aplicársela a Reutemann-- y ante la insistencia del cronista para que definiera al Lole en una palabra, Rossi lanzó "transparencia".
Por los dichos transcriptos más arriba, no parece equivocarse: el condicionamiento expresado en "vayan a pedírselo a otro" es precisamente lo que Binner enarbola como estandarte en su campaña. Agustín Rossi viene llevando adelante una campaña inteligente y sin exabruptos. Partió de muy abajo, y ha crecido merced al apoyo presidencial y a su propia impronta que lo muestra como un dirigente serio y moderado. Flaco favor le hacen al presidente del Concejo Municipal actitudes rayanas en el integrismo. Otra cosa sería, que en el acto de cierre --por tratarse nada menos que del 17 de octubre en la que fuera antaño la "capital del peronismo"--, sonara la afinada voz de Hugo del Carril entonando la "marchita", y aparecieran los retratos de Peró y Evita. Sobre todo porque la melodía de Alejandro Lerner --que reemplazó en los actos "K" esos sones ante los que nadie permanecía indiferente -- le sugeriría a Rossi: "Mira a tu alrededor".
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