Lun 17.09.2007
rosario

CIUDAD

El documental que refleja el trabajo de Médicos sin Fronteras

En Rosario, se vio el film sobre la actuación de la
organización humanitaria en distintos puntos del planeta, desde la violencia sexual en Congo y los niños soldados en Uganda.

› Por Sonia Tessa

Mientras la rosarina Andrea Marchiol comenzaba su misión en Pisco, en Perú, para atender a las víctimas del terremoto del 15 de agosto; sus compañeros de la organización Médicos sin Fronteras (MSF) llegaron a Rosario para la presentación de la película Invisibles en el Festival Latinoamericano de Video. Una de ellas, Florencia Romero, recién terminó su primera misión, en Liberia, en el oeste de Africa. "Fue una experiencia muy impresionante, pero muy positiva", indicó esta pediatra que se incorporó hace un año a la organización humanitaria internacional. En tanto, la licenciada en enfermería Candelaria Lanusse volvió de Chad, donde estuvo pocos meses. Antes, había pasado un año y medio por la República Centroafricana. La malaria, la tuberculosis, la desnutrición, son algunas de las problemáticas sanitarias de corte social que estas profesionales intentan hacer visibles para el resto del mundo, como parte del trabajo de MSF. La organización no se limita a la atención de la emergencia, sino que también apunta a la comunicación, como forma de acción sobre la realidad.

Justamente, la película producida por Javier Bardem que se presentó a sala llena en La Comedia, echa luz sobre cinco problemáticas poco conocidas: el mal de Chagas en Bolivia, la enfermedad del sueño, la violencia sexual en la República del Congo, los niños secuestrados para ser soldados en Uganda y los campesinos desplazados de sus tierras en Colombia. Este largo integrado por cinco cortos (tres puramente documentales y dos con tratamiento de ficción) recibió un cerrado aplauso. En la mesa de debate posterior se encontraban Romero y Lanusse. Florencia estuvo en Liberia, un país donde la guerra terminó hace cuatro años, después de extenderse más de una década. "La capital quedó devastada, el interior ya estaba bastante destruido y el acceso a la salud está muy comprometido", describió Florencia, quien afirmó que la idea de MSF "reducir la mortalidad en los chicos y en las madres". Como Liberia está en un proceso de recuperación, y el Ministerio de Salud nacional comienza a funcionar, "MSF empieza a plantear en qué momento se puede ir, en un futuro cercano". Pero las situaciones son extremas. "En cuanto a los chicos lo más importante es cómo sufren la malaria, la desnutrición y la tuberculosis, que es una constante en casi toda Africa. En otros lugares hay mucho VIH, pero en Liberia pareciera que no hay tanto", manifestó.

El trabajo en una organización humanitaria, ante casos extremos, interpela a sus voluntarios en lo más íntimo. "Sabía que iba a ser difícil. Siempre tenemos mucho apoyo del equipo con el que trabajaba", relató Florencia. Esa asistencia no es sólo profesional, sino también emocional.

La profesional reconoció que las mujeres de Africa "se encuentran desfavorecidas". Y describió la situación: "Son las que se encargan de buscar el sustento, de conseguir algo de dinero para dar de comer a su familia, de cuidar a los hijos, de buscar el agua, de ir al mercado, y además son las que sufren un montón la violencia. La violencia de género, la violencia sexual, que se ve mucho sobre todo después de la guerra". En cuanto a la violencia sexual, alcanzó tal magnitud que "se está estudiando qué pasó, porque está cambiando la edad de los agresores y de las víctimas". Los programas de MSF cuentan con personal nacional. "Son mujeres, parteras o enfermeras que tienen una llegada muy fuerte a sus congéneres, a la gente del lugar. Las pacientes hablan con ellos. Se les hace una entrevista, se las escucha, se les da un espacio y después se les ofrece un tratamiento integral", contó.

Aunque muchas veces la situación de las pacientes les resulte difícil de entender, la profesional de MSF consideró que no debía "entenderla tanto, sino tratar de ayudar y poner lo de entender a un costado para poder ayudar".

A Candelaria, en cambio, lo que más le costó fue la diferencia de idiomas. "Me frustraba bastante, porque me gusta mucho el contacto, poder hablar con la gente. Por suerte teníamos el personal nacional que siempre te traduce y también al estar tanto tiempo, uno empieza a hacerse entender un poco más y a entender sin tanta necesidad de intermediarios", rememoró.

Como MSF privilegia llegar a aquellos lugares que no cuentan con buen servicio sanitario, lo primero que aparece en los pacientes es el agradecimiento. "En los dos países donde estuve, la verdad es que es impresionante, porque la gente no tenían acceso al sistema de salud hasta que llegamos nosotros. Por un lado, porque no hay insumos, no hay material, no hay personal. Y además, tienen un sistema de recubrimiento de fondos, donde los pacientes tienen que pagar. Y no tienen ni un centavo, así que la gente no va al hospital, salvo que se estén...". No llega a decir la palabra muriendo, pero se intuye. La llegada de MSF -"que les da atención gratuita, que está ahí para hacer consultas, que hospitaliza, que tiene el material"- provoca "alegría y agradecimiento".

Y Candelaria entiende que uno de los riesgos es el paternalismo. "Creo que tuve que aprenderlo desde la profesión. Nosotros siempre decimos que nosotros tenemos que hacer lo que el otro no puede hacer por sí mismo, nunca tratar de reemplazarlo", afirmó. Y subrayó que esa idea debe estar siempre en sus cabezas. La idea que manejan es ayudar a los pacientes hasta que puedan recuperarse. "Ahí van a ver que pueden hacerlo solos, y yo me iré abriendo. Porque también es algo saludable para ellos, para su autoestima, para un montón de cosas", puntualizó.

La confrontación con realidades durísimas los exponen a la necesidad de "no pensar demasiado". Candelaria consideró que "si te ponés a pensar en cada situación difícil que ves, sentís impotencia, frustración. Hay un montón de cosas que te paralizan. Entonces, pienso lo que necesito para darme cuenta de cómo es la situación, y después, me centro en la acción. Porque si no, te volvés loca".

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