La Universidad Nacional de Rosario (UNR) difundió ayer un peritaje técnico que convalida el edificio de Corrientes 747 como un lugar apto para que se dicten clases de la Facultad de Humanidades y Artes, al menos desde el quinto piso hacia abajo. Es el ala nueva de la facultad en el que la semana pasada una estudiante sufrió graves heridas cuando un vidrio cayó desde el 6º piso --que se encuentra en obras-- hasta planta baja. Estudiantes y docentes tomaron distancia de ese informe. El Consejo Directivo sesionará hoy en busca de una posición a adoptar, de cara a la intención del Decanato de reanudar el cursado en esas aulas nuevas pero marcadas por contratiempos que ya avisaron de su gravedad.

"Lo que han salido a comunicar desde la UNR es sólo uno de tres informes que habíamos acordado con el decano que se iban a hacer: es el que realizó el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y que indica que podría habilitarse parcialmente y hay cosas que no han sido tenidas en cuenta aún", señaló Lucas Biagetti, consejero estudiantil por la agrupación El Grito.

Otro informe que desde la posición del alumnado no valoran demasiado es el que presentó la Secretaría de Política Estudiantil de la UNR. La asamblea de estudiantes ha pedido en este conflicto dos renuncias: además de la dimisión del decano José Goity, exigieron la del titular de esa área, Juan José Perseo. Por esta razón es que relativizan las conclusiones positivas de ese informe.

La tercera evaluación sobre el edificio es la que los alumnos y docentes aguardan con mayor expectativa: es la de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo de la Nación, que aún no ha sido revelada.

Mientras tanto, para las autoridades universitarias, el edificio "se encuentra en condiciones para dictar clases". Se basan sobre el peritaje realizado por la subcomisión de Higiene y Seguridad del CIN y el Servicio de Seguridad e Higiene de la UNR, firmado por los arquitectos Andrés Fiandrino y Rubén Benedetti, consignó esa casa de altos estudios en un comunicado.

"El edificio cumple con la normativa y es apto para el funcionamiento, desde el punto de vista de la higiene y seguridad, como asimismo desde el punto de vista de la habitabilidad, desde la planta baja hasta el quinto piso", expresa el informe.

A la caída del vidrio sobre la estudiante rionegrina Julieta Heredia, el 30 de setiembre, le habían precedido el desborde de aguas servidas de baños hasta planta baja, y el funcionamiento defectuoso de los ascensores, según narraron quienes acudieron a clases a esas aulas desde su inaguración el 5 de agosto pasado. "El edificio está en obra, y por lo tanto no está en condiciones de usarse", exclamaron los estudiantes aquella tarde en la primera jornada de protesta con la que ganaron la calle frente a la puerta de Entre Ríos al 700.

El informe del CIN indica que "al momento de la visita (de sus peritos) no se observan en el lugar situaciones que impliquen riesgos edilicios que afecten a los usuarios del edificio Anexo de la Facultad de Humanidades y Artes".

El consejero Biagetti relativizó esas conclusiones por cuanto "la Secretaría de Política Edilicia se evalúa a sí misma, y el CIN es un organismo que hasta hace dos meses presidía el ex rector Darío Maiorana". El dirigente universitario reveló que desde que cayó aquel vidrio, hubo trabajo de operarios las 24 horas, y que los matafuegos recién fueron instalados el lunes pasado. "Recién entonces hicieron la inspección. Nosotros queremos volver a cursar, pero con garantías de seguridad, por eso decimos que hasta tanto no estén dadas esas condiciones, debemos cursar en otras dependencias de la UNR", planteó.

El peritaje será puesto a consideración del Consejo Directivo en la sesión que arrancará esta mañana. En ese cuerpo de cogobierno, el oficialismo de Franja Morada tiene mayoría.

Por otra parte, desde la UNR remarcaron que el decano Goity "seguirá reclamando la determinación de responsabilidades y las acciones legales que correspondan sobre lo sucedido el pasado 30 de septiembre". Aquel día, la principal autoridad de Humanidades y Artes atribuyó la caída del vidrio sobre la víctima a "una negligencia de un operario" de la empresa contratada para la obra.