Sáb 29.10.2016
rosario

UNIVERSIDAD › ALEJANDRA BUZAGLO, DE LA CáTEDRA ARQUITECTURA, DERECHOS HUMANOS Y MEMORIA

Lo que las paredes siguen diciendo

La docente de la UNR fue convocada como perito para los juicios por delitos de lesa humanidad y también colaboró con el documental La arquitectura del crimen, sobre el Servicio de Informaciones que funcionó en la Jefatura de policía.

› Por Diego Angel Beccani*

"Todo edificio es un archivo; una acumulación de tiempo en un espacio determinado, una concentración de sucesos e historias en una cantidad limitada de metros cuadrados", narra la voz en off al comienzo de La arquitectura del crimen, un documental de Señal Santa Fe que explora las huellas de la represión política en la ciudad durante la última dictadura cívico militar. La película reconstruye el operativo de camuflaje que tuvo lugar en el Servicio de Informaciones (SI) de la ex jefatura de Policía de Rosario, donde funcionó el principal centro clandestino de detención de la región. Para ello, se requirió del aporte de la responsable académica de la cátedra de Arquitectura, Derechos Humanos y Memoria de la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Alejandra Buzaglo, quien realizó un peritaje científico en el ex SI a pedido de la Justicia Federal.

"Me asignaron la tarea de perito responsable para los relevamientos edilicios con el fin de realizar una maqueta que sería utilizada en los juicios por violaciones a los DDHH", señala la arquitecta, cuya tesis de doctorado en curso aborda el caso de los memoriales en el espacio público en torno a la violación de los derechos humanos por parte del Estado en Argentina.

Pero la tarea no fue sencilla: el primer obstáculo que tuvo que sortear fue la ausencia de planos oficiales respecto de la serie de modificaciones que se hicieron donde funcionó el SI, transformado hoy en un espacio de memoria. "No hay planos de los edificios donde funcionaron centros clandestinos de detención a lo largo del país. Conversando con profesionales de Buenos Aires, Córdoba y Tucumán nos dimos cuenta que todos los planos fueron sustraídos de las oficinas públicas", advierte.

De esta manera, Buzaglo, junto a un equipo de pasantes de la Facultad de Arquitectura, se vio obligada a realizar un nuevo relevamiento en el espacio de tortura. "Es un caso extraño porque se trata de un edificio patrimonial (actual sede local de Gobierno de Santa Fe), que se construyó en el marco del primer Centenario de la Patria. Si bien estaban los planos originales, no había un registro de las reformas que se hicieron para el funcionamiento del centro de detención", manifiesta.

En 2013, ante el grave deterioro estructural del edificio y vencido el comodato con las organizaciones de DDHH, los Ministerios de Justicia y Derechos Humanos, de Innovación y Cultura y de Gobierno y Reforma del Estado de la Provincia de Santa Fe deciden afrontar la tarea de rehabilitar el ex SI como espacio de memoria, para lo cual es convocada la arquitecta Buzaglo.

Para esta nueva etapa y para determinar fielmente la composición espacial del lugar, la académica realizó más de 50 entrevistas de las que participaron organismos en DDHH, colectivos de sobrevivientes, familiares de las víctimas, organizaciones sociales y fundamentalmente ex presos políticos que sobrevivieron al cautiverio al que fueron sometidos junto a más de dos mil personas, muchas de las cuales continúan desaparecidas. "Hubo un alto nivel de consenso entre los sobrevivientes; es interesante relevar que ellos aseguran lo que recuerdan; y lo que no, no lo inventan", sostiene la docente de la UNR.

El Servicio de Informaciones funcionó hasta 1979, después del asesinato de los hermanos Rory y María Antonieta Céspedes Chung, de nacionalidad peruana, en diciembre de 1978. Ese crimen generó un conflicto diplomático que puso fin al espacio de tortura. A partir de ese "caso paradigmático", el nuevo jefe de Policía de Rosario, Rodolfo Riegé, decidió hacerle "un lavado de cara" al centro clandestino, transformándolo en una oficina de atención al público.

Según el relevamiento de la arquitecta, el ex SI tuvo al menos tres remodelaciones en su interior que buscaron confundir el relato y ocultar el macabro plan represivo que perpetró el por entonces jefe de la Policía local, Agustín Feced. "En 1976 se construyó un entrepiso que dejó la parte superior de las puertas y ventanas en el nivel superior. Meses después se extendió ese mismo entrepiso utilizando a los detenidos como mano de obras", explica.

"Los cambios edilicios más importantes se produjeron en la sala de torturas", remarca Buzaglo, quien considera que "la arquitectura tiene herramientas técnicas muy precisas para detectar las acciones que se van realizando en el tiempo".

"Nuestro trabajo se pudo llevar adelante gracias a que desde el primer momento lo concebimos como un proceso colectivo. Así lo viví, tanto con los sobrevivientes, que con valentía deciden seguir testimoniando, con los familiares y los organismos de DDHH con su lucha sostenida, como durante todo el transcurso de la obra con todas las personas que allí trabajaron colaborativamente", agrega.

La arquitectura del crimen es una producción integral de la Secretaría de Producciones, Industrias y Espacios Culturales del Ministerio de Innovación y Cultura de Santa Fe, dirigida por Federico Actis y con la producción periodística de Ricardo Robins, Vanina Cánepa y Gabriel Zuzek.

*Integrante de la Dirección de Comunicación de la Ciencia de la UNR.

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