El intendente Miguel Lifschitz dejó unos apuntes esta semana antes de partir hacia Venecia, donde fue a representar a Rosario (invitada especialmente) a una bienal de arquitectura urbana. Entre esas consideraciones, Lifchitz se encargó de remarcar que no habrá vuelta atrás en el reclamo a la provincia por los descuentos de la Ley de Financiamiento Educativo que, para Rosario, implicará a fin de este año un pérdida de tres millones de pesos. "No es mucho dinero, es cierto. Ahora, si no es mucho dinero, ¿por qué sacárselo a los municipios?", se preguntó el jefe comunal y añadió que "acá lo que preocupa es que éste es un fondo progresivo hasta el 2010". Es decir, que para el caso de Rosario serán tres millones este año, podrán ser cinco para el próximo, seis o siete para el 2008 y así hasta llegar al año del bicentenario.

Además, el descuento que operará la provincia por esta Ley no debería -según Rosario- afectar a los municipios y para demostrar eso los socialistas andan encima con las fotocopias de las respuestas que dieron sobre la cuestión, el ministro de Educación de la Nación Daniel Filmus y el Jefe de Gabinete Alberto Fernández.

Otro de los apuntes que dejó Lifschitz está relacionado con su candidatura a la relección, un tema que no lo seduce tanto pero que asume como parte de su "pertenencia a un grupo político, un partido, en el que cada uno debe asumir su rol en el marco de una estrategia general". Y está claro que, dentro de esa estrategia, está el cálculo de conservar en Rosario una porción de votos que le permita a él conservar con holgura su cargo y aportar también ese caudal para la postulación de Hermes Binner a la gobernación, donde tendrá que compensar los sufragios que el peronismo pueda arrebatarle en los distritos norteños de la bota.

Pero en este año preelectoral, cada cosa -por más nimia que parezca- se tiñe rápidamente de campaña, de sospechas y eso implica que puede ser usada por el adversario con distinta suerte. Así interpretó el peronismo rosarino el mensaje que remitió Lifschitz al Concejo para llamar a una moratoria por la Tasa Municipal, para unas 35 mil cuentas con deudas de hasta 150 pesos, de los últimos tres años. Para el PJ sonó a música: "Salen a buscar plata en cualquier lado porque la administración está atravesando una crisis financiera que se niegan a reconocer", aseguró un dirigente del PJ local. Pero se apuró a señalar que los concejales del Frente para la Victoria en Rosario "la votarán porque es una posibilidad para que la gente de sector más humildes regularice su situación tributaria".

Otra posibilidad de frotarse las manos apareció cuando se enteraron de nombramientos y titularizaciones para un grupo de empleados del Concejo Municipal. "Esto huele a reacomodamientos antes de las elecciones", se apuraron a señalar algunos opositores desde afuera. Pero cuando averiguaron un poco se dieron cuenta de que esas designaciones no sólo estaban aprobadas por la totalidad de los bloques, sino que además, se trataba en la mayoría de los casos de antiguos agentes del Palacio Vasallo que estaban en una situación irregular o que desde hace años tienen una categoría inferior a lo que corresponde por la tarea que desempeñan.

Y así, podrían enumerarse infinidad de situaciones que pasaron y que pasarán de aquí a setiembre de 2007. De todas maneras, ya no es tan fácil engañar a nadie. Nadie puede montar una campaña de desprestigio hacia el otro si él mismo no goza de un reconocimiento público probado. Y ya nadie, felizmente, puede pretender que todas las operaciones montadas en los despachos, lleguen a ser siquiera consumidas por los electores. Esos duros de seducir que tienen background de sobra como para evaluar a cada uno de los personajes públicos que sale al ruedo y voceifera desde el centro de la escena.