Ellos abandonaron raudamente el Frente Progresista y confiaron ciegamente en el PRO, al que identificaron como el partido que les garantizaría la continuidad en sus pueblos. Traían sobre sus espaldas gestiones gastadas y oposiciones fuertes dispuestas a cortar con la hegemonía de los gobernantes. Mónica Tomei, en Funes, y gran parte del gabinete que conducía Capitán Bermúdez, apostaron al macrismo en la región y sufrieron grandes frustraciones. La intendenta perdió la interna ante un concejal y los bermudenses, sin rival en las Primarias, arañaron los 1600 votos, cuando el Frente Justicialista Para la Victoria se alzó con 7700 sufragios.

A Tomei la votaron uno de cada dos funenses en 2011 y se convirtió en intendenta casi triplicando al segundo. Pero rápidamente inició una zaga de desaciertos y poco a poco fue perdiendo la montaña de sufragios. Cayó en la legislativa de 2013 y acusó a principios de este año "falta de mimos" dentro de la coalición gobernante para compartir afiches de campaña con Miguel Del Sel y Mauricio Macri. Se jugó un pleno al amarillo y fue derrotada por el concejal y referente del PRO Diego León Barreto por 169 votos. Algunos analistas locales aventuran que el edil recibió una gran cantidad que tenían solo el afán de dilapidar las chances reeleccionarias de la intendenta.

Por primera vez desde 1983, año de la recuperación democrática, un "intendente" de la vecina ciudad no logró su reelección. Los peronistas José María Marracino y Juan Miguez y el radical Juvenal Rímini no tuvieron inconvenientes para revalidar sus gestiones por cuatro años más. Tomei falló. En un leve ensayo de autocrítica, y a través de un comunicado de prensa, la intendenta pidió "disculpas a todos por los errores cometidos". Tras la caída, la jefa comunal afirmó: "Mi intención y la del equipo que me acompaña fue, es y será brindarle lo mejor a nuestra ciudad". A la vez, Tomei se comprometió a "redoblar los esfuerzos para dejarle a la próxima gestión una ciudad con obras en marcha, con una administración presente, funcionando, ordenada administrativa y financieramente".

Capitán Bermúdez, por su parte, experimentó un sacudón institucional a mediados de enero cuando medio gabinete decidió abandonar la gestión local que defendía un partido distrital en alianza con el Frente Progresista. Al igual que Tomei, en la salida se habló de falta de apoyo y compromiso en la cúpula provincial del Frente. El ex jefe de gabinete Andrés Danelón dijo por entonces que pagaron "muchos costos políticos". Pero el conteo del domingo, ya bajo el paraguas del PRO, no fue satisfactorio. Leandro Almirón, candidato a intendente, llegó solo a los 1598 sufragios en una categoría donde Carlos Cinalli obtuvo 7700 y todo el Frente Progresista consiguió 5383 votos. En concejales mantienen una esperanza, ya que Jesús Velázquez llegó a los 2170 votos, aunque también quedó por debajo del FPV y el FPCyS.

En diálogo con Rosario/12, Danelón, jefe político del sector, leyó una "polarización" entre el PJ y el Frente que relegó al PRO. "Hay que ser realistas, los números son bastante duros", se lamentó, aunque confío de cara al 14 de junio en una campaña "de menor a mayor". Para nada nos bajamos de la pelea por la intendencia, solo cambia un poco la estrategia a seguir, fue un poco inesperado que se polarice en la interna y no la general", analizó el ex funcionario bermudense, quien dijo que, a nivel concejales, al macrismo le fue "bastante bien" y se coló "en el pelotón de los tres más votados". A pesar del magro resultado, remarcó que el pase al PRO "no fue por especulación política", sino que obedeció a "una decisión de vida y de principios. No estamos arrepentidos para nada. Uno más uno nunca es dos en política", cerró.