Desde que el Hogar del Huérfano fue intervenido en agosto de 2011, tras la denuncia penal que presentó el gobierno provincial por los abusos sexuales a un niño, las integrantes de la Comisión de Damas de Beneficencia se ubicaron afuera de las situaciones denunciadas. Ayer, luego que se conociera el procesamiento de dos ex celadores acusados por R., que tenía 8 años cuando le contó a su familia sustituta "lo que les hacían en el hogar a los nenes y nenas que se portaban mal", la directora de la institución, Laura Borghi, dijo que "era un chiquito con problemas desde antes de venir al hogar". En tanto, una psicóloga que trabajó entre 1990 y 2007 en el hogar apuntó a que si bien está a favor de los procesamientos de los dos ex empleados, bien podrían "encubrir responsabilidades institucionales".

"No voy a hablar de los dichos del niño por respeto; lo único que digo es que era un chiquito con problemas desde antes de venir al hogar", dijo ayer Borghi a LT8. Después alegó que "es lamentable lo que está pasando. Me siento terriblemente mal por todo esto". Y agregó, como en otras oportunidades en las que se puso a disponibilidad de la Justicia: "Espero que esto se resuelva lo antes posible con las personas que cometieron el delito".

Salió a responderle Silvia Lampugnani, que trabajó como psicóloga en el hogar, hasta que fue despedida en 2007. "Sin duda el procesamiento a partir de los dichos de un niño es algo importante y a tener en cuenta porque hasta hace muy poco, en los marcos de otra ley que tenía en cuenta la opinión de los adultos, lo que decía un niño era tomado relativamente", dijo.

"Corremos el riesgo de quedarnos en los juegos que el poder produce. La responsabilidad penal es de estos dos sujetos está clara, pero lo que preocupa es que esto puede llegar a encubrir responsabilidades institucionales", agregó.

Las denuncias sobre irregularidades no eran nuevas cuando R. le contó a la mujer que lo hospedó como madre sustituta, lo que sucedía dentro del hogar donde estuvo internado casi un año y medio. Esos hechos tenían que ver con abusos no solo sexuales sino también con cuestiones de salud, de alimentos y elecciones de los niños alojados.

Lampugnani señaló que "la institución --que no aloja chicos desde abril pasado-- surgió en respuesta de una demanda social dando un lugar a los niños abandonados en la calle, pero lo que se consolidó es una ideología en la que el que recibe tiene que estar agradecido y soportar todo lo que venga después".