Mié 01.03.2006
rosario

CIUDAD

La fiscal Tessio solicitó hacer excavaciones en La Calamita

El represor Constanzo declaró ante la justicia que al menos dos cuerpos están enterrados en el centro clandestino de detención que funcionó en Granadero Baigorria. Piden investigar.

La fiscal federal Griselda Tessio solicitó ayer al juez federal Germán Sutter Schneider la preservación del lugar y las excavaciones del predio de La Calamita, el reconocimiento del mismo y una serie de careos a Eduardo "Tucu" Constanzo, luego de que éste confesara que hay al menos dos cuerpos enterrados en donde funcionara el centro clandestino de detención en Granadero Baigorria. El testimonio del represor fue publicado por este diario en su edición del lunes, y en el mismo aseguraba que uno de ellos era el soldado José Carlos Prat, y el restante -al que enterró con sus propias manos- era "Remo, un militante montonero oriundo de San Juan".

Tessio se hizo cargo hace casi un año de la Oficina de Unidad de Asistencia para causas vinculadas con los derechos humanos durante el terrorismo de Estado. En ese rol solicitó estas medidas al juez federal Sutter Schneider. Lo hizo tras analizar la declaración de Constanzo quien entre el 14 y el 15 de febrero reveló que "en el año 1977 fue llevado a La Calamita un muchachito apodado Remo, oriundo de San Juan, a quien un tal negrito Julio llevaba a diario en moto hasta Avellaneda y Godoy". "Con esa información los Jefes montaron un operativo para detener a Julio, pero como no llegó volvimos a La Calamita, con Remo vendado. Lo bajaron y le pegaron patadas en las costillas, en el hígado, en todos lados. Finalmente el comisario general, le abre la boca y le hecha un paquete de Celusal".

El relato de Constanzo continuó: "Cuando vuelvo a La Calamita encuentro a todos los que habíamos ido al procedimiento reunidos en la mesa larga. Entonces el teniente coronel Fariña me mandó a ver a la habitación contigua donde estaba Remo, y lo veo que estaba muerto. Después un sargento que era el encargado de la patota, que se llama Mario V. nos ordena cavar el pozo para enterrar a Remo. Y cuando estamos yendo me dice el Comisario general: 'cavemos un poco más acá porque ahí (señalando un lugar) está enterrado el soldado Prat' (que es un soldado que yo supe o me dijeron que habían matado antes, que era asistente del mayor Pérez, y que según comentaban lo habían matado porque quería entregar al mayor). Mientras cavamos el sargento Mario V. medía con un metro para ver si llegábamos a cavar al metro ochenta de profundidad. Pero como hacia mucho frío no llegamos y lo enterramos inclinado con los pies afuera".

En cuanto al soldado Prat, cabe recordar que cumplía con el servicio militar obligatorio en el Batallón de Arsenales 121, en San Lorenzo desde abril de 1976, a las órdenes directas del mayor Román Virgilio Pérez.

El 31 de diciembre de 1976 partió hacia el Batallón a las siete de la tarde porque debía realizar una tarea pendiente, pero el mayor Pérez le extendió el franco hasta el 3 de enero para que pasara la fiesta de fin de año en su casa.

El 2 de enero de 1977 por la tarde se presentaron en casa de la familia Prat cinco personas de civil y armadas que dijeron ser policías. Revisaron la vivienda con la precisión de quienes ya la conocían, robaron dinero y dejaron al matrimonio encerrado en el baño. Una vez liberados de su encierro, los padres de José Carlos, todavía ignorantes de la desaparición del hijo, fueron a la Comisaría 5ª a denunciar lo ocurrido, pero no los quisieron atender.

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