Como nadie dudaba, Miguel Lifschitz dirá que sí a pesar de sus reservas. Esta semana quedará formalmente oficializada su candidatura a la reelección como intendente de Rosario. Sin competidores de fuste a la vista y con la necesidad que tiene Hermes Binner de cosechar cada voto de la ciudad para sus aspiraciones provinciales, hubiera sido un despropósito echar mano a otro candidato del laboratorio socialista.

Lifschitz tiene el camino despejado y una intención de voto que supera el 60 %. En realidad, poco importa si prospera en la justicia electoral el criterio interpretativo que pidieron los apoderados del precandidato a gobernador Agustín Rossi, para que las boletas vayan separadas en el cuarto oscuro en las primarias del 1º de julio. ¿Qué votante elegiría la boleta de Binner para gobernador (junto a sus diputados provinciales) y tomaría otra que no fuera la de Lifschitz (y sus concejales) para meterlas juntas dentro del sobre?

En realidad, el criterio del rossismo apunta al corazón del armado de su rival dentro del Frente para la Victoria, Rafael Bielsa. Para que los intendentes y presidentes comunales queden liberados de los compromisos que traen los apoyos y puedan multiplicar sus boletas ampliando la oferta en las mesas. Ahí sí sería posible que ﷓por ejemplo﷓ un votante de Venado Tuerto seleccione la boleta del candidato a intendente preferido y elija también la de Rossi para gobernador. En cambio si ésta estuviese unida a la de Bielsa, el referente local podría arrastrarle esos sufragios.

Pero lo que no se puede separar son los cargos ejecutivos de los legislativos que le corresponden. Por eso, tanto Binner como Lifschitz tienen que afinar el lápiz para cumplir con todos los compromisos de sus aliados, a la hora de conformar las listas de diputados provinciales y de concejales de Rosario, respectivamente.

Para Binner, el trámite será un poco más sencillo ya que la Constitución Provincial le atribuye en forma directa 28 de los 50 diputados, si es que se impone en los comicios. Pero Lifschitz tiene sólo 8 ó 9 lugares ﷓en el caso de una excelente elección﷓ de los 11 ediles que pondrán en disputa sus bancas. Ahí tiene que colar a sus aspirantes del socialismo, los radicales aliados, el ARI, el PDP y el representante transversal Juan Gianni, actual subsecretario de Cultura. Más conocido como "la pata peronista" de la actual administración junto al secretario de la Producción, Oscar Madoery.

Si los cálculos más exitistas marcan 8 ó 9 concejales para Lifschitz, la idea para asegurar la banca es estar dentro de los siete primeros, y eso no será nada fácil para los extrapartidarios, teniendo en cuenta que de la cabeza de la lista para abajo, el socialismo pretenderá por lo menos cuatro o cinco lugares. El resto es muy poco espacio para por lo menos media docena de aspirantes que pertenecen a otras fuerzas aliadas. La opción que les queda a los que no puedan entrar en ese ajustado espacio político es armar una lista propia y jugarla en las primarias abiertas de julio. Es decir, una aventura con casi nulas chances.

La oposición en Rosario tiene ﷓por ahora﷓ apenas dos cartas interesantes para jugar en la mesa de los próximos comicios. El ex intendente Héctor Cavallero, si finalmente decide ser candidato a intendente por el sector que encabeza Rafael Bielsa, y su hermana y vicegobernadora María Eugenia, si acepta encabezar una lista de concejales por ese espacio dentro del Frente para la Victoria. El resto será apenas una presencia (más que nada de ánimo) y con vistas a un futuro no muy cercano.

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