CIUDAD › LA CANTANTE SOPRANO LEONORA DEL RíO SE PRESENTA EN EL CíRCULO
Con sus padres se fue a vivir a Europa donde desarrolló una importante carrera. Hasta que decidió regresar al país para enriquecer la escena lírica nacional. Esta noche participará de un concierto benéfico. "Quiero tener un pie en cada lado", dijo.
› Por Edgardo Pérez Castillo
Tan itinerantes como los de sus padres, los pasos de Leonora Del Río se van descubriendo sobre las huellas impresas por esa dupla de cantantes rosarinos que le dieron vida y la acercaron naturalmente al arte. Integrante del Teatro Colón, el matrimonio Del Río emigró a Europa en busca de nuevos horizontes, llevando consigo a la niña que, apenas unos años más tarde, ya comenzaba a formarse en ballet y piano. Pero el canto se terminó imponiendo para Leonora, que después de construir una carrera sólida en Alemania decidió regresar al país para enriquecer la escena lírica nacional. En ese marco, la soprano actuará esta noche en el teatro El Círculo, como parte del concierto benéfico que compartirá con el tenor Marcelo Puente y la pianista Eduviges Picone.
Formada en la Escuela Superior de Música de Colonia, Del Río se convirtió en discípula de la prestigiosa Edda Moser, hasta que apareció en su camino la Opera de Düsseldorf. "Ahí cantás pequeños roles compartiendo escenario con los cantantes grandes. Audicioné y me tomaron, cosa que es difícil para una soprano lírica, porque hay muchas --recuerda Del Río--. Edda Moser, mi profesora, estaba en contra de que yo me incorporara al Instituto, porque eso significaba que cortara mi estudio. Ella era una cantante muy famosa, una mujer fantástica, y le tenía un poco de miedo, porque tenía un aura, una energía muy grande. Pero yo quería estar arriba del escenario, que es la mejor escuela, y fui en contra de su palabra. De ahí arranqué".
Fue precisamente en la Opera de Düsseldorf donde conoció al tenor cordobés Marcelo Puente, trabando una amistad que derivaría en el concierto que, dos años atrás, ofrecieron en El Círculo. "Yo estaba en Alemania, tomando un café, y me llamó Marcelo para decirme que iba a cantar `La Bohème` de Puccini en El Círculo, y que quería cantar conmigo. Me dijo que mandara algunas grabaciones y mi curriculum por mail, me fui a un estudio, canté el aria de Mimí, lo grabé y lo mandé. A los pocos días me llamaron y me dijeron que me viniera para Rosario, así que canté con Marcelo en el 2007".
Esa experiencia resultó determinante para Del Río: "Me gustó tanto estar acá que decidí que este era el mejor momento para venir. Porque además encontré un muy buen maestro en Buenos Aires, Renato Sassola, que cantó muchos años en las mejores épocas del Colón. Para un cantante siempre es muy importante tener un buen entrenador, porque es un trabajo corporal. Tenés que cuidar mucho tu instrumento, que está siempre con vos. En Alemania no estoy casada, no tengo hijos, no tengo nada que me ate. Entonces después de cantar acá volví para Alemania, vendí mis muebles, y me vine para acá".
De esa manera, la cantante realizó un camino inverso al que afrontaron sus padres tres décadas atrás, convencida de que en Argentina podrá sostener una carrera que, igualmente, continuará con actuaciones en Europa: "Tengo una buena escuela, un buen estudio. Además tengo la experiencia de haber cantado allá, y acá se nota, porque hay mucho talento, pero los cantantes no tienen mucho trabajo, entonces no pueden experimentarse. Tuve la suerte de vivirlo en Alemania, porque empecé a trabajar de muy chica, y esa experiencia me conviene. De todas maneras voy a seguir trabajando allá, quiero tener un pie en cada lado. No sé si va a funcionar, pero voy a intentar todo para lograrlo".
En paralelo, la soprano buscará aportar los conocimientos adquiridos a lo largo de su trayectoria. "Acá no falta talento. Ya de naturaleza los chicos de la orquesta, los cantantes, son músicos muy buenos --distingue--. Creo que la gente que va a los teatros se da cuenta de éso. Si puedo aportar algo, un poco de escuela, de disciplina, un poquito de lo que traigo de allá, si puedo sorprender a la gente, entusiasmarlos aunque sea un minuto, entonces ya hice un buen trabajo. Creo que el artista que está arriba del escenario y logra que parte del público, aunque sean cinco personas, se olvide de sus problemas, concreta la razón por la cual el artista es artista".
En esa misma línea, Del Río está convencida de que la ópera no debe circunscribirse a un público específico, pensamiento que concuerda con el carácter popular del concierto que hoy, desde las 21, se realizará en la sala de Laprida y Mendoza. "Es importante hacerse conocer, que la gente te conozca porque le llegaste. Eso es lo que quiero lograr, y me alegro mucho que se pudo concretar, porque esta profesión necesita de muchísimo apoyo y de gente que crea en los proyectos. Y no creo que los argentinos no tengan interés, porque al argentino le gusta la buena comida, ¿cómo no le va a gustar la buena música? Y la ópera es como un buen vino, un buen asado. Lo que pasa es que tiene que llegarle a la gente. Es normal que, cuando digo que soy cantante de ópera, la gente me diga que de eso no entiende mucho. Pero debe llegar a todos, y que decidan después de haberlo visto, de haberlo escuchado. Hay que estar abierto a éso", concluye la cantante.
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