La información ganó los medios el viernes pasado, asociada a la sorpresiva muerte de un reconocido empresario, dueño de la cadena de gimnasios más importantes de la ciudad. Víctima de una "bacteria asesina" (sic) había sufrido un notable deterioro de sus funciones vitales en un muy escaso lapso, y al verse afectado el corazón, el curso de la enfermedad fue irreversible. Ante la alarma que despertó la noticia, Rosario/12 consultó al doctor Adalberto Borgatello, jefe de cirugía plástica del Hospital Centenario, nosocomio en el que -según su registro personal- se atendieron a lo largo de varios años once o doce casos de esa enfermedad, que se conoce como "gangrena sinérgica bacteriana de Meleney".

"La alerta surge cuando una herida que puede considerarse inocente -una cortadura, un raspón-, duele mucho, en forma desproporcionada", indicó Borgatello respecto al síntoma que debe tenerse en cuenta y que debe llevar de inmediato a la consulta médica. Esta instancia es fundamental porque una vez que la enfermedad está declarada, se ingresa en una carrera contra el tiempo para evitar su propagación a todo el organismo. "Las bacterias actúan en forma sinérgica y el paciente sufre un deterioro inmediato de sus condiciones, al punto que en muchos casos no da posibilidad de actuar o de aplicar un tratamiento", indicó el profesional. Incluso recuerda el caso de una paciente que llegó con la gangrena declarada al hospital y su cuadro no dio tiempo siquiera de ingresarla a cirugía.

Además, sorprende la "inocencia" de las heridas que pueden dar origen a la "gangrena cinérgica": un corte con un cuchillo haciendo un asado o con hilo de envolver regalos; un raspón en la cara; un quiste cebáceo son la puerta de entrada para las bacterias.

Si bien muchas veces -por la rapidez con que se precipita el desenlace del cuadro- resulta imposible efectuar los estudios necesarios, Borgatello señala que un paciente inmunodeprimido (con defensas bajas) puede ser el más susceptible de sufrir la "gangrena sinérgica". Así el profesional recuerda víctimas que reunían esa características por haber sido madres multíparas, pacientes oncológicos o anémicos.

El tratamiento se basa en la oxigenación de la zona afectada, ya que las bacterias son anaeróbicas. "Es un cuadro que nunca se da en personas que sufrieron un accidente, donde las heridas están expuestas al aire y por tanto las bacterias no pueden propagarse", precisó Borgatello.