OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD
El pelotón de candidatos que lanzó el kirchnerimo en Parque Norte. El desembarco de Massa en Rosario. Los laberintos del peronismo santafesino. Más capítulos de la novela narco en la ciudad y las conspiraciones que involucran a los federales.
› Por Leo Ricciardino
El ministro de Defensa de la Nación, Agustín Rossi, llegó esta semana a la cima de la conducción partidaria en el peronismo nacional al ocupar una de las vicepresidencias. El lote lo completan otros tantos presidenciables como Daniel Scioli, Florencio Randazzo, Sergio Uribarri, Aníbal Fernández, Julián Domínguez y Juan Manuel Urtubey. En este universo, el único que se corta solo arriba es el gobernador bonaerense, luego lo siguen Randazzo y Rossi, que se ubica en el tercer lugar de las preferencias electorales según los sondeos. La definición de las autoridades partidarias el viernes en Parque Norte no fue otra cosa que la cristalización del método que utilizó Cristina Fernández de Kirchner para ungir a su sucesor. Larguen todos los que se sientan con ganas y chances que después los medimos y resolvemos. Más o menos dicen que fue la frase. Lo cual no quiere decir automáticamente que el elegido sea Scioli.
La demostración kirchnerista debe haber alterado algo al renovador Sergio Massa, sino no hubiese disparado la retahila de twits que redactó el día sábado, todos destinados a desacreditar a aquellos que se "apuran" para los lanzamientos políticos cuando en realidad "es tiempo de trabajar en las principales preocupaciones de la gente", como dijo el intendente de Tigre que prepara su desembarco en Rosario. Se dice que llegará acompañado de Carlos Reutemann, lo cual indica inmediatamente la distancia kilométrica a la que se encontrará el primer massista santafesino: el diputado nacional Oscar "Cachi" Martínez, un adversario irreconciliable para Reutemann. No sólo que donde está Lole no está Cachi, sino que además es a esta altura evidente que Martínez participa del armado político del Frente Renovador en Santa Fe pero sólo trabajando con colaboradores de Massa, nunca con el propio Massa al lado.
Más allá de que algunos medios quisieron destacar las "ausencias" del cónclave que ungió a Eduardo Fellner como presidente del PJ nacional, si se repasan detenidamente las presencias se podrá observar algo que para muchos influidos por los discursos opositores se ha perdido de vista: la reunión de Parque Norte puso de manifiesto que la artillería política del gobierno no está para nada desarticulada y que el kirchnerismo sigue gravitando fuerte en el mundo peronista. Más de una docena de gobernadores, decenas y decenas de intendentes, sindicalistas, legisladores nacionales y provinciales y militantes le dieron a la ordenada reunión un aire de potente fuerza política con miras al 2015. Del otro lado, Massa no asiste tan claramente al fenómeno que se anticipaba a anunciar tras las legislativas del año pasado: el salto con garrocha de dirigentes peronistas hacia su sector parece más que nada congelado en los últimos meses y todavía falta mucho para llegar a las presidenciales. Es una competencia de largo aliento y enfrente hay por lo menos un candidato con similares o mayores chances. El que compre por timorato a Scioli, por ejemplo, es claro que se equivoca.
Pero la fórmula de la presidenta para designar sucesor no tiene posibilidades en Santa Fe. Aquí el peronismo quiere necesariamente ampliar su base por fuera del kirchnerimo al que nunca adhirió totalmente. Quiere desdibujar sus contornos para parecerse un poco más a Reutemann, para confundirse con Miguel Del Sel, para tratar de encarnar otro espíritu que pueda darle posibilidades ante el Frente Progresista y ante el PRO. "Un gran objetivo del peronismo santafesino sería no volver a ser terceros", dijo el otro día un dirigente para poner en negro sobre blanco el esquivo escenario electoral que el PJ provincial tiene por delante. Aquí no hay un Scioli, hay candidatos potentes en otras fuerzas y el peronismo deberá trabajar mucho para respaldar a quien mejor se perfile entre ellos. Sigue siendo la arquitecta María Eugenia Bielsa la carta más ganadora de cara al 2015, pero aún no hay definiciones al respecto. El que más claramente quiere es Omar Perotti, que ya empezó a despegarse del kirchnerismo para diseñar su estrategia de amplia base con miras a los comicios. Pero tendrá que adquirir más volumen y otorgar algunas definiciones más o menos contundentes si quiere sectores encolumnados detrás de sí. Por ahora, el kirchnerimo piensa en probar alternativas que pasan más que nada por llegar con las botas puestas hasta el final: Luis Rubeo quiere y se anota. Mientras otros piensan en la sorpresa que sería impulsar a una mujer (la diputada nacional Claudia Giaccone); y otro grupo se inclina por el candidato joven (el diputado provincial Leandro "Quico" Busatto). Al no haber un candidato que traccione todos querrán ser de la partida para que su grupo tenga existencia y pueda tener posibilidades de sobrevivir. Sin una clara mano ganadora las apuestas se diversifican.
Delitos y combates complejos
En tanto, el combate contra el narcotráfico en Rosario y la provincia sigue arrojando capítulos imperdibles casi de manera cotidiana. Ahora se sabe que Los Monos no eran más que un capítulo en la atractiva e interminable novela de la narcocriminalidad local. Nuevas ramificaciones, dobladores de autos, ladrones de todo tipo se han volcado al lucrativo negocio de la venta de estupefacientes. Y detrás de todas y cada una de las acciones, al final, siempre aparece un uniformado provincial. Se busque por donde se busque. El tema no tiene fin.
En las últimas horas, la Secretaría de Delitos Complejos intentó darle un carácter burocrático y meramente admninistrativo al descabezamiento de la Brigada antinarcóticos de la policía de Rosario. Todo comenzó cuando el jefe del escuadrón pidió su traslado porque se sintió desautorizado. Cómo no iba a sentirse así si ni siquiera le avisaron de los 30 allanamientos que terminaron por desbaratar a una importante banda la semana pasada. Pero es claro que no le avisaron porque sospechaban de él y sus hombres. Entonces, no se trata de un mero cambio administrativo sino de otro increíble foco de corrupción dentro de la fuerza.
También en estos días el diputado provincial Oscar Urruty (PPS) lanzó una seria acusación pública. El legislador cree que hay escuchas telefónicas e investigaciones con las que intencionadamente se intenta desprestigiar el trabajo que vienen haciendo las fuerzas federales en la ciudad. Producto de esto y no de otra cosa, sería el frustrado allanamiento en Ludueña donde detuvieron a un grupo de consumidores menores y escasísima cantidad de droga.
El que se fue satisfecho de la reunión con el gobernador Antonio Bonfatti y los ministros Rubén Galassi y Raúl Lamberto, fue el concejal Héctor Cavallero, que les dejó la inquietud de formar un área específica de inteligencia del futuro destacamento de Gendarmería que quede fijo en Rosario. El edil es uno de los convencidos de que poco y nada se está trabajando en inteligencia previa para combatir este complejo delito.
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