CIUDAD › EL JUEZ QUIROGA AUTORIZó LA CESIóN DEL óRGANO AL COMPROBAR QUE NO HAY LUCRO
Angel Arellano, de 43 años, se dializa tres veces por semana. Padece la misma enfermedad hereditaria que su padre, ya fallecido. Sebastián Silva es más que un compañero de trabajo: le propuso la donación al ver que su salud
empeoraba.
› Por Lorena Panzerini
Angel Arellano tiene 43 años y es una de las 450 personas que figuran en la lista de espera para un trasplante de riñón, en la provincia. Padece poliquistosis renal hereditaria y no tiene familiares compatibles en sangre. La mayoría de estas intervenciones se realiza con órganos de donantes cadavéricos y una de las políticas es el anonimato; pero Angel sabe quién le permitirá mejorar su vida, sin tener que seguir dializándose tres veces por semana. Sebastián Silva, de 34 años, su compañero de trabajo, pidió a la Justicia ser el donante de la persona con que tiene una fuerte amistad desde hace más de quince años. La esposa del donante, Antonia, lo apoya desde el principio, y su hijo de siete años podrá estar orgulloso. El acto voluntario y altruista debió ser avalado por la Justicia, para descartar cualquier situación lucrativa. "Queda demostrado el lazo de amistad y solidaridad, que son los motores que mueven la decisión", expresó el juez Civil y Comercial N 7, Marcelo Quiroga. "Para mí no es una obligación, lo hago de corazón", dijo Sebastián a Rosario/12.
Donante y receptor se conocieron en 1998, en su lugar de trabajo. Ambos se desempeñan en un comercio de Saavedra al 700. Sin embargo, la amistad se forjó poco después, cuando Sebastián quedó fijo en el negocio. Desde entonces comparten no solo lo laboral, sino también lo personal y familiar. Angel tiene tres hijas y una nieta. Su papá falleció a causa de la misma enfermedad que él padece hoy. "Lo que tiene `el Pelado' es hereditario. Corre riesgo su vida. Hace dos años la cosa empeoró y tuvo que empezar a dializarse. Yo le dije a mi mujer que había decidido algo y que quería saber si me apoyaba", relató el donante.
Sebastián notaba a su amigo preocupado, y comenzó a decirle que no se pusiera mal, que él iba a estar cuando lo necesitara. "Contá conmigo", le repetía, sin entrar en detalles. "Una mañana, mientras desayunábamos se lo dije porque yo tenía la decisión tomada. `Cuidá mi riñón, que va a ser tuyo'", le dijo a su amigo, entre bromas. Angel se negaba, pero ante la insistencia, un día le preguntó a Sebastián si era cierto lo que quería hacer.
Angel reveló que cuando su amigo se lo ofreció él sentía "culpa"; pero ante la insistencia, aceptó. "Fue un milagro haberme cruzado con una personas así en la vida. Hay que hacerle un monumento", dijo ayer, mientras se dializaba.
Según contaron, los estudios que se realizaron en Buenos Aires, a principio de año, arrojaron una compatibilidad del 99,5 por ciento con su amigo. "Nos dijeron que la Justicia tenía que avalar la decisión", recordó Sebastián sobre los trámites que comenzaron con la presentación de un recurso de amparo. "La única solución para dicha enfermedad es someterse a un trasplante de riñón y, hasta tanto eso no suceda, el único tratamiento que le permite continuar con vida es la hemodiálisis. Siendo su voluntad donar uno de sus riñones a su amigo para mejorar su expectativa de vida, que está en una situación límite y terminal", expresaron en la presentación.
Con documentación que avaló la amistad, varias entrevistas y citas a testigos, el magistrado hizo lugar al recurso y permitió el trasplante que se realizará en el Instituto de Nefrología Nephrology S.A., de Buenos Aires, en poco tiempo.
Según detalló el director del Centro Unico de Ablación e Implante (CUDAIO), Pablo Maidana, la justicia debe intervenir cuando la donación no se realiza a partir de un donante cadavérico ni un donante vivo relacionado, para determinar que no haya intensión de lucro. "En los últimos diez años, habrá habido tres de estos casos", señaló; y rescató la necesidad de la donación cadavérica, para evitar riesgos en personas vivas.
"El implante de órganos no debe ser una operación lucrativa para el donante; por lo que si se demuestra que sólo se trata de una liberalidad, de un gesto solidario que no ofende la moral ni el orden público, los magistrados no pueden imponer su autoridad por encima de la voluntad de las personas", expresa el fallo.
Ambos contaron cómo reaccionaron cuando les dieron la noticia sobre la resolución judicial. "Me llamó re contento, y le dije `sí, pero yo no quiero ahora'; fue una muy buena noticia", relató Sebastián, entre risas.
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