CIUDAD › LOS ROSTROS DE LOS FUNCIONARIOS EN EL PALCO REFLEJABAN LAS NOVEDADES POLíTICAS.
Desde Perotti que fue varias veces ovacionado, a Rossi que obserbaba desde su asiento al lado de Randazzo y la presentación de la fórmula con Scioli y Zannini. Aníbal Fernández y Wado de Pedro tuvieron su lugar de privilegio en la mesa de la presidenta.
Ninguno de los funcionarios de primera línea nacional quiso perderse la oportunidad de acompañar a Cristina Fernández de Kirchner en su visita a Rosario. A media mañana, en el avión Tango 04, arribó una tanda de integrantes, liderada por el vicepresidente Amado Boudou, el canciller Héctor Timerman y el Ministro del Interior y Transporte Florencio Randazzo, quien reapareció públicamente luego de no aceptar la propuesta que le hizo Cristina de ser el único candidato a gobernador del Frente Para la Victoria (FPV) en la provincia de Buenos Aires. Un tibio "Florenciooo, Florenciooo" sonó como apoyo para el funcionario. Sin embargo, en su rostro, las muecas vencieron a las sonrisas. Minutos antes de que llegue la presidenta, arribaron la ministra de Industria Débora Giorgi, el de Educación Alberto Sileoni, el de Defensa Agustín Rossi, el de Justicia y Derechos Humanos Julio Alak, el jefe del Ejército César Milani y la gobernadora de Santiago del Estero Claudia Ledesma Abdala.
Pero los que se llevaron el premio mayor fueron los integrantes de la fórmula presidencial del FPV, Daniel Scioli y Carlos Zannini, quienes arribaron a Rosario junto a la presidenta. Si bien se sentaron en el improvisado palco de funcionarios se llevaron todos los abrazos y felicitaciones. Junto a ellos aterrizaron el secretario de Seguridad Sergio Berni y el Secretario General de la Presidencia Eduardo Wado de Pedro, quien se ubicó junto a la presidenta, Mónica Fein y Antonio Bonfatti. Otro que fue condecorado fue el jefe de Gabinete Anibal Fernández, quie se sentó a la izquierda de Cristina, en un gesto de fuerte contenido político en virtud de que es uno de los contendientes de la interna a gobernador del FPV en Buenos Aires. El otro integrante de la PASO kirchnerista, el presidente de la Cámara de Diputados Julián Domínguez, perdió unos puestos en la consideración al ser relegado al segundo palco.
Los legisladores nacionales, tanto los del FPV como los del Frente Progresista, fueron ubicados en la tercera fila de sillas, salvo Omar Perotti, quien se sentó en la fila de funcionarios nacionales de segunda línea. El ex candidato a gobernador peronista vivió una jornada, pese al resultado esquivo del domingo pasado, de victoria. Recibió el vitoreo de las agrupaciones varias veces, debió detenerse a cada paso para sacarse fotos, selfies y firmar autógrafos. Realmente, se movió como un ganador. La Cámpora, Nuevo Encuentro y el Movimiento Evita ganaron desde temprano las vallas dispuestas frente al escenario. Con banderas, estandares y remeras, acaparon la pulseada entre las agrupaciones más fervorosas del kirchnerismo. Vivaron la presencia de Cristina y chiflaron sin parar a Fein y Bonfatti, a quien intentaron tapar con un efusivo "Perottiiii, Perottiiii".
De hecho, el candidato a gobernador del Frente Justicialista para la Victoria, había renocido por la mañana y a través de un comunicado del Partido Justicialista de Santa Fe, su derrota en las urnas provinciales. Este fue un gesto que el socialismo reconoció incluso públicamente. Obviamente, muchos ligaron esta manifestación pública de Perotti con la necesidad de dar por terminado el proceso eleccionario provincial y poder despejar tranquilo el comienzo de la batalla nacional en la que se ha embarcado: La pelea por una de las tres bancas de senadores que le corresponden a la provincia de Santa Fe: Dos para la mayoría y una por la minoría.
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