CIUDAD › MARCHA A BARRIO AZCUéNAGA POR DAVID MOREIRA
› Por Luis Bastús
No hubo una multitud, ayer a la tarde, en la esquina donde hace cinco meses un grupo de jóvenes todavía impunes linchó a David Moreira, en represalia por el arrebato de una cartera. La familia de este muchacho de 18 años, asesinado a patadas el 23 de marzo, sobre el pavimento de Liniers y Marcos Paz, convocó a una manifestación de dolor y reclamo de justicia en esa esquina, a la que acudieron algunos amigos de la víctima, referentes de organizaciones gremiales y defensoras de derechos humanos, y no más. Aunque las lágrimas de Lorena Torres sean tan auténticas por su hijo como las que corrieron desde ayer por Leonardo Perrone (ver página 3), y la semana pasada por Mariano Bertini. Ella y el abogado Norberto Olivares pidieron a voz en cuello en esa esquina del barrio Azcuénaga que afloren los testigos ocultos para que la causa penal avance. "Al autor del robo lo condenaron en 87 días, y por el crimen salvaje de David todavía no hay ni siquiera imputados", compararon. En el mejor de los casos, el vecindario espió el pacífico mitin detrás de postigos cerrados y persianas bajas.
"Ningún pibe nace chorro", escribieron en la bocacalle los que se concentraron allí para recordarle al vecindario que lo ocurrido el 23 de marzo fue un linchamiento, la masacre de una turba contra un pibe indefenso.
"Para los que lo mataron, David era un delincuente; para los que lo conocimos, era una gran persona. Tenían derecho a quitarle la vida? Que paguen los culpables que mataron a un chico de 18 años, que lo sentenciaron a muerte. Les pido que no juzguen sin conocer, les pido que hablen, no tengan miedo. El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra", planteó la madre de David Moreira.
Aquel sábado a las 20, una joven caminaba con su beba en brazos cuando de una moto bajó un muchacho y le arrebató la cartera entre tironeos de resistencia. Los gritos de la mujer alertaron a vecinos que alcanzaron a los arrebatadores y los hicieron caer de la moto. El que conducía logró escapar. Semanas más tarde sería entregado por su padre, procesado y condenado por el robo. Moreira fue capturado, retenido y golpeado de manera brutal por un grupo. Murió al día siguiente en el Heca.
Ayer el abogado de los Moreira, Norberto Olivares, confirmó que la conjetura del fiscal Florentino Malaponte apunta a "un grupo de jóvenes, hinchas de Rosario Central, que hacen la previa en el Club Deportivo y Social Amistad y Unión, y están vinculados con el grupo de Facebook Indignados de Barrio Azcuénaga, pero necesitamos testimonios de mucha gente que presenció el linchamiento y tuvo otra actitud". El letrado recordó que hubo llamados al 911 para avisar que la masacre se estaba consumando, otros que filmaron y sacaron fotos aportadas a la causa. "No venimos a contactar a los cobardes que asesinaron a David, sino a aquellos vecinos que actuaron distinto. Acá hay un grupo que está organizado, que promueve estos linchamientos, que organiza a los vecinos para la seguridad del barrio. Hay un clima cultural que no favorece ésto, pero teníamos que venir a decirlo. No nos comamos entre nosotros, el problema es más complejo que mirar al morochito, a los que van en moto", dijo Olivares. Con el mismo énfasis condenó el crimen de Leonardo Perrone (ver aparte) y el de Mariano Bertini. Y reprochó al fiscal que "no jerarquizó esta investigación. Hay diferencia entre el robo de una cartera y un linchamiento", dijo.
Lorena Torres clamó: "En qué nos convertimos? Volvemos a ser cowboys? Este es el siglo XXI. No discriminen. Todos tenemos los mismos derechos. Madres, no se callen, griten como yo. Y aquellas que tienen la suerte de no pasar por esto, que tampoco callen. Les puede pasar. Nosotros pensamos que no nos iba a pasar y hoy lo padecemos".
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