La madrugada del domingo 1 de enero de 2012, Maximiliano Rodríguez murmuró el nombre de "Ezequiel", mientras era llevado en un auto hacia el HECA por su novia Sofía Laffatigue. Trataban de salvarle la vida luego de haber recibido una lluvia de plomo a bordo de su BMW, de manos del "Negro" Ezequiel Villalba. Así lo relató la joven ante el juez de la causa, que esta misma semana al hijo del Quemado negar este hecho. En su testimonial, Rodríguez aseguró que esa noche, alrededor de las 2 de la madrugada, mientras estaba dentro del BMW con su novia y otra chica, recibió alrededor de siete disparos que lo mandaron directamente al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (HECA). Según dijo ayer, solo vio "una mano con un arma" que le disparaba, pero aseguró no saber quién efectuaba los tiros, desde una moto que no frenó.

Esta semana también se confirmo otro hecho: Facundo O. acusó al "hijo del Quemado" y a Gerardo "Jeta" M., ante la jueza Roxana Bernardelli, como los autores de los tiros que lo hirieron el 29 de diciembre pasado, en Dorrego al 4000. Este hecho dio lugar a la serie de sucesos de sangre que desencadenó en la masacre de villa Moreno, dos días después.

El dato no es menor: Facundo O. se había presentado a testimoniar el viernes pasado, pero se manifestó "confundido" acerca de la persona que lo agredió la noche del 29 de diciembre. Ayer, en una nueva audiencia, se supo que hace solo unas horas había sido baleado cerca de sus pies, mientras transitaba por la vía pública, "para que no hable".

Finalmente se complicó la situación judicial para dos ex jefes policiales: quien era el inspector de Zona 3º, Eduardo Carrillo; y su segundo el suboficial Mario Centurión, quedaron imputados por "incumplimiento de los deberes y encubrimiento agravado".