El vicepresidente primero del Concejo, el concejal del Frente para la Victoria Osvaldo Miatello, introdujo esta semana un elemento clave para la discusión futura en la ciudad de Rosario. Y, lo más relevante, es que lo hizo en forma de libro. Es decir, lo escribió y lo escrito, se sabe, constituye una base ineludible desde donde partir. Y por eso, sus Dos Modelos de Carta Orgánica para la Ciudad Autónoma de Rosario (que constan de unos 100 artículos cada uno); serán de ahora en más de consulta obligada para quien quiera discutir en profundidad el tema tan remanido de la autonomía municipal.

Miatello no inventó nada, pero se tomó un gran trabajo. Parte allí de algunos bocetos anteriores e incorpora figuras que están ya consagradas en la Carta Orgánica de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Como ser, la figura del vice-intendente (vice-jefe de Gobierno, para los porteños); que sería a su vez el presidente del Concejo Municipal, lo que le daría una relación mucho más estrecha al Ejecutivo y al cuerpo deliberativo a la hora de fijar políticas públicas.

También, retoma el viejo proyecto del ex concejal Federico Steiger que fue el primero que habló de modificar el sistema electoral de la ciudad para incorporar la elección de 12 concejales por circunscripción, a razón de dos por cada uno de los seis distritos, y los restantes 10 por el mismo sistema que ahora, es decir, por votación uninominal. También incorpora otro elemento que ya se había barajado en los últimos tiempos: Que cada jefe de distrito no sea designado por el intendente, como ahora, sino que sean elegidos por los electores de cada distrito.

Los modelos de Miatello difieren en la forma de implementar la autonomía. Una es a través de una ley especial de la Provincia y la otra, simplemente, a través de lo estipulado en las constituciones de la Nación y de la Provincia.

Pero tan interesante como lo que escribe Miatello, es también lo que dice: "Muchos se van a llevar una sorpresa si creen, como se escuchó hasta el cansancio, que la autonomía cambiará sustancialmente la vida de la ciudad y sus habitantes", señaló el legislador después de estudiar detenidamente las formas y los temas para su libro. Destaca que si bien la autonomía "es un tema impostergable y necesario, no es por sí sola una solución a todos los problemas".

Y la referencia es principalmente para el tema de los recursos. ¿Qué otros impuestos que ya no estén creados podría implentar la municipalidad para obtener más fondos sin caer en una doble imposición tributaria con la Nación y la Provincia? Y aquí es donde el tema se cruza con el debate actual de la coparticipación provincial: Ninguna autonomía garantizaría el equilibrio en ese reparto. Con lo cual, la necesidad de un acuerdo político que reconozca a Rosario como a una ciudad-estado que no es capital de provincia, con necesidades y particularidades propias; se hace impostergable más allá de los desesperados gritos autonómicos.

Si alguno piensa, por ventura, que la consagración de la autonomía de Rosario sería una especie de triunfo secesionista, se equivoca de lado a lado. Es cierto que Rosario necesita de más recursos para seguir creciendo en la atención de infraestructura y servicios; pero también es cierto que está inserta en una región y en una provincia que la necesita liderando procesos de todo tipo. El Estado no funciona en base al "tanto pongo, tanto recibo", sino dentro de un esquema solidario que también financia zonas y situaciones deficitarias. Lo contrario sería agrandar las brechas y aislar a las pequeñas localidades y también a la pobreza.