Marisa Germain y José Ignacio Allevi son profesores de Teoría Social en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario. Junto a Betina Monteverde, con quién comparten el dictado de la materia y Alicia González, directora del doctorado de Trabajo Social de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, son la cabeza de un proyecto titulado Biopolítica y gestión de riesgos. Dispositivos de seguridad y salud mental en Brasil y Argentina. Conforman el equipo de investigación que se radica en Rosario, mientras que las otras dos aristas de este proyecto se radican en la Universidad Nacional de La Plata (UNL) de la mano de la docente Marisa Miranda y en la Universidad Federal de Santa Catalina (UFSC) de Brasil, con la participación de Sandra Caponi.

Es un programa conjunto de tres universidades financiadas en el caso de los participantes argentinos por Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación.

Lo que se intentó hacer a lo largo de este proyecto es articular un relevamiento de las políticas y las prácticas que se llevan adelante para el control de los riesgos.

Se recuperan políticas tanto de Brasil y de Argentina, ya sean actuales como legislaciones anteriores.

En Brasil hay una gran afluente de la corriente alemana de pensamiento, que ocupan una gran importancia en el campo de la salud. En Argentina hay un progreso en términos discursivos pero no tanto en términos prácticos. "Tal vez una de las grandes diferencias es esa en términos históricos, pero en la actualidad las políticas en salud mental son bastante más homogéneas", dice Allevi.

La concepción de la nueva legislación de Salud Mental sancionada en la Argentina en 2010 está muy inspirada en su versión de Brasil. En ese sentido nuestras políticas públicas de salud mental en la actualidad, si bien con algunas diferencias, se asemejan a la política en la misma área del nuestro país vecino.

"Dispositivo de seguridad es una noción que revalora Michael Foucault y tiene que ver con pensar como se realiza las prácticas del ejercicio del poder sobre la población", define Germain. En su trabajo, el pensador rastrea como se lleva a cabo el ejercicio del poder, tanto sobre los cuerpos individuales como sobre poblaciones y es a partir de este estudio que elabora la noción de dispositivo de seguridad. Requiere una formación del modo de saber cómo funcionan y se comportan esas poblaciones para comprender el modo de intervención sobre ellas. "Por ejemplo si pensamos una política de salud sobre cuantas camas se necesitan para atender problemáticas de salud mental en la Provincia de Santa Fe, para llegar a una conclusión es elemental tener información sobre la población de la provincia, que tipo de enfermedades de salud mental son las más frecuentes, cuales son los hospitales más necesitados, etc.", opina la profesora.

"Con los conceptos de Foucault siempre hubo un cierto resquemor, por parte de algunos ámbitos de la comunidad académica, al pensar este tipo de políticas como dispositivos o en términos de bio política. Pero hay que entender que cualquier política de salud que se lleve a cabo implica un desarrollo de ciertos dispositivos de seguridad", acota Allevi.

Este proyecto da cuenta de alguna manera del primer período en el que se llevaron a cabo las nuevas plasmaciones de la Ley de Salud Mental durante la gestión del gobierno nacional anterior y los cambios que empiezan a producirse con la actual gestión. "Durante el período anterior no solo se cambia la legislatura sino también la generación del plan nacional de salud mental, y como este supone llevar adelante un proceso desmanicomizador, por lo tanto desmedicalizador del tratamiento de salud mental", aporta la profesora Germain.

Lo que vemos ahora con el cambio de autoridades en la Dirección Nacional de Salud Mental lo que hay es un paso atrás, porque el intento de controlar los espacios privados en los cuales se internan a pacientes de salud mental ha sido postergado y hasta cierto punto disuelto. "Los órganos de control que tenían que autorizar y supervisar a estos espacios privados han sido neutralizados, en calidad de favorecer las instituciones privadas destinadas al campo médico", pone en manifiesto Marisa.

En Brasil, a pesar del cambio de presidente, las políticas no cambiaron. Lo que sí se modificó fue el monto de financiamiento hacia las políticas de salud en general. La diferencia más notoria con nuestro país es que son muy fuertes las gestiones estaduales y entonces se maneja más las disposiciones políticas desde ese ámbito.

La integración de las tres universidades pasa por la intervención de actividades que nuclean investigadores de los tres grupos. Las mismas consisten en jornadas internacionales, donde el becario de una universidad va a estudiar un tiempo a la otra para así enriquecer su conocimiento a partir del contexto y el contacto con otros especialistas del área.

*Integrante de la Dirección de Comunicación de la Ciencia de la UNR.