OPINIóN
› Por Roberto Sukerman*
Si bien es cierto que el sistema deja mucho que desear debemos entender que todos formamos parte del sistema. Algunos desean que el sistema no exista pero está claro que lo que quieren es sustituirlo inmediatamente por otro que les guste más porque sin sistema no se puede vivir. Nosotros nos quejamos constantemente del sistema pero pensamos que los cambios se hacen participando desde adentro. Cuando votamos hacemos más de lo que se ve superficialmente. No es solo cumplir una formalidad o una carga, sumar los votos y repartir proporcionalmente los cargos. Es algo más trascendente que 30 segundos de...poder. Es algo así a lo cuenta Cortázar en Instrucciones para dar cuerda a un reloj en Historias de Cronopios y de Famas. Votar es algo grosso. Votar es poder elegir, aunque sea de lo que hay. Y bueno es lo que hay. Hagamos algo para que haya otros. Mientras tanto la responsabilidad de una vida mejor para todos es de todos los que formamos el conjunto. Borrar las barreras de los subconjuntos también se hace votando a lo que hay. Visto de este modo tenemos la obligación de ejercer el derecho a votar. Es poner las dos caras de la moneda del mismo lado.
El voto bronca sirvió parcialmente. No logró cambios rotundos en la reforma política pero espantó en gran medida a los impresentables. Hoy podemos decir en términos generales que el sistema se purifica lentamente. Aunque los instrumentos jurídicos y la praxis no alcancen a satisfacer las expectativas de transparencia y fortalecimiento de los partidos políticos y del sistema electoral, se perciben cambios positivos. Quizá lo que no se logró conseguir fue porque el voto bronca es un primer paso pero después el camino del cambio se paralizó cuando la víscera del bolsillo se humedeció. La democracia empieza con el voto pero continúa en el día a día. Hoy el voto bronca no tiene mayor sentido ya que solo se justifica ante crisis importantes o proscripciones. Hoy se puede elegir por un voto válido que implica votar positivamente alguna de todas las ofertas. Pero lo valioso es acompañar el sentido de ese voto en el devenir cotidiano. Incorporarlo como una actividad más. Internalizar la militancia.
La elección de hoy es exclusivamente legislativa desde lo formal. Elegimos concejales y diputados nacionales. Sin embargo los candidatos, los partidos "partidos" y los frentes y "contrafrentes" se juegan mucho más que resultar electos y conseguir una banca. Resulta paradójico la importancia que se le dio a esta campaña por cargos legislativos cuando el poder legisferante en todos sus niveles goza de poca salud y nadie propuso como curar sus padecimientos. Es porque la competencia puntual excede su marco. A partir de mañana muchos de los candidatos verán su futuro político vivo o muerto. Los partidos y frentes se reacomodarán y realizarán nuevos acuerdos y rupturas. Los porvenires a nivel municipal, provincial y nacional dependen una vez más de nosotros. Si esto a usted estimado lector no le da ganas de ir votar concurra a su laboratorio amigo y hágase extraer una muestra del líquido que corre por sus venas ya que dudo que sea sangre. Tome conciencia del poder que implica renovar la esperanza de saber que es posible...que como decía Machado: Hoy es siempre todavía.
*Profesor de Derecho Constitucional U.N.R. [email protected]
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