A casi dos años y medio de haber intentado matar a su ex pareja, Mario "Cacho" Toledo se sentará hoy en el banquillo de acusados, imputado por el delitos de "tentativa de homicidio doblemente agravado, por el uso de arma de fuego y ensañamiento". El juicio oral y público comenzará a las 9 con los alegatos de las partes y luego será el turno de declarar de Rosalía Benítez, una víctima de violencia de género, de Villa Gobernador Gálvez, que salvó su vida tras permanecer en coma por varios días. El tribunal estará conformado por Julio Kesuani (en la presidencia), María Isabel Más Varela y Edgardo Fertita (vocales). En tanto, la acusación estará a cargo de la fiscal Cristina Herrera; y Toledo será representado por la defensora pública Mirtha Llonch. Está previsto que las audiencias de debate se extiendan hasta el miércoles próximo. Durante cuatro días, desfilarán más de veinte testigos por la sala.

La primavera de 2012 fue un infierno para Rosalía. No fue la primera vez que su ex la atacaba, pero esta vez la dejó en coma. Los malos tratos y "basureadas" la acompañaron durante 17 años. La mujer tenía dos trabajos para mantener a sus hijos y al hombre que, por problemas de salud, decía no poder trabajar. "Llegar a mi casa y que esa persona me maltrate, era terrible", rememoró Rosalía en octubre pasado, cuando reclamó que no le dieran prisión domiciliaria al acusado, frente a un pedido de éste. Acompañada por la organización Amas de Casa de Villa Gobernador Gálvez, la mujer insistía con que él la buscaría para matarla.

El día que Rosalía se cansó, a mediados de 2012, le dijo que quería separarse. La respuesta del hombre fue golpearla y denunciarla, aludiendo que ambos se habían golpeado en una discusión. Tras ello, Rosalía estaba desesperada, sin saber qué hacer. Acompañada por uno de sus hijos, se acercó al grupo de mujeres para buscar ayuda. Durante todo el día intentó hacer una denuncia en Rosario y Villa Gobernador Gálvez. A la noche, su cara estaba desfigurada por la hinchazón de los golpes, y recién ahí le tomaron la denuncia en la comisaría. Al día siguiente logró la exclusión del hogar en Tribunales, pero Toledo no dejó de hostigarla. Comenzaron las amenazas, ataques a piedrazos en la calle, y más violencia.

El hijo adolescente de Rosalía le ayudó en el cuidado de su hermanita de 9 años, para que ella pudiera seguir trabajando. La noche del 21 de septiembre, Rosalía se quedó sola con la pequeña en su casa; y Toledo volvió, violando una orden judicial. "Me quería matar y tirar por ahí", rememoró la víctima. Esa noche hablaron sobre la nena y él se fue. Pero más tarde, comenzaron a oír ruidos afuera de la casa. Era Toledo, armado con una escopeta y un revólver. Mientras su hija le rogaba que no les hiciera nada, ambas corrieron a esconderse en una habitación, levantaron las persianas y gritaron pidiendo ayuda a los vecinos. El rompió la puerta, entró y le dio cuatro tiros a su ex. "Por lo que me hiciste", le repetía. Las dos corrieron hacia el garaje; y la nena tomó la llave para irse de la casa, cuando su padre volvió a dispararle a Rosalía. Al salir, las ayudaron los vecinos; pero Cacho escapó.

La víctima estuvo al menos 15 días internada en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez. Según se indicó, terminó con al menos seis orificios de bala.

Días después, el agresor --que estuvo prófugo los primeros días-- fue detenido gracias a las enfermeras del centro de salud donde él retiraba su insulina. Desde entonces, está preso. El imputado pidió llegar al juicio con arresto domiciliario, por cuestiones de salud pero en octubre, la jueza Carina Lurati rechazó ese planteo. Al delito imputado se sumaría también las amenazas coactivas y la portación de armas.

La hija menor de Rosalía no habló durante un año sobre el hecho que vivió. Es que la pequeña vivió esa pesadilla al lado de su madre. La fiscal reunió numerosas pruebas que a partir de hoy serán llevadas ante los magistrados que juzgarán a Toledo.