CIUDAD › SE DUPLICó EL NúMERO DE REFUGIADOS AFRICANOS QUE LLEGARON A ROSARIO
Funcionarios de la Comisión Nacional para los Refugiados (Conare) entrevistarán a catorce niños de aquel continente que solicitan quedarse en calidad de refugiados. "En Africa hay muchas situaciones que te hacen sufrir", relataron sobre su pedido.
› Por Evelyn Arach
Abdulai Sakó es el niño africano más pequeño que ha llegado a estas costas como polizón en un barco. Tiene 11 años, es oriundo de Nueva Guinea y en junio de 2009 arribó al puerto de San Lorenzo en un barco proveniente de Senegal, exhausto y con heridas en el cuerpo a causa de una riña por alimentos desatada a bordo. Se había ido de su casa a los 10, junto a un entrenador que lo sedujo con la idea de convertirlo en una estrella del fútbol mundial y lo obligó a trabajar en las calles de otro país durante un año. Abrumado y estafado, Abdulai decidió escapar hacia otro continente y ahora vive en un Hogar de tránsito de la localidad de Bigand. Desde la dirección de Migraciones explicaron a Rosario/12 que este año volvió a duplicarse la cantidad de inmigrantes provenientes de Africa. Hoy a las 14 funcionarios de la Comisión Nacional para los Refugiados (Conare) entrevistarán a los 14 menores de edad de origen africano que viven en la provincia y solicitan quedarse en calidad de refugiados.
Según la Convención de 1951, un refugiado es toda persona que en su país natal sea perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad o pertenencia a un determinado grupo político. También lo son aquellos que huyen de su país porque sus vidas se ven afectadas por conflictos armados. Esos son los argumentos que esgrimen algunos de los menores de 19 años que solicitaron asilo a Argentina y por su edad están bajo la tutela de un representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Aquellos que tras las entrevistas realizadas hoy no se encuadren en esos parámetros podrán solicitar la radicación por razones humanitarias y aunque ya no percibirán el subsidio de Naciones Unidas seguirán siendo asistidos por la Dirección provincial de niñez. En el caso de los mayores de edad, pueden ser expulsados del país y repatriados.
El representante de ACNUR en Buenos Aires, Marcos Filardi, que estará hoy en Rosario, detalló los beneficios para quienes puedan quedarse en calidad de refugiados: "Si la Conare los admite reciben la residencia temprana por dos años y luego el DNI como refugiados lo cual les permite insertarse en el circuito del empleo formal, donde hoy por hoy están excluidos".
Actualmente, del total de menores de edad de origen africanos con solicitud de asilo en la provincia, la gran mayoría residen en habitaciones rentadas pertenecientes a tres pensiones de Rosario: "Tienen entre 17 y 20 años. Aunque al principio se los alojó en hogares Ho.Pro.Me, son chicos que quieren libertad y a los que les cuesta respetar las normas de las instituciones, con el dinero que reciben de Naciones Unidas prefieren vivir por su cuenta. Algunos van al colegio, pero la mayoría no, trabajan vendiendo bijouterie", contó Julio Agnoli, representante de ACNUR en Rosario.
Por otra parte, los tres chicos más pequeños residen en el Hogar de Mujeres Bigadienses. "Abdulai Sakó de 11 años, Hassam Kamara de 14 y Alfa Havie de 15, tienen un pasado muy triste que poco a poco fuimos desentrañando", relató Susana Shell, la directora del Hogar.
Según cuentan ellos mismos, los padres de Hassam murieron durante un conflicto armado en Sierra Leona, mientras que Alfa, huyó tras ver morir a su padre, un buscador de diamantes que no recibió atención médica alguna. En busca de un futuro que les estaba negado y con la ilusión de ser rescatados por el fútbol subieron a un barco y permanecieron varios días escondidos, con hambre, sed y a la intemperie. Después de varios meses y recuperados físicamente, ahora entrenan en dos clubes de Bigand.
Pero además, ayer llegaron a Rosario para ver jugar a NOB y dialogaron con Rosario/12. "En Africa hay muchas situaciones que te hacen sufrir, hay gente que no tiene familia, como yo, que no pude encontrar a mis padres después de la guerra civil. Tengo cuatro hermanos pero hace años que no los veo ni sé nada de ellos", contó Alfa con tristeza, en un inglés fluido. Y aseguró que en Argentina "la gente es muy buena".
A su lado Hassam explicó que está ansioso porque en los próximos días van a probarlo en las divisiones inferiores de Newells. "El fútbol es mi futuro, mi sueño", sostuvo. Y narró fragmentos de su pasado: "Yo iba a la escuela en Sierra Leona, pero la guerra la destruyó, también destruyó mi familia. No me quiero ir", afirmó el goleador de la Liga del Sur santafesina con una sonrisa de esperanza.
Abdulai, el niño mencionado al principio, sigue soñando con jugar al fútbol y así superar un pasado trágico. "Le cuesta confiar en las personas, pero es un chico muy querible", afirmó Shell desde Bigand. Además de su dialecto africano habla francés y es precisamente en ese idioma que deberá responder esta tarde a las funcionarias del Conare que definirán su futuro y el de otros 13 chicos que no quieren volver a casa.
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