Rosario fue ayer un fiel reflejo de lo que ocurrió en distintas ciudades del país, que ganaron la calle para reclamar la aparición con vida de Jorge Julio López, testigo clave del juicio contra el represor Miguel Etchecolatz desaparecido hace ya un año. Organismos de derechos humanos, agrupaciones sociales, políticas, sindicales y estudiantiles marcharon desde la plaza 25 de Mayo hasta plaza San Martín, donde se realizó un acto homenaje y se exigieron respuestas en la investigación. "Hoy le exigimos al gobierno nacional la aparición con vida de Julio López, cuando las preguntas son las mismas que se hacían los familiares hace treinta años: ¿Quiénes son los responsables? Las sospechas son las mismas porque la impunidad está presente. Con los asesinatos de Kosteki, Santillán y Carlos Fuentealba, sumada a la desaparición de López los organismos de derechos humanos denunciamos una misma matriz que opera en la impunidad y que está vinculada con las fuerzas de seguridad" señalaba en uno de sus párrafos el documento central de las organizaciones.

El documento que se leyó en el acto central en plaza San Martín giró en torno a "las luchas sociales que se están dando en distintas partes del país y en las que desgraciadamente la respuesta sigue siendo palos y gente detenida", sostuvo Elida Luna, de Familiares de Desaparecidos.

"Creíamos que ya no íbamos a vivir más en esta situación, hace treinta y pico de años que venimos pidiendo por la aparición con vida de nuestros familiares desaparecidos y ahora otra vez tenemos que salir a la calle", sostuvo Luna, pero alertó que "las respuestas del gobierno no son tranquilizadoras y esto demuestra la impunidad que hay todavía en Argentina".

Por su parte Norma Ríos de APDH señaló: "Hoy el pueblo está en la calle exigiendo al gobierno nacional que dé una respuesta sobre la aparición con vida de Julio López. Es preocupante que por opción u omisión no se haya tomado con la debida fuerza esta cuestión".

El documento denunciaba que "conforme fueron avanzando los juicios recrudecieron siempre las actuales prácticas de la dictadura militar como amenazas telefónicas, golpes a culatazos, aprietes y balas dirigidos hacia testigos, activistas de derechos humanos, artistas, periodistas, miembros de organismos, docentes y trabajadores en general. Los días transcurrieron sin que se produjera el esclarecimiento de estos hechos, y la desaparición de López marcó un quiebre en la situación. A partir de entonces la campaña se profundizó".

El texto también señalaba que "la desaparición de Jorge Julio López se suma a numerosos hechos que han sucedido en más de 20 años desde el reinicio del período democrático en Argentina. Los financistas y grandes empresarios nacionales e internacionales, la cúpula de la iglesia, los intelectuales al servicio del sistema, grandes sectores de las capas medias, dirigentes políticos y los medios masivos de comunicación que aceptaron mansamente el genocidio como método para resguardar sus intereses y sus beneficios siguen entre nosotros. No son el Estado, pero lo alimentan y a cambio demandan seguir siendo impunes. Desde 1983 los gobiernos de turno han sido sus garantes. Impasibles, emergen para retrucar la lucha permanente y tenaz de los sectores populares y ajustar las riendas del Estado, demandando nuevamente reconciliación, perdón y amnistía para sus crímenes", apuntaba el documento único de las organizaciones firmantes, entre las que se contaban la CTA, la Corriente Clasista y Combativa, la Coordinadora de Trabajo Carcelario; APDH

Rosario, Ce.Pro.Dh, UADH, la Comisión interna del Lavadero Virasoro, Amsafe Rosario, ATE, Familiares de detenidos desaparecidos, Frente Santiago Pampillón.