CIUDAD
Lo admitió el presidente del Concejo Municipal a cargo del
Ejecutivo. Pero Zamarini insiste en que fue "una decisión
racional para poder seguir prestando los servicios esenciales".
"Sabíamos que el costo político sería alto", confesó ayer el presidente del Concejo Municipal, a cargo del Ejecutivo, Miguel Zamarini, consultado por la repercusión que tuvo en vastos sectores de la ciudad, el incremento de la Tasa General de Inmuebles. "A nadie le gusta pagar nada con aumento, y a nosotros tampoco nos gustó tener que aplicar el incremento", dijo el concejal socialista y agregó que "hay un sentido de responsabilidad en todo gobierno que debe ser aplicado: La Tasa no aumentaba hacía 11 años y esos recursos -que cubrían sólo un porcentaje de todas las prestaciones locales-, ya empezaban a poner en peligro a los servicios esenciales que presta el municipio". Con todo, Zamarini no cree que la gente se haya influenciado por las críticas y argumentos que surgieron desde la oposición (el peronismo local y varios funcionarios del gobierno provincial), "simplemente se trata de un disgusto que nosotros entendemos, pero que había que llevar adelante de manera impostergable".
El presidente del Concejo ocupa desde el último día de diciembre el despacho del intendente Miguel Lifschitz, de vacaciones por unos días. "En realidad, llama permanentemente, así que el intendente sigue al tanto de los problemas de la ciudad. Es difícil despegarse y descansar cuando se ocupan cargos de semejante responsabilidad", dijo Zamarini. En este caso, el interinato se da con un hombre del mismo partido, algo que no ocurría desde hace muchos años; ya que los últimos presidentes del Concejo Municipal pertenecían a partidos de la oposición.
--Hay vecinos que llamaron a las radios y llegaron a decir que "si sabía que el intendente nos iba a aumentar la Tasa, no lo hubiera votado. ¿Les preocupa esta situación que se ha generado con el incremento del tributo local?-le preguntaron a Zamarini en un reportaje en LT8.
--Sabíamos que el costo político sería alto. Siempre fue así cada vez que hubo que aumentar algún servicio municipal y también sucede en otros ámbitos como los impuestos provinciales o nacionales. Está claro que a nadie le gusta pagar con aumento, sobre todo cuando hay un índice de inflación que está controlado pero que se mueve y preocupa. Pero fue un acto de responsabilidad política: A veces hay que pagar algunos costos políticos pensando en que -a futuro- esto rendundará en beneficio de la gente que mantendrá un buen nivel de prestaciones en algunos casos, o que los incrementará en otros.
--El peronismo rosarino y hasta el gobierno provincial vieron en esa decisión la oportunidad de criticar a la administración socialista. ¿Usted cree que los argumentos de la oposición finalmente impactaron en la sociedad rosarina a la hora de evaluar el aumento de la TGI?
--Sinceramente no lo creo. Fueron argumentos políticos que la gente distingue claramente. Además, la provincia no puede hablar demasiado sobre el tema cuando incumple con nosotros en el tema de la coparticipación y mantiene aún sin solución un servicio esencial como el del agua potable, que además, ya anunció que se va a incrementar la tarifa y sigue siendo un servicio pésimo. Insisto, creo que la gente reacciona naturalmente como lo hace ante cualquier aumento.
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