CIUDAD › OPINAN LOS SOBREVIVIENTES
La palabra de los sobrevivientes es la condición de posibilidad de la memoria en la Argentina. Ayer tuvieron emociones contradictorias. Para Angel Chichín Ruani, querellante de la causa y secretario de Seguridad Comunitaria de la provincia, fue una "fecha histórica" por las condenas a prisión perpetua para Ramón Díaz Bessone y José Lofiego, pero se acordó de subrayar que "cuatro de los máximos responsables de la represión en la provincia, Leopoldo Galtieri, Agustín Feced, Raúl Guzmán Alfaro y Juan José Seichuck murieron impunes".
Otro de los testigos que relató en el juicio oral el calvario sufrido en el centro clandestino de detención, Jorge Palombo, manifestó su alegría: "Díaz Bessone no morirá impune, eso es para festejar. Y Lofiego que era de los más hijos de puta, tiene perpetua. Los partidos no siempre se ganan por goleada. A veces ganás por penales, o por un gol sobre la hora". En ese momento, Esteban Gaucho Marinho planteaba su alegría: "No es poco haber logrado condenar a Díaz Bessone".
Para algunos sobrevivientes, lo preponderante fue la decepción. Cuando Beatriz Baravani de Caballero leyó la absolución de Chomicki, la cara de Azucena Solana, al lado del escenario, fue elocuente. "Archie (Scortecchini) era uno de los más importantes de la patota, como Caramelo (Carlos Altamirano)", se quejaba Laura Ferrer Varela. A pocos metros, otra testigo, Liliana Gómez, afirmó que "en este país es más grave tener un porro que torturar". Patricia Antelo consideró que la condena es "una tomada de pelo".
Por la desaparición de Pedro Paulón fue condenado ayer Díaz Bessone. Su hermano, Victorio, estuvo en la sala de audiencias. El dirigente de la Central de Trabajadores Argentinos sintió que algo había cerrado. "Para mí las dos perpetuas, y el nombre de mi hermano como víctima saldaron una herida histórica. Con todas las contradicciones que tiene el proceso, Argentina es un ejemplo en materia de derechos humanos".
La querellante Stella Hernández, secretaria gremial del Sindicato de Prensa de Rosario, enfatizó: "Pese a todo tenemos que celebrar. Esto es justicia. Falta, se hubieran merecido más años algunos represores, pero esto no termina acá, está la segunda parte de la causa Feced". La sobreviviente se dirigió especialmente a Chomicki. "Le pido que asuma la responsabilidad que hemos tenido las víctimas para nombrar todo. Puede hablar, él sabe mucho", dijo. Durante la lectura de la sentencia, sostuvo la pancarta firmada por Joan Manuel Serrat que decía "Viva la vida", debajo de la frase que el poeta Miguel Hernández escribió en una cárcel franquista: "Para la libertad, sangro, lucho, pervivo".
En el escenario, otra de las sobrevivientes que sufrió indecibles tormentos y batalló por este juicio, Marta Bertolino, afirmó: "Todo este grupo, aún los que tuvieron 10 o 12 años, no van a salir de la cárcel porque van a prosperar otras causas contra ellos. Esta sentencia nos tiene que servir para redoblar el compromiso, porque vemos cómo aún las cosas que parecían más difíciles se han logrado".
Ana María Ferrari, sobreviviente de repetidas y feroces sesiones de torturas en el sótano de la Jefatura, planteó: "Por lo general, no es lo que uno quisiera, siempre parece poco. Pero es un paso, es un avance, reafirma que estos juicios son irreversibles. Y volveremos a poner el cuerpo en la segunda parte de la causa Feced".
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