"Yo estuve en un instituto, anduve robando, hice mis macanas y nadie me contuvo, sólo mi familia. Hoy me di cuenta que el acompañamiento es algo fundamental, y ahora yo estoy tratando de hacer en el barrio actividades con los pibes que están en la misma problemática", dice Mauro, del barrio Los Pumitas, e integrante de la comunidad Qom de Rosario. A principios del 2014 se unió a la Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud, y hoy busca replicar sus aprendizajes en el barrio que lo vio crecer. "Me doy cuenta que falta interés en las políticas para apoyar a los pibes, porque siempre nos tratan de delincuentes y en el fondo hay algo que no dejan ver. Hay muchos compañeros míos que murieron en el barrio y yo me pregunto por qué", reflexiona. Esta vez lo hace delante de cuatro integrantes del Concejo Municipal, de sus compañeros de la Asamblea y decenas de otras personas que se acercaron a presenciar el debate público titulado "Pibes en Emergencia", realizado en el hall del Concejo.

Tanto Mauro, como Ezequiel de Fuerte Apache, otro de los jóvenes que intervinieron en el debate público, viven día a día y en carne propia todas las dificultades que en la plataforma política suelen traducirse en proyectos de ordenanzas que buscan una posible solución. Hoy acompañan una serie de reclamos que se constituyen en un objetivo concreto: la declaración de emergencia en niñez y juventud a nivel local. El proyecto, que fue impulsado desde un principio por la Asamblea, constituida por organizaciones sociales, gremios y partidos políticos de Rosario, ingresó al Concejo Municipal a mediados de junio pasado luego de una masiva movilización que también tuvo a la juventud de los barrios como protagonistas. Hoy, el proyecto está en manos de las comisiones de Salud, Derechos Humanos, Gobierno y Presupuesto, y se espera la aprobación de la mayoría para que la declaración de emergencia sea un hecho.

Quienes impulsan este reclamo consideran que es imprescindible lograr un cambio en el paradigma político en relación a las primeras edades, con el fin de abordar de otra forma la complicada situación actual que se refleja en los alarmantes números de asesinatos, bajos índices de escolaridad, y malas condiciones de salud e higiene sobre todo en los barrios periféricos. "El nivel de vulneración de derechos actualmente es enorme", describe Soledad Cena, integrante de la Asamblea, a la vez que remarca en este escenario la "dificultad de muchos jóvenes para acceder a la construcción de su identidad a partir de la cultura y la recreación".

"Esta lucha y este proyecto lo hacemos a la memoria de Jere, Mono, Patón, Gabi, David, Joroba, Jony Retamoso, y los cientos de pibes y pibas que han perdido la vida en el marco de una sociedad que los excluyó, y de un Estado que no sólo los descuidó sino que además se niega a poner recursos e ideas para que se pueda vivir con dignidad", dijo a su turno Facundo Peralta.

El debate público organizado por la Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud, contó con la participación de ediles de distintos bloques. María Eugenia Schmuck de la Unión Cívica Radical, María Fernanda Gigliani por el Partido del Progreso Social, y Norma López y Roberto Sukerman por el Frente para la Victoria. También brindó su aporte el periodista Carlos del Frade, quien recientemente publicó su investigación "Ciudad Blanca, Crónica Negra", con datos certeros que dejan en evidencia la complicada situación de las áreas de niñez y juventud a nivel local y provincial.

Norma López enfatizó en la necesidad de trabajar en conjunto: "Para que el esfuerzo se haga realidad debemos llegar a una serie de coincidencias. Lograr una agenda coordinada de trabajo, señalar cada uno de los errores y articular entre los tres niveles del Estado. Porque el trabajo en soledad lo que hace es garantizar la estigmatización y que sigamos preso de sistemas violentos".

"En 2013, de los 264 asesinados en Rosario, el 80 por ciento era menor de 35 años. En la ciudad los pibes tienen más cerca un arma y la droga que un trabajo, porque se ha dejado deliberadamente que sea así. No se trata de un Estado ausente, sino de un Estado presente de forma corrupta. A los pibes los drogan, los desocupan y los convierten en delincuentes por motivos de negocios económicos y por control social: no quieren que se vuelvan enamorar de la palabra revolución", señaló el periodista Del Frade.