"No tengan dudas, el domingo a la noche vamos a festejar en el Patio de la Madera". Exultante como pocas veces, Hermes Binner cerró anoche en Rosario la campaña del Frente Progresista en la carrera rumbo a la gobernación tras una multitudinaria caravana por los distintos barrios de la ciudad y la tradicional caminata del socialismo por la peatonal Córdoba con reparto de claveles incluido. El candidato a gobernador denunció la realización de "operaciones, que no se están haciendo en los quirófanos sino en espacios oscuros, que quieren torcer las encuestas, cuando todas las que se han hecho seriamente le dan ganador al Frente Progresista". El ex intendente subió la apuesta y se dirigió "a estos pícaros que están dibujando los números" a quienes desafió a escuchar sus argumentos "el domingo, cuando estén los resultados". Pese a la inminente veda, Binner llamó a la militancia a no "bajar los brazos, a seguir dialogando con los vecinos casa por casa" para garantizar la victoria. En el marco de la polémica por la ausencia de veedores, Binner aclaró que la oposición no tiene "sospechas (de fraude) pero sí memoria de las trampas que hubo en (otras elecciones) en la provincia". Antes, en diálogo con Rosario/12, el legislador nacional tendió puentes hacia la Casa Rosada, tras el reciente cruce verbal con el presidente Néstor Kirchner.

El comando de campaña del Frente Progresista había reservado el cierre proselitista para la ciudad de Rosario, histórico bastión del socialismo. Atrás habían quedado, durante el transcurso de la semana, actos en la ciudad de Santa Fe, en el norte provincial y, el miércoles en el área metropolitana de Rosario, al sur en Villa Gobernador Gálvez y al norte en el cordón industrial. "Esto es histórico, hemos hecho 3000 kilómetros de caravana masivas. En Rosario fue algo nunca visto, por la algarabía y el entusiasmo de la gente. Estamos en vísperas de un triunfo extraordinario en la ciudad y en toda la provincia", dijo Binner a este diario.

La caravana con decenas de autos partió pasado el mediodía desde la cabecera del puente a Victoria. "Hacía mucho tiempo que se no veía algo así en Rosario", se ufanó un histórico dirigente socialista. Los vehículos pasaron por la costanera norte, el oeste postergado y el sur profundo.

A media tarde, en el Pasaje Juramento, entre la municipalidad y el Monumento a la Bandera, hubo suelta de globos y cotillón en celeste y blanco. Después, la tradicional caminata encabezada por Binner y el intendente Miguel Lifschitz, como dos militantes más, por la peatonal Córdoba hasta llegar a la céntrica plaza Pringles.

La inconfundible voz de León Gieco con el tema "Pocho hormiga", en homenaje a Claudio Lepratti, el militante social asesinado por la policía santafesina en diciembre del 2001, esperaba a la primera plana del PS, los radicales frentistas, el ARI y la democracia progresista.

Disfónico, por los reiterados discursos pronunciados durante la campaña, Lifschitz no pudo hablar en el acto de cierre. "Un aplauso para Miguel que será reelecto intendente el domingo", pidió Binner en su nombre. Una ovación acompañó el pedido del candidato a gobernador.

Binner arrancó su discurso destacando la emoción que le generaba haber dejado atrás una "larga campaña donde recorrimos pequeños pueblos y grandes ciudades, siempre en contacto con la gente que quiere que haya una sola Santa Fe con escuelas donde se dicten clases, hospitales que atiendan a los pacientes sin largas colas, vivienda y trabajo. Esto se logra como lo venimos haciendo desde hace años en Rosario, con solidaridad, participación y transparencia", planteó el ex intendente, repitiendo gran parte del libreto utilizado en la campaña.

"Borombombón, borombombón, es Hermes Binner gobernador", lo interrumpía la multitud. Envalentonado por la militancia, el diputado nacional dejó de lado su estilo mesurado y se ocupó, sin nombrarla, de la encuesta de Julio Aurelio que le otorga a Rafael Bielsa una leve ventaja sobre el Frente Progresista. "Se están produciendo operaciones, no en el quirófano, sino en espacios oscuros, que quieren torcer las encuestas, cuando todas las que se han hecho seriamente le dan ganador al Frente Progresista", denunció para después enviarle un mensaje directo a los encuestadores "que dibujan los números: el domingo van a tener los resultados. La gente en Santa Fe quiere un cambio", tras 24 años de gobiernos justicialistas.

De inmediato hizo un llamado a los militantes de su partido, del radicalismo frentista, el ARI y el PDP. "No hay que bajar los brazos, tenemos que seguir recorriendo los barrios, casa por casa, hablando con los vecinos, llevándoles nuestra propuesta", arengó.

Tras destacar el "importante rol" que cumplirán los más de 8000 fiscales que el Frente Progresista pondrá en las mesas, Binner aludió a la polémica de las últimas horas en torno a la transparencia del comicio y la frustrada presencia de veedores internacionales, como había reclamado la oposición. "No tenemos sospechas, sí tenemos memoria de las trampas que hubo en (elecciones pasadas) en Santa Fe", completó.

En diálogo con Rosario/12 puso en duda la capacidad de observadores "cuya única experiencia fue haber estado en elecciones venezolanas". Consultado sobre la relación con Kirchner aseguró que "no está para nada deteriorada" y negó que un eventual gobierno suyo tenga mala relación con el kirchnerismo. "Al contrario, lo hemos demostrado en el Congreso y en la municipalidad de Rosario", respondió.

El cierre en la plaza fue a puro optimismo. "No tengan dudas, el domingo a la noche, en el Patio de la Madera (donde estará el centro de cómputos del PS), vamos a festejar", vaticinó.