La segunda edición de la Cátedra Juana Azurduy comenzó a organizarse anteayer y se desarrollará a partir del mes de agosto en ocho encuentros de los que participarán mujeres, también hombres, que lleguen desde sindicatos, de organizaciones comunitarias y barriales. La fuerza y el coraje de aquella líder revolucionaria boliviana que con el grado de teniente coronel se involucró por completo en la lucha independentista del entonces Alto Perú, es una suerte de modelo que inspira el esfuerzo por lograr que las mujeres adquieran cada vez mayor protagonismo en todos los ámbitos de la sociedad y den su aporte desde una mejor vida individual y hacia el colectivo social. La Cátedra apela a una interesante combinación entre los saberes académicos y los populares, utiliza la metodología de trabajo en taller y hace un recorrido por el protagonismo de las mujeres latinoamericanas desde la vida de los pueblos originarios hasta la actualidad. Una forma de afirmarse desde la perspectiva de género y de reconocerse, cada cual, en sus propias identidades. Se apunta a mostrar que "no sólo santas o reinas" deben aparecer en la historia.

Gabriela Sosa es coordinadora del Programa Provincial que depende de la Presidencia de la Nación y que el año pasado desarrolló 17 cátedras en distintos puntos del país. "Después de abordar talleres y acciones que tenían que ver con distintos aspectos que hacen a la problemática de las mujeres, entre ellos los de salud y violencia, buscamos otras herramientas que nos permitan fortalecernos alrededor de la cuestión de género que atraviesa a toda la sociedad y sectores sociales". La idea de la cátedra fue pensada y puesta en movimiento junto a la Universidad de Madres de Plaza de Mayo y se desarrolla a través de talleres que aborda en ocho encuentros cuál fue el papel de las mujeres en las distintas etapas históricas de América latina.

Justamente los objetivos con los que se convoca son los de formar y capacitar desde una perspectiva histórica sobre el rol femenino en los distintos procesos sociopolíticos del país desde su constitución, revalorizando la importancia de su participación en los mismos y poniendo de manifiesto los mecanismos que han actuado para hacerlos invisibles, y por el contrario mostrarlos, con el objeto de apuntalar el desarrollo de las mujeres en la práctica social y política. Pero además se trata de aportar a la construcción de valores que promuevan las relaciones igualitarias entre varones y mujeres en las diferentes etapas de la vida y en los distintos ámbitos de desarrollo desnaturalizando la desigualdad de género.Un tercer gran objetivo al que se aspira es el construir entre y con las mujeres herramientas teóricas y prácticas que les permitan pensarse como sujetos capaces de incidir en la realidad y desde ahí transformarla, pudiendo generar colectivamente acciones concretas en ese sentido, rediseñando las relaciones familiares, comunitarias, sociales y políticas en las cuales se encuentran insertas. Sosa reflexiona acerca de los buenos logros obtenidos entre el entrecruzamiento de los saberes académicos y populares que dieron como resultado, se refiere a la edición de la primera cátedra, una síntesis importante que revaloriza la historia y la identidad de las propias participantes que además tienen la posibilidad de acceder a nuevos conocimientos cuando la mayoría de ellas no tuvo la oportunidad de terminar con la educación secundaria y a veces ni siquiera con la primaria. De allí que la metodología de trabajo en taller se presente como la más adecuada.

"Pensar en el rol de la mujer en los distintos momentos de la vida y la historia de Latinoamérica y de nuestro país ubica a las mujeres participantes no sólo como sujetos de derecho en cuanto a la educación, sino también reconociéndose y fortaleciéndose en sus propios orígenes e identidades", opina la coordinadora provincial del programa Juana Azurduy.Desde la Cátedra se recuerda que casi a excepción de santas y reinas las mujeres rara vez aparecen como protagonistas de la historia. En la Argentina tienen un lugar Evita, Victoria Ocampo y desde hace unos años las Madres, "aunque habría que revisar los libros de texto para ver si están incluídas", dice. De allí que se trate de mostrar el rol de cada una en las diferentes etapas de la historia del continente, en especial en las luchas emancipadoras, en la formación del estado nacional, en la década de los '70, en la gran crisis de del 2001 y 2002 "donde muchas salieron a trabajar y a reclamar por un plato de comida porque sus compañeros habían quedado sin trabajo. En esas circunstancias participaron no sólo de los piquetes, también de los trueques", dijo Sosa a Rosario/12 y explicó que se buscan las metodologías que permitan el abordaje accesible para todas las participantes en cuanto a la visibilización en cada etapa histórica.Pero otra de las expectativas de la Cátedra Juana Azurduy es que se conozcan las experiencias, sobre todas las colectivas, para que a partir de ese conocimiento las participantes salgan fortalecidas y puedan actuar, plantarse de distintas maneras en los diversos espacios a los que pertenecen. "Que sepan que pueden volver a sus lugares de base, ejercer otros roles, potenciar el espíritu de lucha y ganar nuevos espacios".

En la edición Nº 1 de la Cátedra las mujeres participantes se sintieron entusiasmadas por asistir "a las clases en la Facultad de Humanidades pero también por descubrir el rol de las distintas protagonistas y las respectivas incidencias en la construcción de la historia". En esa segunda edición se mantendrá el criterio acerca que las personas que quieran llegar hasta la facultad podrán hacerlo, pero además se replicará la experiencia "en el territorio, en cuatro barrios donde ya hay un trabajo desde el Programa Juana Azurduy". Las interesadas en participar pueden comunicarse con Sosa al teléfono 155 070432.