"Que digan la verdad y paguen los que tengan que pagar", reclamaron ayer, indignados, los padres y ocho hermanos de Franco Ezequiel Casco, el joven que fue hallado sin vida en el río Paraná, veinticuatro días después de haber estado preso en la seccional 7ª. Temprano, el gobernador Antonio Bonfatti dijo que "hay que ir hasta las últimas consecuencias" en la investigación judicial. En tanto, se realizó la segunda autopsia al cuerpo del joven de 20 años, y trascendió que "no hay signos de violencia aparente". Gabriel Ganón, defensor provincial y de la familia, indicó que su perito de parte consideró que la fecha de la muerte data de más de 20 días. "Es coincidente con la desaparición de Franco y refuerza la hipótesis de desaparición forzada de persona", dijo. Elsa Godoy -madre de Franco- cree que su hijo fue severamente golpeado. De todos modos, resta realizar análisis que determinen fecha y causa de la muerte. Además, se están peritando teléfonos celulares secuestrados el sábado a efectivos de la comisaría, incluido el aparato desde el cual se tomó la foto que figura en el legajo policial de Franco, donde se lo ve golpeado.

Malvina, Maxi, Leonel, Carina, Víctor, Giuliana, Jesús y Lucas, de apenas 14 años, llegaron desde Florencio Varela para acompañar a Elsa y Ramón Casco -padre de Franco- en el reclamo de justicia por la muerte de su hermano. Sólo una de las hermanas quedó en Buenos Aires. También vinieron amigos del pibe. La familia -que estuvo acompañada por organizaciones sociales y de derechos humanos- recibió a Rosario/12 en el bodegón de Pocho Lepratti, donde organizan la marcha de mañana. La "bronca" que expresaron se transformó en lágrimas durante los relatos. "Nos hacemos muchas preguntas. Queremos saber qué le pasó y por qué", dijeron dos de las hermanas.

Las sospechas de la madre van más allá. "Yo creo que tiraron el cuerpo cuando empezaron a ver todo esto", dijo Elsa, en relación a las movilizaciones barriales y de sectores sociales que visibilizaron el caso, cuando Franco llevaba más de dos semanas desaparecido. "No sé qué le hicieron, pero no tenía rostro", dijo la mujer. Para Elsa desde el principio "la policía mentía", que "no querían mostrar el libro de guardia" de la seccional (que fue secuestrado el sábado pasado por la Fiscalía), cuando ella lo reclamó el 13 de octubre, y que su hijo "estaba ahí". "Tenemos broca con todo: con la policía, con la fiscalía, con la médica que dijo haber revisado a Franco".

Por su parte, Ramón recordó que por aquellos días pasó "de casualidad" por la seccional 7ª y le informaron que el chico había estado detenido, aunque lo tenían registrado con el apellido materno. "No sé cómo se me dio pasar por ahí", dijo el hombre, quebrado.

El planteo de la familia es que primero les dijeron que la detención había sido el 6 de octubre a la noche, y días después le indicaron que fue el mediodía del 7, y que lo liberaron esa misma noche por falta de antecedentes. Luego se perdió el rastro del pibe, hasta que fue hallado sin vida.

Al mismo tiempo, protestaron por la versión de tres testigos que el jueves pasado dijeron haber visto a Franco pidiendo comida en una parroquia de Cafferata al 500, y se quejaron de que "fue armado" el video de una cámara de seguridad donde se ve a una persona que -según declararon- podía ser Franco. Desde la Fiscalía indicaron que luego de que la familia no reconociera al chico en la imagen, determinaron que se trata de una persona indigente.

Desde el Ministerio Público de la Acusación indicaron que "lo último que se quiere es encubrir". Frente a ello, el sábado secuestraron celulares en la comisaría y el libro de guardia. Ahora se esperan resultados de las pericias para determinar responsabilidades; y se está por designar un perito calígrafo para evaluar la firma de Franco en el acta policial. El gobernador dijo que no se descarta que personal policial haya estado implicado en la muerte de Franco: "Hay que ir hasta las últimas consecuencias".