A más de siete años de la muerte de un joven de 17 años, a la salida del boliche Mogambo, de Avellaneda al 2700, la Justicia condenó a ocho años de prisión al patovica acusado de darle el golpe mortal, en medio de una brutal paliza. El crimen de Ezequiel Arce se generó a partir de una fatal agresión protagonizada por varios custodios, a pocos metros del local, la madrugada del 17 de marzo de 2007, luego de que el chico discutiera con su novia en el interior de la confitería. Además, otros dos empleados de seguridad, entre ellos un personal policial, fueron sentenciados a uno y dos años de prisión de cumplimiento condicional, y se les ordenó mantener reglas de conducta específicas.

Fernando Casenave fue procesado en primera instancia por la entonces jueza de Instrucción Raquel Cosgaya. Ahora, el juez de Sentencia N 4, Julio Kesuani, resolvió la pena. El condenado fue señalado por varios testigos como quien le dio al adolescente un fuerte golpe en la boca, que desencadenó su muerte, minutos después del hecho, cuando sus amigos lo trasladaban hasta el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez.

En el fallo de primera instancia, la magistrada consideró que un solo golpe fue el mortal, aunque otros cuatro custodios participaron de la golpiza. Dos de ellos, Fabián Mendoza y Esteban Suárez, fueron sancionados con una suspensión de juicio a prueba. En tanto, la autopsia al cuerpo del fallecido dio cuenta de que murió a causa de una "insuficiencia cardiorrespiratoria aguda, post traumatismo facial".

Ezequiel había ido a bailar con su novia y una amiga. Pasadas las 3.30 de la madrugada se generó un "incidente entre ellos dentro de la confitería", apareció personal de vigilancia para sacar a Arce del local, y lo llevaron hasta la esquina de Avellaneda y Gálvez. Allí acudió el personal de seguridad, lo golpearon y esposaron y "siguió recibiendo golpes, atribuidos como los causantes de la muerte", dice el fallo.

En tanto, Osvaldo Solar, otro personal de seguridad del boliche, fue condenado a un año de prisión de ejecución condicional, por el delito de lesiones leves; mientras que Fernando Bustos fue sentenciado a la pena de dos años de prisión condicional, por lesiones leves agravadas por su calidad de integrante de la fuerza; e incumplimiento de los deberes de funcionario público.

Durante los años del proceso judicial, los familiares del chico hicieron varias marchas para exigir que se esclarezca el crimen acompañados por organismos de derechos humanos.