CIUDAD › CUESTIONAN A LA JUEZA QUE PROCESó A DIRIGENTES GREMIALES
El abogado de los ex dirigentes de Atilra Rosario, Federico Garat, cuestionó que la jueza Pérez Vara omitiera revisar la actuación policial, mientras Carlos Ghioldi lamentó que "la justicia se la agarre con los trabajadores solidarios".
› Por Lorena Panzerini
"Lamento que la Justicia se la agarre con los trabajadores solidarios", dijo ayer Carlos Ghioldi, de Empleados de Comercio, luego de enterarse "por los medios" que fue procesado por "homicidio y lesiones en riña" por la muerte del afiliado cordobés, Héctor del Valle Cornejo, durante el enfrentamiento de trabajadores de Atilra, de noviembre de 2008. Al mismo tiempo, aseguró: "La única vez que fui citado a declarar ante la jueza (de Instrucción, María Luisa Pérez Vara), no me tomaron la declaración". En ese sentido, apuntó directamente contra empresarios, "que fueron favorecidos con lo sucedido", y contra la policía que el día de la confrontación entre trabajadores del rubro lácteo "cerró un corralito". Por su parte, Federico Garat, defensor de Hugo Vega, ex secretario gremial de Atilra Rosario y Edgardo Barbero, entonces secretario administrativo del sindicato, advirtió que el accionar judicial fue "lamentable", y "muestra desidia". Criticó que la jueza no haya evaluado el procedimiento policial; y se quejó: "La causa estuvo parada durante un año y medio".
Garat presentó "entre cuatro y cinco escritos" al Juzgado de Pérez Vara, porque "durante un año y medio no hubo movimiento" en la investigación. El profesional solicitaba medidas de prueba y testimonios para esclarecer lo ocurrido. "Mi idea era reconstruir lo que había sucedido aquel día: había presentado testigos, reclamé que volvieran a llamar a dos personas que se presentaron espontáneamente ante el Juzgado; pedí que se investigue el accionar policial en el hecho, pero no obtuve respuestas".
Garat también criticó a la policía. "El día anterior al acto, Vega le comunicó al entonces ministro de Seguridad sobre la posibilidad de una confrontación, a los fines de resguardar la integridad física de las personas. Cuando se enfrentaron los trabajadores, pasaron unos 35 minutos en los que personal policial no actuó. Cuando intervinieron con una orden, el conflicto se resolvió. Eso deja el interrogante sobre por qué no lo hicieron antes", advirtió.
En el interior del centro cultural La Toma, su principal impulsor, Carlos Ghioldi, recibió ayer a Rosario/12 para hablar sobre la resolución judicial del caso Atilra, en el que figura como uno de los seis procesados. "Ese día di un discurso (durante el acto que hacía el gremio lácteo para repudiar el ataque a trabajadores de SanCor) en el que dije que no es bueno el enfrentamiento físico entre trabajadores porque favorece a los empresarios", recordó. "Y así sucedió, porque las empresas lácteas de la zona hicieron muy buen negocio: cerraron sucursales y despidieron trabajadores sin indemnizarlos", agregó.
Ghioldi apuntó directamente contra la Justicia: "Actúan de manera arbitraria e injustificada, ocultando demasiados problemas que hubo. Lamentablemente hay un sector que nos tiene acostumbrados a que estas cosas no se investiguen, y se centran en lo que ven en un video". Al mismo tiempo, recordó que en septiembre de 2009, fue citado a declarar. "Hicimos un acto público en Tribunales contra la persecución judicial, y cuando entré al juzgado no me tomaron la declaración, así que yo nunca declaré nada".
También criticó duramente el accionar policial: "La policía organizó la pelea. Tuvieron un accionar sospechoso. Ese día me acerque a uno de los oficiales que había antes que llegaran los del grupo amarillo (que respondían a la conducción nacional de Atilra) y le dije: `usted está preparando una masacre acá'; porque habían cerrado un corralito para que se maten".
Ghioldi relató su versión de los hechos del 3 de diciembre de 2008 en la intersección de San Luis e Iriondo. "Recuerdo algo muy cómico, cuando vi a los de amarillo empecé a gritar `unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode', con lo cual empecé a recibir palos por todos lados. No podía esconderme. Me acusan porque tiré piedras, pero me cuesta mucho levantar una piedra del suelo. Jamás me he peleado con un trabajador. Sí discutí muchas veces, y grité, porque mi única herramienta es la palabra", se defendió.
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