Carina, la mujer de 30 años que falleció el viernes pasado en el hospital Provincial como consecuencia de un aborto séptico, había pedido ayuda un día antes. El miércoles 18 de febrero, a las 20.30, llegó a la guardia del hospital Centenario por los fuertes dolores abdominales. Las medicatas (estudiantes que han terminado de cursar y de rendir la carrera) que la atendieron, bajo la supervisión de la médica a cargo de la guardia, Verónica Giacone, la revisaron, pero le prescribieron Ibuprofeno y le dijeron que volviera a su casa. "Eso está todo normatizado. Si las pacientes presentan fiebre o cuello de útero abierto quedan internadas. En este caso no había ninguno de los dos síntomas y la paciente no refirió embarazo", dijo la directora del hospital, Aurora Bruno. En la noche siguiente, ante la imparable hemorragia y los fuertes dolores, Sara, la mamá de Carina, decidió llamar un remís y la llevó al hospital Alberdi, el más cercano de French y Formosa. Allí la derivaron urgente al Provincial, adonde llegó con una sepsis generalizada. Antes de entrar al quirófano, recién ahí, la chica le contó a su madre que se había hecho un aborto. Pese a la operación de urgencia, Carina murió el viernes a la mañana.

La directora del Centenario confirmó que la paciente consultó el miércoles 18, a las 20.30. "El motivo de la consulta fue el dolor abdominal. Da la casualidad de que el miércoles, entre la tarde y noche, tuvieron varias consultas por pérdidas sanguíneas, y a todas le hicieron control ginecológico", indicó Bruno. La funcionaria dijo que las médicas no recordaban a ninguna paciente embarazada, e indicó: "La paciente cuenta lo que quiere. Si a usted le están retaceando datos y no encuentra nada significativo, no tiene posibilidad de hacer un buen diagnóstico". Incluso, refirió que ayer mismo se comunicó con las autoridades del hospital Provincial. "Me dijeron que cuando la paciente ingresó, no pensaron que fuera un aborto, porque no había indicios clínicos", dijo Bruno.

Por su parte, el director del hospital Provincial, Pietro Belletich, aseguró que "la paciente de 30 años tenía un feto muerto y retenido. No había evidencias de maniobras abortivas, por lo tanto no habíamos hecho denuncia". El profesional -que confirmó el lunes en todos los medios la muerte de dos mujeres como consecuencias de abortos durante el fin de semana pasado en el hospital provincial-, aseguró que "la paciente de 30 años llegó con un aborto sobreinfectado, interpretado como tal, que puede ser espontáneo o no. No hay evidencias para saber que sea provocado. La paciente dice que venía sangrando desde hace un par de días de atrás. Llegó con un aborto sobreinfectado".

Desde la mirada de la familia, fue evidente que el estado de salud de Carina se deterioró rápidamente a partir del lunes. "Llevaba días sin poder levantarse de la cama. El jueves tenía todo negro alrededor de los ojos", relató Marta, su hermana mayor. "Estaba mal, mal, pero recién el miércoles fue al hospital, al Centenario. Le dieron Ibuprofeno y le dijeron que volviera a la casa", continuó el relato. El jueves, Carina no podía levantarse de la cama. Como estaba cada vez peor, su mamá llamó un remís, y la llevó al hospital Alberdi. Desde allí, fue derivada de urgencia al Provincial. Lo demás, se sabe desde el lunes.

Cada año mueren en la Argentina al menos 100 mujeres como consecuencia de abortos practicados en condiciones inseguras. Son mujeres que no cuentan con el dinero para pagar un aborto clandestino, en buenas condiciones. Y arriesgan su vida por la imposibilidad de continuar el embarazo.