El Frente Progresista volvió a cerrar su campaña en la explanada del Centro Cultural Fontanarrosa de Rosario, con la arenga de sus dirigentes a sostener la militancia después de las Paso, "a convencer hasta los que no quieren votar este proyecto que seguirá transformando la provincia", en palabras de Antonio Bonfatti, ayer sin el traje de gobernador sino como candidato a primer diputado provincial. La mira de los discursos de Mónica Fein, de Horacio Ghirardi, de Miguel Angel Cappiello y de Miguel Lifschitz le apuntó a los más cercanos competidores que vaticinan las encuestas para una elección general, los candidatos de Unión Pro. "Ese modelo paquete que proponen desde Buenos Aires", despreció el candidato a gobernador socialista.

Luego de recorrer ayer las mesas de campaña distribuidas por toda la ciudad, los candidatos convergieron en la Plaza Montenegro. "Nunca antes tuvimos tantos opositores: del peronismo, en el radicalismo, el Pro, en los medios de comunicación, y hasta alguno también en el socialismo", enumeró Lifschitz y despertó silbidos en la militancia al aludir tácito a Miguel Zamarini, alineado en el sector de Rubén Giustiniani. "Por eso nunca tan unidos como ahora. ¿Proponen más populismo, más reutemismo, más menemismo, más kirchnerismo? El tren del futuro es el Frente Progresista y los demás quedaron en el andén", enfatizó delante de los oradores que lo precedieron, más los diputados nacionales Hermes Binner y Juan Carlos Zabalza.

"Decían que no nos conocen en el norte. Van a ver el domingo cómo nos conocen. Haremos una gran elección. No nos sacarán a los codazos de la cancha, nuestro proyecto no es de improvisados para una elección, somos el mejor equipo", exclamó Lifschitz y desató un coro tribunero en la juventud que agitaba banderas socialistas y globos impresos con los candidatos de la lista Adelante. Se apoyó en el electorado de Rosario -"el corazón progresista de Argentina hace 25 años", dijo- para predecir que "hemos salido adelante tantas veces en elecciones difíciles". Y exhortó a "recorrer casa por casa, que todavía quedan votos por conseguir".

Bonfatti también encomendó a los militantes no bajar los brazos. Habló breve y calmo para alentar "a seguir transformando Santa Fe más que con acueductos y acciones del Plan Abre, con un cambio cultural que estamos construyendo".

A su turno, Miguel Cappiello honró a sus referentes en el PS, a quienes llamó gladiadores, elogió a Fein y a Binner por la construcción del sistema de salud pública, la mayor carta del socialismo, recordó las críticas proferidas sobre el nuevo hospital Clemente Alvarez y las confrontó con el presente, y cerró parafraseando a Roberto Fontanarrosa en el Congreso de la Lengua de 2004: "Mierda que nos van a ganar".

Ghirardi reparó en la militancia universitaria allí presente y la felicitó por la recuperación exhibida en la reciente elección de centros de estudiantes. Tras ello, marcó diferencias con la oposición: "Hicimos campaña con propuestas, contra críticas y propuestas delirantes", dijo. Y llamó a no engañarse por "partidos políticos de diseño, hechos para los intereses de las grandes corporaciones: ciertos productos agradables a la vista dan dolor de cabeza", advirtió.

Fein, que ayer demostró contar con hinchada propia en el concierto de dirigentes frentistas, también cargó contra la estrategia del Pro. "La gente sabe de nuestra coherencia y trabajo, de nuestra honestidad y por eso nos da su confianza. En los barrios bien lo saben. No hay que improvisar para gobernar Rosario ni esperar que vengan porteños a enseñarnos cómo hacer. No estamos por los cargos sino por el proyecto, para cambiarle la vida a la gente. Tenemos equipo, coherencia, honestidad y capacidad de trabajo", exclamó.