CIUDAD › LA PRESIDENTA REVINDICó A BELGRANO Y LA POLíTICA Y CRITICó A "LAS BASES MEDIáTICAS".
En su discurso al pie del Monumento, Cristina Fernández de Kirchner dijo que los partidos de raigambre popular "tenemos que unirnos para incluir a los que faltan". Bonfatti habló de las conflictivas elecciones en Santa Fe y Fein aludió a Rosario y la patria.
› Por Pablo Fornero
Una semana después de las elecciones provinciales, Cristina Fernández de Kirchner le envió un contundente mensaje político al socialismo. En su último acto oficial del Día de la Bandera, la presidenta le clavó la mirada al gobernador Antonio Bonfatti y la intendenta Mónica Fein y los invitó a superar "matices" y "prejuicios" porque llegó la "hora" de que se debatan proyectos de país para "incluir a los que faltan incluir y profundizar el desarrollo". El mandatario santafesino, en tanto, retomó la discusión por el conteo de votos que paraliza a la bota, pero manifestó que el resultado "arroja legítimos ganadores y perdedores" y, en ese sentido, llamó a las partidos políticos a "evitar" que las elecciones "se transformen en el espacio para el enfrentamiento político sin retorno". Finalmente, Fein reafirmó su "compromiso con la política" para "construir una sociedad mejor".
La llegada de Cristina estaba cargada de condimento. Por un lado, por el intento desesperado del PRO por detener en la provincia un conteo de votos que probablemente le provocará una derrota a manos del Frente Progresista Cívico y Social. Por el otro, porque mientras pronunciaba su discurso continuaban las negociaciones por definir las listas legislativas nacionales. Y como si fuera poco, la de ayer fue la última oportunidad, la quinta, que la presidenta encabezó el acto insignia de la ciudad. Por todo ello, su visita ofrecía varias lecturas. Y el aterrizaje de CFK no pasó desapercibido. Minutos antes de las 14, una hora después de lo pautado, el helicóptero de Presidencia se posó sobre el predio que posee Prefectura en la zona costera. La acompañaban el gobernador de la provincia de Buenos Aires y único candidato del Frente Para la Victoria a sucederla, Daniel Scioli, y el compañero de fórmula del ex motonauta, Carlos Zannini, actual Secretario Legal y Técnico. Abrazó al binomio y el trío se tomó la primera foto oficial antes de subir al escenario del acto.
"Le escupimos el asado al PRO". Esa frase de Bonfatti, pronunciada unos días atrás, es clave para entender la lógica discursiva de Fernández a orillas del río Paraná. El gobernador sepultó al macrismo porque una derrota en la provincia probablemente trunque el "proyecto de Nación" amarillo. En sus acusaciones, el mandatario castigó también a los medios de comunicación anclados en Buenos Aires que, a su entender, operaron políticamente a favor de Miguel Del Sel, otrora candidato a gobernador del PRO. En ese marco, la presidenta tomó los dichos de Bonfatti, pero le recordó que dichas conductas no son nuevas. "Hay bases mediáticas en el continente dispuestas a bombardear todos los días los proyectos populares", bramó Cristina, para luego admitir que el peronismo venció "las cosas que pasaron". Por ese motivo, les pidió a los partidos de "raigambre popular", en una claro gesto al socialismo, actuar con "grandeza" y superar "prejuicios frente a los grandes temas de la patria, sin abandonar la identidad y la legitimidad del derecho a disputar". Bonfatti y Fein asentían, efusivos, con aplausos.
El mayor elector de la provincia el domingo pasado también despertó pasiones políticas desde el escenario. "Las elecciones no son una guerra, sino todo lo contrario", manifestó el diputado electo, quien declaró a la presidenta huésped de honor y le regaló una réplica en cerámica de la Casa de Gobierno. Bajo un sórdido replique de silbidos, destacó que la contienda dejó "legítimos ganadores y perdedores". El jefe de la Casa Gris llamó a todos los dirigentes políticos a "enaltecer la política, honrarla, respetarla y no denostarla, como algunos pretenden", y añadió: "Nos ha costado mucho y demasiado a los argentinos imponer pacíficamente la democracia y sus instituciones para permitir que se las cuestione; demasiados dolores, demasiado tiempo".
Fein, por su parte, leyó un dicurso más frío. Nerviosa, la intendenta trastabilló un par de veces en el habla y sufrió al igual que el gobernador al coro de insultos y agravios de las agrupaciones que se instalaron en las primeras filas. No alcanzaron los pedidos de la presidenta para detener las agresiones. Fein reconoció a Cristina como visitante ilustre de la ciudad y afirmó que se compromete "para expulsar a la violencia, el dolor y la injusticia".
En otro tramo de su alocución, Fernández de Kirchner defendió que lideró "el mayor proceso de crecimiento económico con inclusión social desde que se tenga memoria". La mandataria admitió "defectos, desaciertos y errores" a lo largo de los últimos doce años de gobierno, pero les avisó "a quienes aspiran a conducir" los destinos del país que "la historia no se escribe en la crónica de un noticiero ni en la página de un diario" sino que se escribe "en el seno del pueblo, en cada barrio, en cada lugar de la patria donde haya un pobre, un necesitado". En ese momento recordó la figura del creador de la bandera Manuel Belgrano, a quién definió como "un combatiente de la patria".
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